LETRA S
Mayo 8 de 2003

Editorial

Los representantes del fanatismo religioso (obispos y organizaciones de ultraderecha), han amenazado a partidos y candidatos con llamar a no votar por ellos si en sus campañas abordan los temas del aborto, la eutanasia, las uniones del mismo sexo, el condón, el genoma humano y otros temas que les repelen. La derecha fanática siempre ha usado el recurso de la intimidación para imponer sus postulados o evitar se ventilen asuntos que le desagradan. En el caso de la presente contienda electoral, le apuestan al pánico tradicional de los partidos a perder votación si tocan alguno de esos temas.

En su cálculo, no toman en cuenta los cambios de la situación social y política del país en los últimos años. La mexicana es ahora una sociedad más abierta al diálogo y al debate; la diversidad étnica, cultural, política, religiosa y sexual gozan hoy de mayor reconocimiento; y los espacios de expresión, análisis y discusión pública se han multiplicado por todos lados, en particular en los medios de comunicación. Por su parte, la ciudadanía ha dado varios ejemplos de rechazo a la cerrazón dogmática, porque sabe distinguir muy bien sus creencias religiosas, muy personales, de los asuntos de interés público. La oposición ciudadana a la propuesta panista de eliminar al embarazo producto de una violación como causal de aborto legal es un destacado ejemplo de lo anterior. La derecha fanática se opone a que se discuta públicamente sobre los temas mencionados porque sabe que a nivel de la opinión pública la tiene perdida.

Las campañas electorales son por definición foros de discusión política; espacios de confrontación donde se exponen, bajo reglas democráticas, las diferentes posiciones. En ese contexto, pretender proscribir ciertos temas del debate electoral resulta un disparate digno de quienes lo enarbolan.