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México D.F. Viernes 9 de mayo de 2003
Leonardo García Tsao
Orgullo mutante
Por regla general, las películas taquilleras no
suelen gozar del favor de los críticos. X-Men 2 es uno de
esos casos excepcionales. Además de recibir críticas favorables,
ha superado el handicap de ser una segunda parte -una categoría
de entrada desfavorable en el terreno de los prejuicios- para ser considerada,
por consenso, superior a su antecesora.
Nuevamente dirigida por Bryan Singer, la continuación
en las aventuras de los superhéroes mutantes encuentra una forma
más dinámica para poner en juego sus diversas y extrañas
aptitudes. X-Men 2 arranca con un atentado en la Casa Blanca, nada
menos: un ente oscuro -que luego conoceremos como Nightcrawler (Alan Cumming)-
logra traspasar las paredes y convertirse en humo para evadir a los guaruras
presidenciales; su acción tiene por objetivo protestar contra
la represión gubernamental que amenaza a los miembros de su especie.
Según se revela, el villano en esta ocasión es el científico
militar William Stryker (Brian Cox), a quien el presidente ha encomendado
una ambiciosa operación con el fin de eliminar a todos los mutantes
de la Tierra.
Eso llevará a una temporal alianza entre Magneto
(Ian McKellen) -quien logra escapar de su prisión con la ayuda de
la curvilínea Mystique (Rebecca Romijn-Stamos)- y los mutantes buenos
cuyo líder, el profesor Xavier (Patrick Stewart), ha caído
en manos de Stryker para aprovechar su poder mental con fines destructivos.
La misión de Wolverine (Hugh Jackman), Jean Grey (Famke Janssen),
Storm (Halle Berry) y el mismo Nightcrawler, entre otros, será rescatar
a Xavier y salvar su especie.
No
obstante las múltiples subtramas, Singer no se pierde en ellas sino
que mantiene firme su línea dramática central -mutantes contra
el resto del mundo-, apoyado por la interacción de personalidades
conflictivas. El interés de la historia depende igualmente de la
presencia rebelde de Wolverine y su amor platónico por Jean, quien
a su vez decide serle fiel a su pareja Cyclops (James Marsden), mientras
sufre una alteración en sus poderes. Al mismo tiempo, el romance
entre Rogue (Anna Paquin) y Iceman (Shawn Ashmore) también está
obligado al estado platónico por la fuerza debilitante de la primera.
Y hay un joven debutante, el resentido Pyro (Aaron Stanford), cuya capacidad
para provocar ataques flamígeros tiende a descontrolarse.
El gran acierto de Stan Lee, el creador de los personajes
en los Marvel Comics -a quien, por cierto, no se le da crédito de
autoría- fue el imaginar a superhéroes neuróticos,
acomplejados por sentirse diferentes. Eso, claro, ha conectado directamente
con las inseguridades de la adolescencia, su principal grupo lector (muy
ilustrativa en la película es la escena en que Iceman decide salir
del clóset, por decirlo así, y confesarle a su familia su
condición de mutante). Sin embargo, dado el contexto actual, X-Men
2 propone una idea más transgresora: el rechazo a fuerzas gubernamentales
dispuestas a reprimir cualquier manifestación contraria al estatu
quo. Esas imágenes de soldados con armas sofisticadas atacando
en gran número al desprotegido Xavier, no dejan de evocar la campaña
que ha lanzado el actual gobierno estadunidense en contra de cualquier
grupo que piense de manera diferente.
Si bien sus espectaculares acciones son dignas de cómic,
hay algo en el tono de la película que le confiere una gravedad
interesante. El solvente reparto ayuda mucho en ese sentido (Janssen, por
ejemplo, interpreta a la atribulada Jean Grey con una intensidad que se
vuelve emotiva en su final acto de sacrificio). El mérito de Singer
es, otra vez, el haber encontrado el tono preciso para contar su historia:
no es ni la ironía burlona de sentirse superior al material, ni
el enfoque pomposo de una mitología reverenciada como si fuera la
Biblia. Realizada con inventiva visual, humor y una agradecible excentricidad,
X-Men 2 prueba que una exitosa superproducción hollywoodense
no necesariamente es un entretenimiento para lelos.
X-MEN 2
(X2)
D: Bryan Singer/ G: Michael Dougherty, Dan Harris, basado
en un argumento de Bryan Singer, David Hayter y Zak Penn/ F. en C: Newton
Thomas Sigel/ M y Ed: John Ottman/ I: Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian
McKellen, Halle Berry, Famke Janssen, Anna Paquin/ P: Donners Co. - Bad
Hat Harry Production. EU, 2003.
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