México D.F. Viernes 9 de mayo de 2003
Gilberto López y Rivas
Frente internacional antifascista
La convocatoria reciente de un grupo representativo de la intelectualidad cubana y de la Secretaría América de la Federación Sindical Mundial para conformar un frente internacional contra el neofascismo que se expresa en el actual gobierno de Estados Unidos y sus aliados incondicionales merece el apoyo total de los intelectuales y las organizaciones sociales y sindicales de todo el orbe y, en particular, de América Latina.
Es correcto utilizar la caracterización de fascismo para definir el fenómeno que se procesa a partir de las agresiones a Afganistán e Irak, porque la humanidad sorprendida no ha sido capaz de generar todavía un término más adecuado para caracterizarlo. La ideología y la práctica política supremacista bushiana guardan grandes similitudes con el fascismo, aunque la coyuntura histórica de principios del siglo XXI es muy distinta a la del siglo XX.
El terrorismo del capital financiero fascista se desarrolló en un espacio internacional multipolar que guardaba un precario equilibrio y chocó con una amplia alianza de potencias capitalistas y con la enorme fuerza socialista de la época representada en la Unión Soviética. Además, el fenómeno fascista, con su aniquilamiento de las "razas inferiores" y su expansionismo territorial, era un proyecto imperialista de dimensiones limitadas. "El mundo" de mediados del siglo XX no había alcanzado las dimensiones globalizadas del actual.
Derrumbada la URSS y desintegrado el socialismo de Europa oriental se dan las condiciones para el desarrollo de una ofensiva por parte de Estados Unidos por el dominio planetario. Para ello, utiliza el desarrollo y monopolio de los medios y de los avances científicos y tecnológicos que propenden la globalización. La política económica neoliberal estimula la égida estadunidense sobre la humanidad y sus intentos de uniformarla para su beneficio.
Estados Unidos se mostró incapaz de sobrevivir como país imperialista sin enemigos. La hegemonía estadunidense posguerra fría obtuvo una amplia expansión ideológica, hasta el punto de casi borrar del vocabulario científico social y político el concepto de imperialismo. Cerrada la era Clinton, una camarilla impulsada por los halcones y la mafia cubano-estadunidense se encaramó en el poder, y potenció y aplicó las utopías regresivas que los Huntington y los Fukuyama pergeñaron tiempo atrás. El enemigo debía ser creado, y el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York dio forma a la figura difusa del "terrorista", es decir, todo aquel que no comparta los valores de vida estadunidenses, que defienda las soberanías nacionales, la autodeterminación de los pueblos, se oponga al expansionismo y a la guerra, esto es, la absoluta mayoría de la humanidad.
La invasión y ocupación de Irak mostraron el inicio de la estrategia de "guerra preventiva". En unos pocos meses, Estados Unidos borró la vigencia del derecho internacional, las instituciones multilaterales creadas en la posguerra y todo formalismo jurídico en la relación entre estados.
Sin contrapesos efectivos, salvo oposiciones coyunturales de los gobiernos de Alemania, Francia, Rusia y China, detener esta amenaza queda en manos de los pueblos que han comprendido que el proyecto estadunidense de constituirse en "el poder supremo del mundo" pasa por el aniquilamiento de las fronteras nacionales, la eliminación de las identidades específicas y, aún más, la destrucción de todos aquellos sectores de la especie humana que no puedan ser asimilados económica, política o ideológicamente. Este proyecto excluyente y genocida debe vencer todavía algunos obstáculos. No tiene enemigos militares, pero tiene poderosos enemigos morales en los hombres y las mujeres de todas las latitudes, incluyendo sectores representativos del propio Estados Unidos, que experimentan una creciente y profunda concientización, paradójicamente también producto de la globalización.
El gobierno de Bush, que debe el poder al fraude electoral organizado en Florida por la mafia cubano-estadunidense tiene deudas muy concretas que pagar. Pocos pueden dudar que Estados Unidos se apresta a agredir a Cuba en corto tiempo. ƑCómo lo hará? Buscará generar provocaciones con ínfima oposición interna, o simplemente lo decretará, como ya lo ha hecho, un país "aberrante", terrorista y "un peligro para su seguridad". Las medidas radicales adoptadas recientemente en la isla parten de esta convicción y por ello no tienen cabida debates que pierden de vista este contexto. Resultan en exhibicionismos o antiguos ajustes de cuentas.
Los latinoamericanos tenemos la obligación de rodear a Cuba de la más amplia solidaridad, mayor a la que ha existido hasta este momento, acompañada con la decisión de convertir cada uno de nuestros países en campos de batalla por la dignidad latinoamericana, por el derecho a la autodeterminación del pueblo cubano, por la formación del Frente Internacional Antifascista.
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