Desfile de carretas y música prehispánica por los 130 años del histórico recinto

Festival para que los sanmiguelenses regresen al teatro Angela Peralta

La falta de público, propiciada por el descuido de gobiernos anteriores: Miguel Balderas

ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA

San Miguel de Allende, Gto., 2 de mayo. Una ciudad sin un teatro es una ciudad muerta, sentencia Félix Luna, artesano de la cartonería y conocedor de la historia de San Miguel de Allende y, especialmente, del teatro Angela Peralta, que celebra su 130 aniversario con una serie de actos que se prolongarán hasta el 20 de mayo. El objetivo es lograr que la gente de esta ciudad guanajuatense regrese a ese recinto y rescatar el resplandor que tuvo décadas atrás.

Ahora, el Angela Peralta, ubicado en pleno centro de esta ciudad, luce ya los desperfectos de la edad. Las butacas rechinan, en el techo se observan parches de pintura blanca, la alfombra está desgastada en algunas partes, mientras que en las galerías y palcos las personas tiene que sentarse en largos taburetes forrados de rojo. No obstante, el teatro no ha perdido sobriedad, pero sí a su público.

''Es pa'los güeritos", dice Cristóbal, niño de cara morena que se pasea por el jardín central, cuya madre desconoce que todos los actos que se realizarán en las próximas dos semanas son gratuitos. Con algo de vergüenza, confiesa que nunca ha entrado al teatro, aunque a diario pasa frente a él.

Con el festival, que se inició este jueves con un pequeño desfile de carretas y caballos y un concierto de música con instrumentos de origen prehispánico, ''buscamos que la gente se acerque. El problema es la apatía de los sanmiguelenses. A veces traemos muy buenos espectáculos y es lamentable ver que sólo entran 10, 15 o 20 personas", explica Miguel Balderas, coordinador técnico del teatro.

La falta de público, señala, es consecuencia ''del descuido, la indiferencia de las administraciones anteriores. Llegó un momento en el que no se le dio la importancia que merece, pese a que es un monumento histórico. Ahora lo que intentamos es atraer a los niños, porque es más fácil que un niño nos traiga a su papá al teatro a que el papá nos traiga a su hijo".

También se busca mostrar a los pobladores que la cultura popular ''es hermosa. Queremos que se acerquen al teatro, enseñárselos, no cerrarles las puertas. Que entren aunque sea sólo al baño, porque a veces sólo nos piden permiso para eso".

Apoyo de la iniciativa privada

Las necesidades del teatro son muchas. Entre ellas, Balderas enlista la antigüedad de los sistemas del foro, ''todavía usamos cuerdas, piolas; el único sistema hidráulico que tenemos es el de la pantalla, pero todo lo demás hacemos manualmente; tenemos que cambiar las cuerdas, porque ya son muy viejas, contar con un acceso más fácil al sótano, pero respetando en todo momento el estilo del teatro", y expresa que existen proyectos para cambiar los taburetes de galerías y palcos, así como un sistema que permita utilizar el foso para traer pequeñas orquestas.

Inclusive con las carencias de recursos financieros, ''tratamos de darle el mantenimiento que se merece y no dejar que se nos junten las cosas. Si se funde un foco, lo cambiamos de inmediato", agrega Balderas, convencido de que el teatro Angela Peralta, ''organizándolo bien, con una buena imagen, buenos espectáculos y obras de teatro, puede generar buenas entradas".

Cuenta la historia que después de que Angela Peralta, El ruiseñor mexicano, inauguró el teatro, éste adquirió gran importancia dentro de la vida cultural de la ciudad, se formaron grupos de teatro que presentaban zarzuelas y operetas, y en ocasiones los indígenas pagaban su entrada con ''gallinas o blanquillos''.

Con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando. El teatro dio albergue al circo, espectáculos de box y cine, y en este último periodo el desgaste fue mayor, pues ''aquello se convirtió en un pulguero", recuerda Félix Luna. Después se pretendió arreglarlo y le hicieron agujeros por todos lados, cuando lo único que necesitaba era que se le cambiara la lámina del techo.

Con los consecuentes arreglos se agrandó el proscenio eliminando el foso y se perdieron butacas. El aforo actual del teatro es de 400 personas, aunque a veces, en actos escolares o de algunas comunidades, llegan a entrar 500 personas. Ni qué decir cuando es utilizado por los políticos para sus mítines.

Ahora las autoridades culturales, con el apoyo de la iniciativa privada -hoteleros y restauranteros-, trata de darle nueva vida al Angela Peralta con este festival, que se realiza sin apoyo económico del gobierno municipal, y en el que muchos de los espectáculos estarán a cargo de los propios sanmiguelenses.