México D.F. Sábado 3 de mayo de 2003
El mártir estadunidense de la mariguana
Andrew Gumbel /The Independent
Existen dos razones por las que el caso de Ed Rosenthal
se ha convertido en una causa célebre para el movimiento de despenalización
de la mariguana. En primer lugar, durante los pasados 30 años él
ha sido el más prominente cultivador de plantas de cannabis
y el pionero en técnicas de cultivo hidropónicas. Sus numerosos
libros, desde Guía de cultivo de mariguana en interiores y exteriores,
de 1974, al recientemente reditado Por qué la mariguana debe
ser legal, se han convertido en bestsellers internacionales.
Además, su columna de consejos "Pregúntale a Ed", disponible
en Internet y en revistas como High Times y Cannabis Culture,
se ha convertido en oráculo de los cultivadores de la yerba y referencia
fundamental de quienes quieren usarla.
La segunda razón tiene que ver con la decisión
del gobierno federal de catear, sin advertencia alguna, tanto su hogar
como su laboratorio hidropónico, ambos en Oakland, California, en
febrero del año pasado. Rosenthal fue acusado de varios delitos
tipificados dentro de la manufactura de un narcótico ilegal, y se
ordenó que fuera a juicio a principios de este año.
Lo que al parecer los federales no supieron apreciar -o
no les importó- es que Rosenthal estaba cultivando esas plantas
para uso exclusivo en tratamientos para enfermos de sida, glaucoma y cáncer,
que necesitan un medio para contrarrestar sus dolores. Esto lo hizo con
la aprobación del gobierno de la ciudad de Oakland, que a su vez
actuó así en el contexto de la ley de uso compasivo
adoptada en el estado de California en 1996, avalando la utilización
de la yerba con fines médicos.
En otras palabras, lo que estaba haciendo es totalmente
legal, al menos bajo las leyes de California, pero es algo que la corte
federal decidió no compartir con el jurado. A los abogados de Rosenthal
no se les permitió mencionar la ley de 1996 o el hecho de que él
estaba actuando como un funcionario formalmente designado de Oakland para
ese fin. Como resultado, el jurado se sintió obligado a declararlo
culpable, aunque varios de ellos se preguntaron durante las deliberaciones
qué tan criminal podía ser. Tan pronto como terminó
el juicio, la verdad sobre las circunstancias de Rosenthal quedó
clara para todos, al grado que cinco de los 12 miembros del jurado se rebelaron
abiertamente y exigieron que se le concediera un nuevo juicio al acusado.
Uno de ellos, Marney Craig, escribió: "La semana
pasada hice algo tan profundamente erróneo que me perseguirá
durante el resto de mi vida. Contribuí a enviar a prisión
a un hombre que no merece estar ahí".
Esto no ha ocurrido aún. El acusado espera ser
sentenciado a principios de junio y la controversia en torno a este caso
está causando considerables fricciones en un sistema legal que aún
podría salvarlo de la prisión. Pero es un hecho que Ed Rosenthal,
quien está en estos momentos en la cúspide de su celebridad
entre los cultivadores de mariguana, se ha convertido en el símbolo
de todo lo que está equivocado y distorsionado en la muy inflada
guerra contra las drogas.
Esencialmente el acusado se ha convertido en un peón
dentro de la cada vez más violenta batalla entre el gobierno federal,
con su virulenta actitud intolerante hacia las drogas en todas sus formas,
y los estados que actúan individualmente, incluido California, intentando
liberalizar sus leyes a partir del referendo popular.
La actitud del gobierno federal se ha vuelto especialmente
intolerante bajo la administración de George W. Bush, que a diferencia
de la anterior, ha empleado tácticas paramilitares para allanar
clubes de usuarios clínicos de mariguana, destruido las plantas
que cultivan enfermos terminales y arrestado a personas como Rosenthal,
que no tenían razón alguna para suponer que estaban actuando
fuera de la ley.
"Los federales están llegando desde lugares totalmente
absurdos", afirmó sin inmutarse Rosenthal en una entrevista. "Mucha
gente está temerosa por lo que está ocurriendo en Estados
Unidos y tienen razón. ¿Qué es esto? ¿El imperio
romano?"
La opinión que el lector pueda tener de Rosenthal
depende un poco de dónde viene uno. Si usted está preocupado
por el incremento en el consumo de la mariguana, probablamente perciba
a este hombre como alguien enormemente irritante. Según un estudio
de la Joseph Rowntree Foundation, cerca de la mitad de la cannabis
que se consume en Gran Bretaña es de cultivo doméstico, y
es muy probable que la creciente moda de cultivar mariguana en el jardín
o dentro de la casa haya sido promovida principalmente por los impecables
consejos de Rosenthal, quien es comparable, en su rubro, al gurú
inglés de la jardinería, Alan Titchmarsh.
Fue Rosenthal el primero en aconsejar a los que cultivan
en interiores no usar focos fluorescentes comunes y optar por luces de
alta intensidad para mejorar la calidad de las plantas. Ayudó a
dos generaciones de cultivadores domésticos a regular los nutrientes
que se requieren para que las plantas crezcan sin necesidad de tierra.
En los tiempos recentes, incursionaba en la clonación de cannabis
de alta calidad. Nada de esto es buena noticia si usted cree que la mariguana
es un problema de salud pública que necesita eliminarse mediante
un efectivo reforzamiento de la ley.
Si por el otro lado, usted coincide con muchos a ambos
lados del Atlántico y cree que la represión legal de la mariguana
causa más males sociales que el uso de la droga en sí, entonces
Ed Rosenthal empieza a verse como gurú de muchos méritos.
En su calidad del cultivador oficial de mariguana de la ciudad de Oakland,
proporcionaba a los clubes para el uso médico de la hierba "plantas
para principiantes", arbustos jóvenes para que enfermos y deshauciados
pudieran comenzar a cultivar un producto de alta calidad. Nadie hubiera
logrado hacer que la mariguana pareciera tan respetable, y él cree
que por esa razón la administración Bush decidió perseguirlo.
"Yo iba a ser un trofeo, me iban a convertir en el gran ejemplo", afirmó
Rosenthal. "Creo que han convertido en prioridad especial el frenar el
uso médico de la mariguana. Como soy la persona más conocida
del movimiento que lo defiende, mi aprehensión tiene mayor impacto
cultural."
De hecho, los agentes federales han perseguido a muchas
más personas. En septiembre pasado, miembros de la agencia estadunidense
contra las drogas (DEA, por sus siglas en inglés) hicieron una redada
en el club de mariguana de Santa Cruz, lo que causó la furia de
las autoridades locales, que han demandado judicialmente a la agencia y
exigido no sólo el pago de daños y perjuicios, sino también
una orden que prohíba a la DEA interferir en asuntos que competen
al estado de California.
En febrero de este año, agentes federales allanaron
100 hogares en todo el país buscando pipas para fumar mariguana
y materiales para fabricarlas. Arrestaron a más de 50 personas,
a pesar de que no se encontraron drogas, y que en California y otros estados
las leyes especifican que no es delito estar en posesión de pipas.
Rosenthal tiene razón al señalar que su
arresto fue de lo más espectacular. El trato que ha recibido fue
criticado no sólo por grupos pro reforma de las leyes antinarcóticos,
sino también por el New York Times y otros periódicos.
El juez a cargo del caso, Charles Breyer, de la corte distrital de San
Francisco, inclusive se vio obligado a admitir que las pruebas que presentó
la fiscalía para justificar el juicio a Rosenthal podrían
ser rechazadas si se recurre la sentencia.
Cuando Rosenthal escuchó que golpeaban su puerta
la madrugada del 12 de febrero del año pasado, pensó que
alguno de sus vecinos tenía problemas. "En cambio, me vi saludado
por las fuerzas armadas de Estados Unidos que me encañonaron y cortaron
cartucho. Esperaban encontrar oro y enormes cuentas bancarias. En vez de
eso, hallaron a una familia de clase media". Rosenthal, de 59 años,
tiene esposa y dos hijos adolescentes. Lo esposaron y le mostraron una
orden de cateo, al parecer, basada en acusaciones falsas, entre las que
figuraba que los agentes federales sospecharon que había mariguana
en su casa por el olor. Las pequeñas plantas que él produce,
explicó el acusado en documentos que la corte rechazó como
evidencia, no tienen olor, son las flores de una planta madura las que
huelen.
Además de negarle tiempo para preparar su defensa,
el juez Breyer dijo al jurado que no había duda de que Rosenthal
era culpable. Sí él había cultivado las plantas -y
quedaba claro que así había sido- tenían la obligación
de inculparlo, inclusive si por este crimen podía recibir una condena
de hasta 40 años tras las rejas. Los cinco miembros rebeldes del
jurado piensan que hubo manejo doloso de dicha información, pues
la opción de nulificación, referente a la posibilidad de
que un jurado declare inocente a un acusado si cree que la postura del
gobierno es injusta, consta en la Sexta Enmienda constitucional, que califica
a un jurado para actuar como "la conciencia de una comunidad".
Lo que demuestra el caso Rosenthal es que la guerra gubernamental
contra las drogas, al igual que la guerra contra el terrorismo, está
siendo usada para pasar por encima de cualquier previsión existente
en el sistema de justicia criminal, incluido el derecho del acusado de
presentar su versión ante la corte. Esto puede interpretarse también
como advertencia hacia cualquier país que quiera seguir el ejemplo
de Estados Unidos adoptando medidas duras contra una droga suave. Como
escribe Rosenthal en su más reciente libro: "Ninguna ley debe ser
más dañina que la conducta que intenta regular".
Hay indicios de que la administración Bush ha rebasado
seriamente sus facultades. Varias ciudades californianas han aprobado resoluciones
en las que urgen a su policía a no cooperar en redadas de la DEA
y la FBI en instalaciones para el uso médico de la mariguana. Es
probable que todo esto termine en la Suprema Corte de Washington. Hasta
entonces, Ed Rosenthal y sus seguidores continuarán la lucha. "Estas
leyes van a venirse abajo y mi caso será parte del proceso", promete
Rosenthal.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
Hoy, segunda marcha informativa desde las 15
horas en la Alameda Central
Buscan ONG abrir el debate sobre la despenalización
de la mariguana
Destacan los organizadores ventajas industriales y terapéuticas
de la planta
MARIA RIVERA
La lucha contra las drogas es una guerra que ni tiende
ni está destinada al éxito, dice el escritor William Burroughs
en su libro Drogas, la prohibición inútil, pero, reconoce
más adelante, pleno de ironía, "en política el que
algo no esté funcionando es la mejor razón para seguir haciéndolo".
Sin embargo, hay quienes rechazan abiertamente el discurso
enarbolado por las buenas conciencias, que no encuentran más respuesta
al asunto que la estigmatización o la penalización, proponiendo
a cambio un debate público en torno al consumo de drogas como la
mariguana, basado en argumentos científicos, no manipulados o tendenciosos,
que contemple el respeto a los derechos individuales de los usuarios.
En este contexto, grupos de la sociedad civil -Asociación
Mexicana de Estudios del Cannabis (Ameca), el multiforo Alicia, La Cucaracha
Sound System, el colectivo Tierra y Libertad, Vive con drogas.com y Hem
México- hacen un llamado a la ciudadanía a participar en
la segunda marcha por la despenalización de la mariguana, que se
celebrará este sábado a partir de las 15 horas alrededor
de la Alameda Central y que tendrá tres paradas informativas: en
la primera se darán a conocer los usos industriales del cáñamo,
en la siguiente se hablará sobre el empleo medicinal de la cannabis,
y en la última se abordará el marco legal que prevalece en
el país.
Los ejes de la movilización son: alto a la desinformación,
a la hipocresía y a la intolerancia.
Responsabilidad individual
Una
de las organizadoras de la manifestación, Sara Cantera, de Ameca,
explica que son un grupo de universitarios que genera información
sobre la mariguana, con el propósito de derribar los mitos que existen
en torno a ella, y proponer su despenalización para usos médicos,
industriales y personales en mayores de edad, apelando a su responsabilidad
individual.
Desde su punto de vista, no existen argumentos que sustenten
la clasificación de la planta como droga dura, que genere adicción
o violencia. "Sin embargo, existen muchos intereses de por medio para que
se la considere de esta manera, hay grupos políticos que se verían
afectados con la despenalización. Será una batalla difícil
y larga para que se abra el debate, pero creemos que la sociedad civil
tiene la obligación de exigirlo, de decir 'nos están informando
mal' y que la legislación actual es ambigua y se presta a manipulaciones.
"Queremos establecer contacto con legisladores para trabajar
de manera conjunta alguna iniciativa que se debata en el Congreso. Hay
algunos interesados, pero realmente no saben cómo entrar al tema.
Sabemos que no se puede decir de la noche a la mañana 'ya no se
va a castigar a quien porte cannabis' y que hay que ver cómo
se regula, a partir de qué edades, qué pasa con la producción
o la distribución. Pero si en otros países se ha logrado,
¿por qué aquí no?"
Julio Zenil, de Hem México, empresa que se encarga
de difundir los usos industriales del cáñamo desde hace cinco
años, señala que muchas personas no conocen que de esta planta
se puede hacer papel, tela, plásticos y combustibles, y que mientras
en México se considera ilegal en todas sus formas, en los países
industrializados se permite su cultivo y explotación. Recuerda,
por ejemplo, que en el pasado su uso estaba muy extendido, que inclusive
las primeras biblias impresas por Gutenberg así como la Constitución
estadunidense están hechas de este material.
"También en este punto hay intereses creados que
tratan de evitar el cultivo de la planta. Se habla de que en la prohibición
intervino desde la industria farmacéutica, en particular los fabricantes
de analgésicos, hasta la petrolera y los productores de fibras sintéticas,
porque del cáñamo se pueden producir combustibles y textiles."
Apunta que pese a que la cannabácea que se utiliza en la industria
no tiene ninguna relación con la empleada en el consumo personal.
"Son distintas cosas, tanto por sus usos como por la forma de cultivarse.
El cáñamo tiene muy poca sustancia activa, las que producen
resinas son las plantas hembras, mientras que para producir cáñamo
se requieren únicamente plantas macho."
Entre las principales razones para despenalizar la mariguana
está la de reducir la violencia producida por el narcotráfico,
así como la distorsión de la economía que genera el
tráfico ilegal, argumenta. "En México el olor de la mariguana
está asociado con delincuencia, por eso se niega información
fidedigna a los jóvenes, sin embargo, se les permite el consumo
indiscriminado de alcohol y tabaco. Lo que nosotros estamos proponiendo
es salirnos de la estigmatización. La gente tiene derecho a la información,
y si decide consumir cannabis que lo haga con pleno conocimiento
de causa.
"La ganja (mariguana) forma parte del ritual del
reggae, del nyabingi, sesión de meditación
alrededor de los tambores, esencial para abrir las puertas hacia una comunicación
con la divinidad", explica Zopi, integrante de la banda musical
Rastrillos. Además, tiene una parte rebelde que cambia la percepción,
de ahí que grandes músicos como Bob Marley o Peter Tosh la
usaron. Se sigue utilizando en este sentido, pero ha perdido mucho del
ritual y ha devenido más bien en moda."
Pero además de su uso ritual, el músico
considera que la despenalización de la cannabis podría
poner fin al negocio del narco y contribuiría a la disminución
del consumo de drogas duras. "Hace días escuché que Marcelo
Ebrard decía que la despenalización incrementaría
el consumo, cuando en otros países se ha demostrado que es al revés.
Además, el consumo está ahí, es un hecho. Pero los
funcionarios no quieren hablar de la realidad y tampoco explican que lo
que se ha incrementado es el consumo de cocaína, o peor aún,
de piedra, mientras que el de mariguana ha disminuido. Están manipulando
la información en torno al asunto."
Intentos de control
De acuerdo con datos proporcionados por Ameca, desde los
debates del Congreso Constituyente de 1917 hubo intentos por controlar
sustancias que entonces se utilizaban como medicamentos, como opio, éter,
cocaína, morfina y mariguana. Sin embargo, hasta el 15 de marzo
de 1920 se publicaron en el Diario Oficial una serie de limitaciones
para quienes deseaban importar opio, morfina, cocaína y heroína,
además de que se estableció que el comercio de estas sustancias
sólo podría hacerse en establecimientos que vendieran medicamentos.
En estas disposiciones se incluía una estricta prohibición
al cultivo y comercio de la mariguana y la adormidera.
En julio de 1923, durante el gobierno de Alvaro Obregón,
se prohibió terminantemente la importación de opio y su extracto,
así como de la cocaína, heroína y morfina, con "sus
sales y derivados".
En el Código Penal de 1929 y en el Reglamento Federal
de Toxicomanía de 1931 -que consideraba a los usuarios de drogas
una combinación de enfermo y delincuente- se definen por primera
vez los llamados delitos contra la salud (en esa época existía
un conflicto entre la Secretaría de Gobernación y el Departamento
de Salubridad Pública, pues mientras la primera buscaba criminalizar
a todos los involucrados con algunas sustancias, el segundo pretendía
un entendimiento del fenómeno).
En cuanto a los tratados internacionales, en 1930 la Sociedad
de Naciones creó la Comisión del Opio para controlar la producción
mundial de estupefacientes, a la que se sumó México, y en
1988 se estableció el Convenio de las Naciones Unidas contra el
tráfico ilícito de estupefacientes, Convención de
Viena, acuerdo que se revisa cada cinco años. El 12 de abril de
2003 se revisó este convenio y se decidió continuar con las
mismas políticas.
Burroughs concluía en forma pesimista su aproximación
hacia el tema de las drogas: "Viejo dinero limpio y nuevo dinero sucio
se están dando la mano por debajo de la mesa. Y el viejo, usado
y fracasado enfoque policiaco continuará escalando a expensas de
cualquier búsqueda de tratamientos o investigaciones".
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