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México D.F. Sábado 3 de mayo de 2003
Luis Martínez
Murat y los gobernadores
Resulta plausible que José Murat, gobernador de Oaxaca, practique la autocrítica al interior de su partido y reconozca que hay una lucha interna de los mandatarios priístas para buscar la candidatura a la Presidencia de la República. Bien decía don Jesús Reyes Heroles, "la autocrítica es la crítica de sí mismo y no la crítica de los otros".
Sostiene Murat que se trata de gobernadores ingenuos, porque una cosa es que los señalen y se lo crean, y otra que tengan la posibilidad, pero analicemos la baraja priísta. Si comenzáramos por el gobernador de Quintana Roo, lo más relevante de su gestión fue su viaje a Europa; seguimos con el mandatario de Campeche, quien trae un severo conflicto con su antecesor; el Ejecutivo de Tabasco no tiene aspiraciones porque no se las admitiría su jefe Roberto; el de Veracruz, su papel es el de un hombre que tiene cosas más importantes que hacer; el gobernador de Tamaulipas, lo más relevante es la cabalgata que organiza con sus colegas de Nuevo León y Coahuila; el de Chihuahua, sigue atareado en encontrar la pista de los asesinatos de las mujeres de Ciudad Juárez; el de Sonora, cumple con eficacia su tarea para entregar la estafeta al que le suceda; el de Sinaloa no tiene tiempo más que para combatir el narco; el mandatario de Colima propició la salida del PRI de Socorro Díaz; el de Guerrero está dedicado a limpiar la bahía de Acapulco y no aspira; el de San Luis Potosí está a punto de perder el estado por sus caprichos; el gobernador Montiel, del estado de México, está tripulado por el Pelón Pastor y por el Atlacomulco Power; el de Puebla realiza una labor social seria y sí es tirador; el de Hidalgo vive el dilema de si le contesta o no el teléfono a Murillo Karam, y por último, el mandatario Murat, sabiendo que fue el factotum para el triunfo de Madrazo, indudablemente que piensa que para él sería un gran honor culminar su carrera política como candidato a la Presidencia.
Murat afirma que se vive una subcultura del futurismo, y advierte que podría originarse una fractura interna y un descarrilamiento en el traqueteado ferrocarril priísta, y que se corre el riesgo de que se deterioren las estructuras corporativas que le dan vigencia. Sin embargo, para el gobernador de Oaxaca los nombres de los que aspiran están a la vista, pero también hay otros que no estando visibles tienen aspiraciones.
El antecedente remoto es el del presidente Fox, quien como gobernador de Guanajuato manifestó con mucha antelación su interés de ser candidato de su partido a la Presidencia, y lo logró, por eso tal vez existe una especie de fantasía freudiana de los mandatarios del priístas por manifestar sus inquietudes para que la sociedad y las estructuras de su partido los tomen en cuenta, pero el otro punto de referencia es que tienen frente a ellos la actuación del jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien a estas alturas ha demostrado ser para todos los gobernadores el paradigma y el arquetipo que reclama el país de lo que deben ser los funcionarios públicos.
Pero todavía es tiempo de imitarlo, todo es cuestión de que se pongan las pilas, lo primero que tendrían que hacer es lo que hace Andrés Manuel: entregarse con voluntad inquebrantable a la vocación de la política, conjugar la obra de gobierno con la obra de utilidad colectiva y, lo más importante, entregarse a los pobres, a los campesinos, a los ancianos y a los niños, como lo hace el jefe de Gobierno capitalino, y por último, asumir una entrega total a las mejores causas de México.
Sólo quien entienda en esta forma el quehacer político, sólo quien reúna las virtudes que ostenta López Obrador seguramente podrá ser un buen contrincante para la sucesión de 2006.
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