México D.F. Sábado 3 de mayo de 2003
Sin derecho de apelación
Poco después del fracaso del Acuerdo de Lizarra,
que pretendía tender puentes para un diálogo político
entre la organización separatista vasca ETA y el Estado español,
en 1995 el presidente Ernesto Zedillo acordó revisar el tratado
bilateral de extradición con el gobierno de Madrid. Según
el nuevo pacto, México se compromete a conceder la extradición
de ciudadanos españoles a petición de la policía ibérica,
aun cuando ésta no demuestre la razón jurídica de
su petición.
Desde entonces a la fecha los gobiernos de Zedillo y Vicente
Fox han entregado a la justicia española a más de 20 ciudadanos
vascos, aunque la mayoría han sido deportados en procesos "de policía
a policía" sin permitirles a los detenidos el derecho de apelación.
Antes de Llona, solamente Oscar Cadena fue enviado a España
en el marco de la ley de extradición.
Abierta la puerta a la persecución extraterritorial
para la policía española, la comunidad de refugiados de Euskadi
en México empezaron a vivir las consecuencias casi de inmediato.
Un grupo de refugiados de facto de los años 70 y 80 recuerdan
que fue entonces cuando, fuera de cualquier marco legal existente, empezaron
a actuar en México agentes del Centro Superior de Informaciones
de la Defensa (Cesid) de España.
Suelen llegar precedidos por dos agentes judiciales mexicanos
a los domicilios de los residentes vascos. "Vienen conmigo dos amigos que
quieren platicar contigo. Te aconsejo que los recibas", dicen. Bajo esa
presión, pocos se resisten a recibir a los agentes de inteligencia
militar española. Su modus operandi es similar al que denuncia
la familia Llona Orozco. Piden que el refugiado "colabore" poniendo el
dedo sobre algún otro compatriota extraditable y le ofrecen una
tregua. De lo contrario, amenazan con activar alguna vieja orden de captura
internacional, tenga o no sustento con la realidad.
Todo parece indicar que los agentes del Cesid están
nuevamente de cacería por México. En marzo, precisamente
durante los días en que Lorenzo Llona fue amenazado en su casa en
Zacatecas, el Centro Vasco de México fue visitado por policías
de esta institución. Acompañados por judiciales mexicanos,
los agentes del gobierno de José María Aznar vigilaron la
entrada y salida de los socios del club y el restaurante aledaño
durante tres días, hasta que finalmente decidieron entrar. Abordaron
al portero, le exigieron nombres de los socios y ante la negativa del empleado,
lo amenazaron.
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