México D.F. Sábado 3 de mayo de 2003
Condena la esposa de Lorenzo Llona este "atropello
de una policía extranjera"
En trámite exprés, el gobierno entrega
a un vasco mexicano a la justicia española
El detenido, acusado de un atentado cometido en Guipúzcoa
cuando él ya residía en Querétaro
BLANCHE PETRICH
Dos semanas exactas tardó el gobierno mexicano
en responder a la petición de la policía española
de extraditar al ciudadano mexicano de origen vasco Lorenzo Llona, a pesar
de que el delito por el cual se le pretende juzgar fue cometido en el pueblo
guipuzcoano de Tolosa seis meses después de que este ex etarra llegara
a México y asentara su domicilio en Querétaro, hace ya 23
años. Fue un trámite exprés, sin fundamento jurídico
y además, según denuncia la esposa del detenido, Guadalupe
Orozco, anunciado.
"Lo habían amenazado. Hace dos meses llegaron a
nuestra casa -en la capital zacatecana- dos judiciales mexicanos que le
dijeron a Lorenzo que dos personas querían hablar con él.
Le aconsejaron que accediera a la plática. Eran dos policías
españoles, un hombre y una mujer; se identificaron como del Centro
Superior de Información de la Defensa (Cesid, policía política).
Lo presionaron para que diera información sobre otros vascos radicados
en México. Lo pusieron contra la pared. Si proporcionaba nombres
de presuntos etarras le ofrecían hacer a un lado su expediente y
hasta le ofrecieron dinero. Si no cooperaba, según dijeron, lo acusarían.
Mi esposo no sabía nada, pero además les dijo que no tenía
por qué dar información alguna. Se despidieron con una amenaza:
te vamos a fastidiar. Y nos fastidiaron... a todos... a una familia mexicana
que nada debe a la justicia española. Lorenzo no tiene nada que
ver con ese atentado que dicen, y lo saben. No entiendo cómo el
gobierno mexicano permite tamaño atropello de una policía
extranjera."
Asistencia mutua
El 11 de abril la embajadora española Cristina
Barrios de Almazor presentó a la Secretaría de Relaciones
Exteriores una nota diplomática a nombre del reino de España
con la solicitud formal de aplicar en el caso mencionado el tratado bilateral
de extradición y asistencia mutua. La dirección de asuntos
jurídicos de la cancillería turnó a la Procuraduría
General de la República (PGR) el caso, y el 23 de abril, sin conocer
el expediente, el juez 15 de distrito, Ranulfo Castillo, turnó orden
de arresto. El 26, 14 días después de recibido el requerimiento
del reino de España, agentes de la policía judicial se presentaban
en el domicilio de Llona en Zacatecas para detenerlo. Y lo hicieron con
lujo de violencia.
Lorenzo
Llona tenía 23 años en 1980. Era miembro de una célula
de la organización separatista Euskadi Ta Azkatasuna (ETA) y en
esos años en los que operaban los paramilitares Grupos Antiterroristas
de Liberación (GAL), creados durante el gobierno de Felipe González,
se refugió, como muchos otros, en el país vasco francés.
Pero ahí llegó también el largo brazo de las GAL y
decenas de etarras buscaron nuevas tierras de refugio. Se dispersaron hacia
Sudamérica y México.
Aquí, el gobierno de José López Portillo
les negó un estatuto formal de refugiados, pero acordó con
un numeroso grupo concederles residencia legal y protección del
país a cambio de que no abandonaran territorio mexicano y mantuvieran
contacto con la entonces directora de Migración, Diana Torres. Enrique
Olivares Santana era secretario de Gobernación y él se encargó
de emitir los documentos migratorios correspondientes.
No se sabe exactamente cuántos refugiados informales
recibió México esos años. La prensa española
llegó a hablar de cerca de 200, pero fuentes mexicanas afirman que
es una apreciación exagerada, que el grupo, que entró a cuentagotas
en el lapso de dos o tres años, nunca sobrepasó las tres
decenas. Y en efecto, los judiciales que comandaba Diana Torres, conocida
por su intransigencia y su cooperación con las dictaduras militares
de la época, mantuvieron durante años un estricto control
sobre estos refugiados.
Muchos de ellos rehicieron aquí su vida, sin volver
a participar en las luchas de su tierra de origen. El caso de Llona es
uno de éstos.
Llona llegó a México antes de la Navidad
de 1980. Casi de inmediato se fue a radicar a Querétaro, donde se
dedicó al comercio. Allí conoció a la joven parralense
Guadalupe Orozco. Se casaron en 1982. Ese año solicitó y
obtuvo la nacionalidad mexicana. Intentaron establecer su negocio en Chihuahua,
Juárez, Aguascalientes, León y finalmente su empeño
se vio coronado en Zacatecas. Siempre cumplió con su compromiso
de notificar a las autoridades federales su lugar de residencia.
El matrimonio Llona Orozco comercializa quesos menonitas
y carnes frías. Es un pequeño negocio familiar, en el que
trabajan incluso los hijos: Xabier, de 20 años; Asir, de 19, y el
joven Iker, de 14, quien tiene responsabilidades en la pequeña empresa.
Los tres jóvenes y la esposa fueron testigos de
la detención de Llona. "Salimos de la casa a las 4 de la tarde y
todos nos subimos al coche. Hacía meses que espiaban a mi esposo.
Con humor, me dijo, como solía comentar: mira, ahí están
mis amigos. Y así era. En la esquina estaba una camioneta Suburban
y varios agentes obervándonos. Pensamos que era una situación
como de costumbre. Pero cuando íbamos a arrancar, la caminoneta
se arrancó en reversa a toda velocidad, ocho hombres de negro, pero
sin insignias, se bajaron y con ametralladoras nos encañonaron y
se llevaron a mi esposo. A mi hijo Asir, que estaba al volante, le cortaron
cartucho". Eran elementos de la Judicial Federal, asegura Guadalupe Orozco.
Todo el operativo fue videograbado.
Reclusorio Sur
Llona fue llevado al aeropuerto de Zacatecas y en un avión
de la PGR fue trasladado a la ciudad de México. Allí, cuenta
la familia, los mismos agentes que lo detuvieron bajaron y a los pocos
minutos lo volvieron a subir a la nave. Sólo entonces elementos
de la Agencia Federal de Investigación, ya plenamente identificados,
subieron al avión y volvieron a escenificar el traslado del detenido
al Reclusorio Sur.
Según el diario español El Mundo,
el nombre de Lorenzo Llona Olalde figura en las listas de la influyente
organización Asociación de Víctimas contra el Terrorismo.
Según este dato, el refugiado habría participado en un atentado
cometido por ETA durante las fiestas del pueblo de Tolosa, el 24 de julio
de 1981. En esa fecha, un comando disparó contra tres jóvenes
viajantes a la salida de un bar. Dos murieron.
Para entonces, Llona tenía medio año radicando
en Querétaro y ya había iniciado su negocio de comercio de
quesos. Su esposa confía en poder demostrar con documentos la presencia
ininterrumpida del vasco en México desde diciembre de 1980.
Por su parte, integrantes de la diáspora de Euskadi
en distintas ciudades latinoamericanas se preguntan por qué una
orden internacional de búsqueda y una solicitud de extradición
de la policía española pueden cometer un error tan evidente
como el desfase de las fechas del crimen que pretende juzgar y la ausencia
del presunto autor.
Recientemente, en Venezuela, otro residente de origen
vasco, Koldo Olalde, fue también aprehendido con una orden de detención
similar. Por tanto, algunos miembros de esta diáspora se preguntan
si la policía española "está dando palos de ciego
o simplemente actúa confiada en la total impunidad".
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