Concluye exposición de Ignacio Alvarez

Explosión de colores a partir de la pintura sobre seda

MERRY MAC MASTERS

El jalisciense Ignacio Alvarez (Ciudad Guzmán, 1957), es de los pocos si no es que el único artista mexicano que pinta sobre seda. Alvarez aprendió esta milenaria técnica japonesa, conocida como norizone o rozome, en Vancouver, Canadá. Se trata de un proceso difícil por ser de acuarela. Los japoneses suelen trabajarlo con colores muy sobrios

La obra de Alvarez, sin embargo, se ha caracterizado por fusionar la técnica tradicional con los colores y la naturaleza de México. De hecho, es un colorista.

Por eso insistió en que su primera exposición en el DF -ha hecho más de 40 individuales y colectivas- se presentara en el centro cultural de la embajada de Japón (Paseo de Reforma 295, tercer piso), aunque el lugar no está acondicionado para exhibiciones. Sus 23 cuadros, inclusive, debieron ser colocados en caballetes. La muestra concluye hoy y se puede visitar de 9:30 a 13:30 horas y de 15:30 a 18:30 horas.

La técnica norizone se caracteriza por su manejo complejo de las tintas y la aplicación de separadores con base en pasta de arroz -así las tintas no se mezclan-, como bien puede observarse en los cuadros más tempranos de la muestra.

Con el tiempo, Alvarez ha desarrollado su propia técnica, consistente en eliminar el uso de separadores, que le permite una auténtica explosión de colores, lo que confiere mayor fuerza a su obra, que ha ido de lo figurativo a lo abstracto.

Además, el tipo de seda tiene mucho que ver con ese quehacer. Alvarez utiliza por lo general la crepé de China, la más fina y suave. Primero hay que lavarla para eliminar las impurezas, luego se estira. Después, se aplican las tintas y el separador. Terminado el cuadro, la tela pasa por un proceso de vaporización para sellar las tintas y luego se lava en agua caliente y luego fría. Por último se remoja en agua con vinagre blanco para terminar de sellar los colores. Todo este proceso es realizado personalmente por el artista.