México D.F. Miércoles 30 de abril de 2003
Ninguna prestación social para vendedores de tarjetas telefónicas
En un despacho vacío y sucio, ubicado en Insurgentes Sur 605, se recluta personal. Varios requisitos tendrán que cumplir aquellos que quieran trabajar: riguroso horario de 8 de la mañana a 4 de la tarde, de lunes a viernes, y de 10 a 2 los sábados, firmar un vale por el uniforme y un pagaré por la mercancía consignada.
Además, habrá que presentar dos cartas de recomendación, solicitud de empleo y un respaldo en bienes raíces. La escolaridad y la edad no importan, aquí se acepta a quien esté dispuesto a "echarle ganas sin importar los calorones de abril".
Pero no se trata de una contratación, y mucho menos de un empleo con todos los derechos laborales, sino de tener el aguante para sumarse a los otros subempleados que en los principales cruceros de la ciudad se mezclan con los limosneros, tragafuegos y limpia parabrisas; sin embargo, ellos tienen un vistoso overol amarillo canario y una enorme pancarta colgada al cuello con la última promoción de venta de tarjetas para teléfonos celulares. Son la fuerza de venta de una de las más grandes empresas del país, cuyos accionistas aparecen en las listas de Forbes, pero sus comisionistas no tienen siquiera un seguro que los proteja en caso de accidentes en la vía pública.
Ganan 6 pesos por cada tarjeta de 100 vendida, y si están de suerte, pueden obtener el doble por una de 200 pesos. Ante la ley, los de amarillo son comisionistas, pero en la faena diaria, trabajadores estrictamente supervisados. Son los nuevos empleos, del mismo tipo de millones que se multiplican en el país.
Precavida, la empresa subsidiaria de Telcel -autodenominada Conexel- ordena a sus empleados que a determinada hora del día depositen parte de la venta en la sucursal bancaria más cerca del crucero asignado... Empresa precavida vale por dos, porque el objetivo es que, en la peligrosa ciudad de México, no sea que les vayan a robar. FABIOLA MARTINEZ
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