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P O L I T I C A
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México D.F. Miércoles 30 de abril de 2003

Arnoldo Kraus

Las epidemias

La mayoría de los virus y las bacterias habitan la Tierra y cohabitan con el ser humano "desde siempre". Unos son benéficos, otros producen enfermedades menores y algunos pueden ser letales. La coexistencia de los microbios entre ellos y con el ser humano es una constante "tan obvia" que usualmente se olvida, salvo cuando se enferma o cuando surgen epidemias. Si las enfermedades impactan a una persona la información no trasciende. En cambio, las epidemias se convierten en noticia, pues reflejan la vulnerabilidad de la condición humana.

Las epidemias son un magnífico tratado de la condición humana, y su lectura, un abanico de preguntas. Implican cuestiones sociales -Ƒse afectan por igual ricos y pobres?-, científicas -Ƒes un nuevo microbio?-, religiosas -Ƒcon el sida Dios castigó a los homosexuales?-, médicas -Ƒcómo confrontar la enfermedad?-, económicas -Ƒqué hacer para que la epidemia no merme los ingresos de una nación y cómo mentir para que el mundo no se entere?-, globalizadoras -Ƒcómo detener el tráfico humano para que la epidemia no se extienda?- ecológicas -Ƒqué tanto hemos alterado los ecosistemas, y así facilitado la "aparición" de nuevos microbios?- e incluso, éticas -robo de Fromm el título de su libro ƑPodrá sobrevivir el hombre?

En los últimos años, hemos sido testigos de la aparición de "nuevas" -las comillas denotan la inexactitud del conocimiento médico- epidemias y enfermedades no descritas. Sobresale, por supuesto, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Al sida deben agregarse otras infecciones poco conocidas para la población no médica, pero que reflejan "todas las caras" de las epidemias. Las fiebres de ébola y lassa, producidas por virus que normalmente afectan a simios pero no a seres humanos, y que causaron muertes, sobre todo en Africa, aunque también se detectaron casos en otros países. En estas fiebres, se piensa que el virus "mutó", por razones no conocidas, y afectó al hombre. La enfermedad de Lyme, descrita en Connecticut, Estados Unidos, que es consecuencia de cambios producidos en tierras de cultivo y posteriormente reforestadas.

Otros ejemplos de nuevos problemas médicos son los bacilos de la tuberculosis resistentes a muchos medicamentos otrora útiles, la enfermedad de los legionarios y las epidemias de cólera. Estas entidades exponen las asociaciones entre cambios ambientales y cambios epidemiológicos, ya sea por alteraciones en la ecología o por nuevas interacciones con otras especies. Reflejan, a la vez, modificaciones en las conductas humanas -sexo, viajes- y en el uso y abuso de medicinas y productos químicos utilizados en el campo.

El síndrome respiratorio agudo y grave es una nueva epidemia que ha puesto en jaque a las autoridades sanitarias en China y que ha movilizado a la Organización Mundial de la Salud. Hasta el 26 de abril se habían reportado 4 mil 831 casos, de los cuales 290 habían fallecido. Se han identificado casos en 27 países y se ha recomendado no viajar a Toronto y Pekín. La mortalidad ha aumentado de 4 por ciento a 6 por ciento y en Pekín se han evacuado dos hospitales y cerrado colegios. La economía china, y quizás la canadiense, se encuentran amenazadas. Se dice que la epidemia empezó en China en noviembre de 2002, pero por motivos económicos se ocultó la información.

El virus de la neumonía asiática, coronavirus, es un "nuevo" virus dentro de una familia que suele sólo producir catarros. Es probable que el virus en cuestión sea "completamente nuevo" o que haya llegado al hombre por un animal. Afecta al sistema respiratorio, entre 10 por ciento y 20 por ciento de los pacientes requiere respirador y no hay tratamiento para la enfermedad. Agrego que Carlo Urbani, el médico que describió el problema, falleció. Al igual que otras epidemias, el síndrome respiratorio agudo y grave muestra una nueva fase de los cambios producidos por el ser humano en diversos niveles de la ecología.

La literatura, por supuesto, también ha sido una fiel lectora de las enfermedades y magnífico espejo de los vínculos entre epidemias y seres humanos. Sobran ejemplos. Baste mencionar La peste de Albert Camus, cuyo contenido moral podría ser paráfrasis para cualquier escuela de epidemiología y fuente de reflexión para la sociedad, pues, como escribió el premio Nobel, "el bacilo de la peste no desaparecerá jamás".

Camus tenía razón: los virus podrían ser el nombre de una o varias novelas modernas, impregnadas de fantasía pero llenas de realidad. Como la epidemia de la neumonía asiática, cuya fuerza progresa por haberse ocultado, por razones económicas, y seguramente por las mermas que la civilización ha producido en la Naturaleza.

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