Marco Rascón
¿Quiénes convocan a la convención?
Nosotros mismos, nuestras críticas, nuestros propósitos,
nuestros esfuerzos, nuestra identidad, nuestra convicción, nuestra
determinación para detener la usurpación. Por eso, hablemos
en positivo: el PRD sí es rescatable; la burocracia y los grupos
dirigentes que se corrompieron, esos no.
El tiempo y los excesos que desviaron los propósitos
originales hicieron madurar las condiciones para una reconstrucción
del movimiento, y desde los municipios, los estados y la capital se empieza
a generar la confluencia hacia la convención.
Este proceso, no obstante, no es asunto interno. Tiene
que ver con una crisis incipiente, pero ya profunda, del sistema de partidos
y la descomposición de las instituciones de la República,
una vez que la vieja oligarquía económica se apoderó
de la transición, descarnando el carácter anodino del foxismo,
el conservadurismo incapaz del PAN, los anhelos de restauración
del priísmo y el copamiento del PRD por otras facciones del PRI
que han tomado el registro y las siglas de la Revolución Democrática
como pista de lanzamiento. Decenas de candidaturas de priístas en
el PRD son prueba elocuente de la entrega del registro, no de apertura
ciudadana.
Hartas de entregar candidaturas mediante encuestas falsas,
violar convocatorias y gastar dinero en precampañas, la burocracia
entreguista que dice representar al PRD abre el camino a los sectores de
la derecha.
En este aire podrido de la política nacional, el
replanteamiento e introducción en el debate del tema de los principios
y del proyecto nacional que unificó a los sectores democráticos
en 1988 se convierte en la tarea central de la convención.
La misión de este acontecimiento, a celebrarse
en octubre, consiste en la doble tarea de contribuir a la reconstrucción
de un frente amplio nacional y rescatar las siglas del PRD. La justicia
frente a los actos de traición e ilegalidad deberá configurar
una nueva realidad estatutaria que tendrá que pasar por la reflexión
sobre las trampas que hicieron del PRD un minisistema de partidos dentro
del partido, controlados mediante el usufructo de las prerrogativas.
La convención es el rescate de las historias que
la burocracia perredista ha usurpado. Rescatar los principios contra las
secuelas del viejo régimen y la cultura priísta que absorbió
por entero la conducción del PRD. Rescatar las bases ideológicas
y todos los nutrientes de pensamiento político progresista que llegaron
hasta la fundación del PRD. Rescatar por ello el cardenismo, los
aportes de las corrientes socialistas y comunistas en la organización
de los movimientos sociales. Rescatar el pensamiento por un Estado democrático
y soberano. Rescatar el instinto de independencia y la voluntad para rescatar
al país de la abyección y el mercantilismo global. Rescatar
los anhelos y los sacrificios de miles de luchas nacionales y locales que
durante los últimos cuarenta años desembocaron en su mayoría
en el PRD.
Rescatar la identidad y la convicción de nuestras
ideas. Rescatar los propósitos de ser eficientes y democráticos,
fraternales, solidarios. Rescatar la idea del cambio y la voluntad de ser
vanguardia en las transformaciones que la nación necesita. Rescatar
nuestra unidad con base en propósitos y no sólo negar otras
propuestas por falta de ideas propias.
Rescatar la necesidad de ser punta de lanza para unificar
a los mexicanos en esa marcha por recuperar la dignidad, la economía
interna, el valor del trabajo, la conciencia en los derechos y el cumplimiento
con las obligaciones.
Los priístas en su descomposición deben
hacer sus propios partidos. La ocupación del PRD es inmoral y corrompe
la política. Si el propósito es hacer un nuevo partido con
los grupos que se han apoderado del PRD, éstos deben buscar su propio
registro y no el que representa las historias de quienes lucharon contra
el PRI y lo derrotaron en el campo de las ideas, en las tribunas públicas,
en la ciencia, en la academia, en la cultura, en las calles, en la defensa
de los derechos sociales, en el respeto a la soberanía, en la democratización
de la política y la lucha contra los monopolios de los medios de
comunicación.
La convención es una convocatoria a un acto soberano
de los que formaron parte del movimiento que hizo el Partido de la Revolución
Democrática. Es un punto de inflexión entre la traición
y la recuperación de la dignidad política, creando dos opciones:
quiénes corrompieron al PRD o con nuestra conciencia.
Es una lucha por el registro legal y una corrección
de fondo, haciendo justicia política. La convención se organiza
por sus propios integrantes. Es un acto autocrítico, porque en el
fondo y en diverso grado, todos somos culpables.
No renunciar al PRD es rescatar nuestras propias historias
e identidades, pues hoy se necesita de todas las experiencias, de todo
el conocimiento, de todos los esfuerzos para rescatar no sólo al
PRD, sino al país, liberarlo y reconstruirlo. La convención
es un llamado a filas, no una negociación; no es una transacción
ni es para pactar con los que lo han traicionado.
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