Se consideran superiores a la clase trabajadora, dice
Inexistente, el sindicalismo académico en la UNAM, sostiene investigador
KARINA AVILES
El sindicalismo académico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no está destruido, más bien "no existe", lo cual tiene grandes efectos sociales como la inmovilidad de los profesores y la carencia de una verdadera representación del personal docente, pues la que hay "está convertida en instrumento en contra del sindicalismo", afirmó el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Leonardo Figueiras.
El académico realizó una investigación que ahora podrá consultarse en el libro titulado Del gremialismo al antisindicalismo en la UNAM (Editorial Comunicación y Política), mismo que hoy a las 12 horas será presentado en el auditorio Javier Barros Sierra, de la Facultad de Ingeniería.
En dicha investigación, en la que el autor hace una historia documental de 1973 a 1980, plantea un conjunto de premisas para entender a las Asociaciones del Personal Académico en la UNAM (APAUNAM).
En entrevista, Figueiras observó que no existe una cultura política en los académicos de ese periodo, pero tampoco en los de hoy, "en la cual se conciban como trabajadores asalariados". Por el contrario, dijo, tiene la concepción de que forman "parte de un grupo privilegiado que no se siente parte de la clase trabajadora. Es una condición social de pequeña burguesía", de la cual se conforman grupos de poder.
También encontró que "los grados de maestro, doctor, sustituyen a los títulos nobiliarios y se convierten en una aristocracia académica en la que se van formando capas sociales".
Una tercera observación, indicó, consiste en que "muchos profesores aspiran a formar parte de la burocracia académica para encontrar un modus vivendi, pero al formar parte de esa estructura se convertían en contrarios al proyecto sindical y a la democratización de la universidad".
Otro punto, añadió, es que "hay un grupo, concretamente de investigadores, que se concibe como la elite. Se asumen como productores de conocimiento, transmisores del mismo y monopolizan los espacios de difusión". Bajo esa concepción, "el sindicalismo de los 70 les representó ciertos riesgos y por ello están contra la huelga como instrumento de lucha".
Un quinto punto, estableció, es que en los 70, como en la actualidad, la gran mayoría de profesores es de asignatura y, por lo tanto, sus ingresos económicos no dependen de la institución sino de sus despachos, de sus consultorios. En aquella década, "esos profesores se convirtieron en una reserva fundamental para enfrentar al proyecto sindical".
A pesar de la disputa ocurrida en los 80 por la titularidad del contrato colectivo de trabajo, la situación es que 50 por ciento de los profesores está al margen de la sindicalización, lo cual "explica que cerca de 11 mil académicos no estén afiliados", expresó.
Figueiras destacó así que las APAUNAM -"que hoy ya no son autónomas"- fueron "un invento de Guillermo Soberón Acevedo (rector de 1973 a 1981) para atacar al sindicalismo y hacer una contraofensiva al sindicalismo democrático nacional".