Surge una fuerza liberadora para enfrentar a guerrillas y desaparecer remanentes baazistas

El "nuevo Irak", caótico y peligroso; se esfumó el régimen de Hussein

Los iraquíes no asimilarán fácilmente un gobierno extranjero, estiman analistas árabes

BLANCHE PETRICH

Entre la euforia y la anarquía, el gobierno de Saddam Hussein se esfumó. La imagen de un "nuevo Irak" caótico y peligroso emergió ayer ante la lente confundida de los medios de comunicación, empachados por el abuso del equívoco símbolo de una torpe estatua estrellándose contra el piso de la plaza Al Fardous.

Hubo algunos medios de prensa que intentaron alejarse del espejismo de esa imagen. Por ejemplo, la televisora qatarí Al Jazeera enfocó sus emisiones del día en el paisaje que dejó tras de sí la súbita desaparición del régimen. Su escena estelar fue la de un par de alegres saqueadores que saludaban a los televidentes mientras se perdían por una callejuela llevando su botín, aparentemente un buen equipo de sonido montado en un diablito. Otra crónica del día trasladó a los televidentes a Basora, en el sur, donde al menos 12 personas, presuntos saqueadores, han sido linchados en las horas recientes por pequeños núcleos de ajusticiadores que, llenando el vacío de autoridad, han tomado la ley en sus manos.

Mientras, CNN en español hacía una sorprendente revelación. Su conductora Patricia Janiot, destacada en Kuwait, comentó en un arranque de ingenuidad mientras la pantalla exhibía la comprometedora escena del marine trepado en las alturas de la estatua de Hussein, cubriendo la cara del armatoste con la bandera de las barras y las estrellas. "Al ver esa escena que los oficiales de Estados Unidos hubieran querido evitar, Glenda, se materializa la sospecha de buena parte del mundo sobre los propósitos de esta guerra".

Acto seguido daba cuenta de las jubilosas manifestaciones de los chiítas de Bagdad por la caída del tirano. Pero una pequeña falla en la sincronía entre el texto y la imagen mostraba en la pantalla a algunos jubilosos capitalinos que no celebraban otra cosa más que sus nuevas adquisiciones. Uno de ellos salía de un edificio aparentemente elegante cuya reja estaba abierta de par en par abrazando un gran jarrón con flores artificiales; otro, unos pasos más atrás, arrastraba un par de sillas o luego otros dos individuos les seguían cargando una enorme caja.

En medio de la confusión, muchos olvidaron la trama de los ataques de los días recientes, condensados en escenas de hospital y cementerios, escombros y duelo.

Nuevos actores: la contra y las fuerzas de resistencia nacional

Pocos observadores repararon en nuevos actores que empiezan a colocarse en el escenario, todavía silenciosos y lejos de los reflectores.

En una esquina del país hicieron ya su entrada, de la mano del Pentágono -próximo poder colonial de Irak- los guerreros de un nuevo y pequeño ejército de nativos, los Free Iraquí Force (FIF). Llegaron, según informaron varios medios de comunicación árabes, en aviones C-130 de la Fuerza Aérea estadunidense. Son, hasta ahora, 700 hombres liderados por Faisal Chalabi, sobrino del banquero chiíta Ahmed Chalabi.

Fueron depositados por sus patrocinadores el lunes en algún lugar del sur del país, según anunció el jefe del Estado Mayor, general Peter Pace. Han sido entrenados en Estados Unidos para hacerle frente a las guerrillas que previsiblemente desarrollarán una prolongada lucha de resistencia. Y de acuerdo con sus jefes, serán "el corazón" del nuevo ejército del país.

Según el general Pace, su papel será "desaparecer los últimos remanentes del régimen baazista". El militar no quiso decir más, aduciendo su deber de ser discreto. Se sabe que la FIF viene equipada con armamento ligero y que no sólo hay tropas de esta nueva fuerza en el sur, sino que hay también algunas columnas en el norte.

Pero esta no es la única formación paramilitar que se está haciendo presente en el horizonte. Desde el frente nacional se espera que pronto entren en acción los hombres de la Brigada Badr, también chiítas, quienes en obediencia a la jihad de sus ayatolas entrarán en combate contra "los herejes", es decir, los aliados.

El jefe del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak, Sayed Mohamed Baquer Al Hakim, residente en Teherán, afirmó en una entrevista con la revista egipcia Al Ahram que la Brigada Basr tiene órdenes de resistir "la hegemonía estadunidense por todos los medios posibles".

Este jefe religioso, que en otro momento participó con Chalabi y otros opositores en un frente apadrinado por Washington, ha roto relaciones con los aliados. "Yo siempre le he dicho a mi pueblo que los iraquíes tienen que mantenerse unidos frente al invasor, cualquiera que sea. Si los estadunidenses están planeando quedarse como una fuerza de ocupación después de Saddam, serán repelidos con resistencia armada". Se estima que la Brigada Badr, integrada sólo por chiítas, suma entre 5 y 12 mil hombres armados.

Finalmente, falta por ver cómo actuarán los comandos provenientes de decenas de países islámicos que en las semanas recientes ingresaron al país, obedeciendo también la fatwa de pelear contra el invasor a quien los jefes religiosos del Islam identifican con el sionismo y la herejía.

Adaptándose a los nuevos tiempos

Mientras, varios de los líderes opositores que están en las listas del futuro hombre fuerte de Irak, Jay Gardner, empiezan a deponer sus demandas iniciales de que su país tendría que ser gobernado por iraquíes en la era post-Saddam.

A pesar de las promesas de que el periodo de una administración militar estadunidense será "tan breve como sea posible" -promesa tan válida como aquella de que las bombas que llovieron sobre Bagdad eran las más humanas de la historia-, los estrategas no están contemplando el factor que Iason Athanasiadis destaca en un análisis para la cadena Al Jazeera.

"Los analistas del mundo árabe subrayan una incoherencia de este plan: los iraquíes no asimilarán fácilmente un régimen extranjero. Esta etiqueta de foráneos no sólo se aplica a los estadunidenses, sino que se extiende a muchos de los opositores iraquíes que radican en el exterior por periodos tan largos que en muchos casos, en los más destacados sobre todo, comprenden más de la mitad de sus vidas. No escapa a nadie el hecho de que los lazos de esos iraquíes del exilio con su país son más que débiles.

Así lo reconoce uno de estos notables de la oposición, Al Chabini, residente en Ginebra.

"Entre más pronto tenga Irak un gobierno integrado por iraquíes, las autoridades estadunidenses podrán tener interlocución. Es importante hacerles saber a los estadunidenses que la perspectiva cultural es fundamental en este caso".

Al Chabini es asesor de la Organización para el Comercio y el Desarrollo de la ONU y es citado como uno de los posibles "administradores nativos" en el gobierno de transición militar estadunidense. A pesar de las corteses recomendaciones en este sentido -demasiado corteses quizá-, siguen siendo evidentes las señales de insensibilidad de Washington sobre la cuestión cultural y de identidad nacional. Y un claro ejemplo de ello fue el desafortunado gesto de esta mañana, cuando un soldado fue a colocar una bandera de Estados Unidos en la cara de una estatua de Hussein.

Pero estos opositores iraquíes parecen estar dispuestos a poner, ante todo, una cara pragmática al atropello de cualquier consideración de "nación", dignidad o incluso identidad cultural. "Cualquier inversión que llegue y que sirva al interés de Irak será bienvenida. Si viene de Estados Unidos, Francia o Rusia, eso es secundario. Inclusive si Estados Unidos está procurando llevarse la mayor tajada, estamos dispuestos a considerarlo", asegura, adaptándose a los nuevos tiempos, el presunto futuro funcionario.