LETRA S
Abril 3 de 2003

Guía de hijos para padres remisos

Con el fin de guiar a los pater familias por un caminito desbrozado de mala yerba en la educación de sus hijos, la Fundación Vamos México publicó miles de ejemplares de una Guía de Padres que de seguirse al pie de la letra abriría las puertas del meritito cielo a la noble familia mexicana.

Sin embargo, de tanto querer ser correcta la piadosa Guía se olvidó recomendar a los padres qué hacer cuando sus insumisas crías insistan tercamente en decidir por su propia cuenta. Y como ya no hubo chance de incluir un anexo a la susodicha Guía que enmiende esa pequeña omisión, proponemos aquí unas modestas recomendaciones de buen comportamiento para los hijos e hijas de padres remisos, es decir, que han leído y decidido seguir al pie de la letra la tan mentada Guía de Padres.


 

ls-vineta2Alejandro Brito


Si tu mamá se infarta porque te perforaste la ceja, el pezón, el ombligo o más abajo, cálmala explicándole las ventajas. Además de las orejas, ahora también podrá jalarte las argollas que te cuelgan de las tetillas o de otros sitios, cada que quiera castigarte. Así podrá saciar de mejor modo sus sádicos instintos.

Si te sorprende tu mamá probándote un vestido suyo o de tu hermana, hazle saber que te lo pusiste no porque seas marica, sino porque deseabas regalarle uno en su cumpleaños y querías saber la talla. Ahora que si te sorprende con su brassier puesto, ahí sí estás perdido, y prepárate para una madriza.

Si tu papá se friquea por el tatuaje que te hiciste, explícale que es de tinta indeleble como la del IFE, así calmarás su muina.

No hagas muchos panchos si a tu padre cachas hurgando tus cosas en busca de bachas. Aguanta vara. Para salir al paso, tu jefe te sermoneará con un choro tipo "dí no a las drogas", pero ten por seguro que fue su estado erizo lo que ocasionó su verdadero enojo.

No salgas con la tarugada de "no sé cómo llegó ahí", si tu mamá descubre un condón en la bolsa de tu pantalón. Mejor dile que se preocupe si ese mismo condón vuelve a aparecer, dentro de una semana, en el mismo lugar, porque será señal segura de que olvidaste usarlo.

¿Tus padres han dejado de gritarte que le bajes al radio?, ¿cada que volteas a verlos te sonríen?, ¿se esfuerzan en ponerte atención, como si estuvieran bien pachecos, cuando les hablas? No te alarmes. Lo más seguro es que ya les cayó un ejemplar de la Guía de Padres. Pero no hay fijón, lo más que puede pasar es que a los tres días se aburran y otra vez comiencen a gritarte.

Si tus papás te sorprenden en pleno faje con tu chavo, arma un súperpancho. Echales en cara que la culpa es de ellos por dejarte a solas con ese güey. Diles que son unos irresponsables, que su deber es protegerte, que una mujer no sabe cuidarse sola, que no deberían quitarte el ojo de encima, etcétera. Sólo así podrás salvarte de la santa madriza que te espera.

Si tu mamá te sigue llamando en diminutivo: ¡Evaristito!, ¡Raquelito!, ¡Arturito!, delante de los cuates y las amigas, finge demencia y nunca respondas de malas: "ya voy mamá, aaach!" Espera a que siga gritando como loca hasta que se trabe del coraje y entonces sí que gritará tu nombre sin el vergonzoso diminutivo.

No te molestes ni te sientas invadido en tu vida íntima si tu mamá te llama la atención porque manchaste las sábanas la noche anterior. Dile que tuviste un sueño húmedo, y si no sabe de qué vaina se trata, muéstrale la Guía de Padres. Si no entiende, por lo menos la habrás apantallado.

ls-vineta4Si saliste con tu domingo siete, habrá drama seguro en casa. Y aunque a tus papás les pasó lo mismo (por eso se casaron), te dirán que has traicionado su confianza, quizá te golpeen y hasta te corran de la casa, pero al final terminarán echándote la mano con o sin chamaco.

Si te dan una madriza por regresar a casa a las tres de la madrugada, no pienses luego luego en fugarte. Planea mejor tu próxima salida, o de plano, cual fedayín, amárrate dinamita a la cintura y amenázalos con detonarla si te vuelven a poner la mano encima.

Si al guanajo de tu novio se le rompió el condón en pleno orgasmo, ponte buza. Corre a la recámara de mamá y extráele de su neceser, sin que se de cuenta, sus píldoras anticonceptivas. Tómate una doble dosis antes de que pasen tres días, a eso llaman anticoncepción de emergencia. Y de paso manda al güey de tu galán a un taller de sexo seguro para que aprenda a ponerse el condón correctamente.

Si en aras de la unidad familiar, te aconsejan en tu casa quedarte callada ante un abuso sexual de un tío o pariente cercano, no hagas caso. Mándalos al carajo, solicita ayuda y levanta una demanda. La integridad personal está primero.

Si en la "operación mochila" de tu escuela te encuentran condones o píldoras anticonceptivas, no dejes que te los decomisen. Suéltales un choro mareador sobre tus derechos sexuales. No les des tregua, acúsalos de compinches de Serrano Limón (eso sí calienta), y amenázalos con acudir a la Comisión de Derechos Humanos.

Si tus padres te critican todo el tiempo por todo lo que haces o dejas de hacer, no lo tomes a mal, es que todavía no se ponen al día con la maravillosa Guía de Padres. Mejor habla a la Fundación Vamos México y solicita varios ejemplares.

No la armes de tos si sorprendes a papi engañando a mami con otra mujer. Hazte el occiso, saluda decentemente a la interfecta y deslízale a tu progenitor un condón, como no queriendo, en la bolsa de su pantalón. Ahora que si resulta hombrecito el objeto de su afecto, deslízale dos condones en lugar de uno. De posturas y preferencias, uno nunca sabe.

Cuando quieras obtener un permiso o un favor de mami, agárrala a la hora de su telenovela favorita, con tal de que no la distraigas te dirá que sí a lo que le pidas. Y si no resulta, plántate delante del televisor y verás cómo reacciona.

Ya no hay drama que valga cuando uno es gay o lesbiana. Si no quieres sentirte desilusionado o decepcionada porque sólo provocaste el bostezo de tus padres cuando les dijiste que eras gay, debes pensártelo mejor. Busca la originalidad. Ya no se usa reunir a toda la familia para revelarlo, eso es anticuado y hasta de mal gusto. Ahora lo mejor es simular naturalidad, aparecer, por ejemplo, un domingo familiar con la pareja y decir como si nada: "papá, él es mi gay", o "Mamá, ella es mi Elena".

Si saliste premiado en tu examen del VIH, tómalo con calma. No se lo reveles de sopetón a tus padres, mucho menos si además eres gay. Piensa que tu padre se sacará mucho más de onda por tu homosexualidad que por tu seropositividad. Velos preparando poco a poco, aunque para eso la tan mentada Guía de Padres te sirva para un carajo.


Guía de Padres

Tenga cuidado de tratar a su hijo de acuerdo a su madurez psicológica y emocional y no conforme a su estatura. A veces juzgamos equivocadamente su madurez.

Trate de encontrar en usted talentos y capacidades que no haya manifestado antes. Descubra, junto con su hijo, los aspectos estimulantes y gozosos de esta etapa de crecimiento de ambos.

No tome como ofensa personal el que a su hijo le moleste ser visto con usted en la calle o en las celebraciones escolares. Su intención es no dar la imagen de un niño pequeño.

No imite su lenguaje o sus costumbres.

No pretenda ser su amigo, él necesita la figura paterna y materna.

Trate de establecer el tipo de relación que quisiera tener con su hijo cuando sea adulto.

Salga a pasear y juegue con su hijo adolescente, todavía se puede.

Sáquese fotos con su hijo.

Trate de escribir la historia de su hijo y regálesela en un día especial.

Cuente a su familia anécdotas de su infancia y recuerde las cosas divertidas que sus hijos hacían cuando eran bebés.

Revise sus emociones ante el noviazgo de su hijo o hija.

Ayude a su hijo a buscar diversiones adecuadas a su edad, salir en grupo, participar en reuniones con la presencia de una adulto y posponer las citas en las que se encuentre solo con la pareja.

Establezca acuerdos con su hijo acerca de los permisos, horarios, visitas y circunstancias en las que es prudente encontrarse con su pareja.

Marque límites a su hijo para ayudarlo a evitar una actitud sexual irreflexiva que lo lleve a situaciones que no desea.

No utilice la teoría de los estilos de aprendizaje para etiquetar a su hijo, sino para ayudarlo a darse cuenta cuál es la manera de estudiar más adecuada para él.

Recuerde que, aunque su hijo no lo admita, usted sigue siendo un modelo fundamental para él. Procure ser un buen ejemplo, acorde con sus convicciones.

6 No imponga al adolescente la manera de arreglarse. Sólo acuerde con él algunos límites cuando su atuendo pueda causarle problemas.

Diga "sí" siempre que sea posible, pero también "no" en las ocasiones en que sea apropiado. Así, si sucede algo realmente grave o que pone en peligro físico o moral a su hijo, usted estará en excelente posición para usar su --todavía-- poderosa influencia.

Aproveche su propio momento de desarrollo y la crisis que le plantea la adolescencia de su hijo para revisar el sentido de su vida.
 
 

Nota de la R: No es broma. Juramos y perjuramos que lo aquí transcrito fue tomado literalmente de la Guía de Padres 3. 13 a 15 años. Fundación Vamos México/Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. 2003.