LETRA S
Abril 3 de 2003

Editorial

La recomendación que la Comisión Nacional de Derechos Humanos dirigió al director general del IMSS, Santiago Levy, sobre el desabastecimiento generalizado de medicamentos, alerta sobre la gravedad de una situación que, debido a su recurrencia, tiende a ser vista, peligrosamente, como normal. En el documento de la CNDH, sólidamente documentado, queda claro que se trata de un problema creciente cuyas consecuencias en la salud y calidad de vida de la población afectada se desconoce.

En el caso del VIH/sida, resulta sumamente grave que la causa principal del fracaso terapéutico de los tratamientos en esa institución se deba precisamente a la interrupción de las terapias provocada por la falta de abasto de medicamentos. No son los pacientes quienes están fallando en el seguimiento de las prescripciones médicas, es la misma institución la que está provocando la ineficacia de las costosas terapias. Estamos ante la situación absurda y sin sentido de que la institución encargada de garantizar la atención y salud de su población asegurada, la exponga, por una falla administrativa, al desarrollo de la enfermedad y, por tanto, al deterioro de su salud e incluso a la muerte (por no hablar del deterioro del mismo patrimonio de la institución). Por esa razón, la CNDH no duda en calificar de "grave e incuestionable violación al derecho humano a la protección de la salud" de la población afectada. Además, advierte en el futuro "un verdadero problema social de alcances incalculables", de no atenderse con urgencia este problema.

Una de las recomendaciones de la CNDH a Santiago Levy es hacer una evaluación de los efectos del desabasto de medicamentos en el tratamiento de enfermedades crónicas y/o incurables, como el VIH/sida. Labor imprescindible a la que debiera sumarse la sociedad civil para darle puntual seguimiento.