LA MUESTRA
Carlos Bonfil
Millennium mambo
Ambivalente retrato generacional Entorno de modernidad
HOU HSIAO HSIEN es en la actualidad uno de los realizadores
chinos más sobresalientes y de mayor presencia internacional, con
un nivel de búsqueda estética comparable al de Wong Kar Wai
(Angeles caídos) o al de Tsai Ming Liang (El hoyo).
De lo poco que se conoce en México de su extensa filmografía
destacan dos películas: El maestro de marionetas (1992),
retrato del marionetista Li Tien Lu, que es pretexto para elaborar un fresco
fascinante de China en la primera mitad del siglo XX, y Flores de Shan-ghai
(1998), descripción de la vida en un prostíbulo (''casa de
flores") a finales del siglo XIX -un festín de imágenes sensuales
en largos planos secuencias, una evocación de atmósferas
de encierro y abandono erótico, que paradójicamente deviene
un filme sobre el pudor y la complejidad de los sentimientos.
PARA
QUIENES CONSERVAN del cineasta esta imagen de explorador esteta de épocas
pasadas, una cinta como Millennium mambo sorprenderá por
su título y por su moderna ambientación en un medio de discotecas
y de interiores con intensísimos colores primarios (fotografía
magistral de Mark Lee Ping-bing, camarógrafo de Deseando amar
-In the mood for love, de Wong Kar Wai). Según declaraciones
del realizador, Millennium mambo sería la primera parte de
un nuevo proyecto: una serie de retratos de la vida cotidiana en Taiwán,
con énfasis en los cambios en el estilo de vida de una juventud
expuesta a una creciente influencia occidental, escéptica frente
a las tradiciones locales, ansiosa de procurarse sensaciones nuevas mediante
la música tecno y el consumo de estupefacientes, en particular,
el éxtasis.
EN ESTA CINTA, sin embargo, no hay una sombra de comentario
moralista, ni siquiera una imagen juvenil colectiva. Todo se concentra
en el retrato de una joven, Vicky (Shu Qui), que trabaja en un bar de moda
y padece los celos y el asedio sentimental de su joven compañero,
Hao Hao (Tuan Chun-Hao), mientras frecuenta a Jack (Jack Kao), un hombre
mayor, gánster de sentimientos nobles, que la protege y busca en
ella una incierta posibilidad de reposo.
EL PROCEDIMIENTO narrativo es interesante: una voz en
off, la de la protagonista, comenta su propia historia, pero a una
distancia de 10 años, como si al utilizar la tercera persona se
refiriese a una experiencia personal superada, a una Vicky menor, sobre
la que lanzara una mirada más lúcida y a la vez cálida.
La acción se sitúa en 2001, y hay referencias al reciente
cambio de milenio, pero el comentario en off procede del año
2011. Hou Hsiao Hsien elabora un retrato generacional muy ambivalente.
LAS FORMAS EN que los protagonistas viven la sexualidad
y el compromiso amoroso son a tal punto ambiguas, que pronto semejan manifestaciones
de falta de interés y abulia. La dependencia amorosa de Vicky, el
asedio frenético de Hao Hao, no conducen dramáticamente a
ningún lado. El espectador no tiene asideros suficientes para comprender
el comportamiento de estos personajes que parecen cercanos, en su desidia
y hartazgo existencial, a los jóvenes de Bresson en El diablo
probablemente (1977).
EL REALIZADOR CONCENTRA su interés en su protagonista,
la sigue en su deambular urbano y más adelante en su visita a una
provincia nevada de Japón (una secuencia estupenda), describe someramente
su rutina en el bar y captura detalles de su vida doméstica con
movimientos de cámara de fascinante languidez, haciendo siempre
del encuadre su mejor propuesta artística.
PARA ELABORAR SU retrato generacional y describir su entorno
de modernidad, Millennium mambo no recurre a un lenguaje visual
novedoso, a una estética de videoclip o a un montaje acelerado.
Hou Hsiao Hsien se atiene a su característica elegancia visual,
tan sugerente aquí como en Flores de Shanghai, una de sus
mejores obras.