El lunes se reanuda el diálogo entre
tepehuanos y ejidatarios de Bernalejo
Sin contratiempos, la PFP ocupa Pajaritos
Funcionario de Gobernación recomienda a Monreal
no abonar al conflicto en la zona
ROSA ROJAS ENVIADA
Pajaritos, Dgo., 14 de marzo. A las nueve de la
mañana y sin ningún contratiempo, elementos de la Policía
Federal Preventiva (PFP) ingresaron a esta localidad por la salida del
pueblo Canoas, punto que durante 12 días mantuvieron bloqueado indígenas
tepehuanos de Santa María Ocotán para impedir el paso de
ejidatarios de Bernalejo, con quienes se disputan 5 mil 465 hectáreas.
Por las calles ya vacías de Pajaritos se dispersaron
640 elementos que participan en este operativo ''para restablecer
el estado de derecho'', cruzándose a ratos con los ejidatarios desplazados,
que sacan sus enseres y ganado.
Una hora después arribaron en helicóptero
el subsecretario de Gobernación, Ramón Martín Huerta,
y Florencio Salazar, representante de la dependencia en este conflicto;
el procurador agrario, Isaías Rivera, y el subsecretario de Gobierno
de Zacatecas, Manuel Ortega.
El general Francisco Arellano Noblecía, a cargo
del operativo de la PFP, informó que sólo encontraron
en el pueblo a unos cuantos indígenas, a quienes se instó
a retirarse. Junto con la PFP entraron unos 40 elementos de la Policía
Ministerial. Casi todos los efectivos de la corporación federal
iban desarmados -sólo algunos portaban pistola-, y llevaban escudos,
toletes eléctricos y lanzagases.
El conflicto en Bernalejo de la Sierra -ejido a 380 kilómetros
de la capital zacatecana- se remonta a 1997, cuando el entonces presidente
Ernesto Zedillo emitió en favor de indígenas tepehuanos del
estado de Durango un decreto expropiatorio de 5 mil 465 hectáreas,
que ocupaban 64 ejidatarios de Zacatecas.
Los ejidatarios iniciaron un proceso judicial y un tribunal
agrario declaró en febrero la nulidad del decreto presidencial y
determinó que los terrenos debían cederse a los zacatecanos.
La resolución del tribunal agrario provocó
enojo entre los indígenas, quienes el 1o. de marzo bloquearon los
accesos a Bernalejo y el lunes desalojaron a los ejidatarios.
Ayer indígenas tepehuanos decidieron replegarse
tanto de Pajaritos como de Bernalejo.
''No nos vamos a meter de cazaindígenas''
El
subsecretario Martín Huerta propuso realizar un recorrido por el
poblado ''para cerciorarse de que todo esté como se acordó'',
cuando el comisariado de Bienes Comunales de Bernalejo, Marcelino Santoyo,
le preguntó si nada más se iba a hacer el recorrido a las
casas o ''a la invasión de los indígenas''. Huerta contestó
que él fue a verificar que el operativo funcionara y que
por la vía del diálogo y sólo si hubiera sido necesario
mediante el uso de la fuerza se restableciera el estado de derecho en Bernalejo:
"tampoco me voy a meter a cazar indígenas", comentó. Santoyo
le reviró que querían tener claro cuál era su misión:
"nosotros hemos sufrido mucho y queremos saber si hay justicia o no hay.
Queda clara la burla que han hecho de nosotros (los indígenas) y
lo que nos han pisado; eso no lo va a pagar nada".
Huerta repuso que hay un litigio y dos alternativas para
resolverlo: continuar por la vía jurisdiccional, que en materia
agraria es larga, o una solución que sea gana-gana -que ganen
los ejidatarios la paz y un lugar donde trabajar, y ganen los comuneros
la tierra que han reclamado históricamente- con la intervención
del gobierno federal y los gobiernos de Zacatecas y Durango.
Informó que por la tarde se realizaría una
reunión con los ejidatarios a la que asistirían el procurador
agrario y el secretario de Gobierno de Zacatecas, Tomás Torres,
para procurar un avenimiento. Dicha reunión se pospuso para lunes
o martes de la próxima semana ante el hecho de que los ejidatarios
de Bernalejo están muy ocupados sacando su ganado y desarmando sus
casas. No obstante, Ortega le insistió en que fueran a verificar
si los indígenas se habían retirado de la invasión
que realizaban desde un año antes, lo que descartó Martín.
El funcionario de la Secretaría de Gobernación
pretendió advertirle a Santoyo que en las negociaciones entre la
Procuraduría Agraria y los ejidatarios ''no le vamos a permitir
la entrada a este proceso a mediadores que sólo quieren aprovecharse'',
como Rafael Quesada, dirigente de una asociación de ovinocultores
que los está asesorando. Santoyo atajó: ''eso lo decide una
asamblea, que tiene la última palabra. La negociación no
va a ser con él, va a ser con nosotros, no lo puedo hacer a un lado,
sólo si los 64 ejidatarios le quitan el poder; el ejido no es mío".
Martín señaló más adelante
que los derechos de los ejidatarios están a salvo, que el gobierno
sólo pretende ayudar y va a seguir garantizando la seguridad: "no
nos regresemos, o queremos negociación o seguir peleando jurídicamente".
Se le planteó que en las poblaciones aledañas
la gente dice respecto de la llegada de la PFP: "ya para qué. ¿Por
qué esperaron hasta que desplazaran a los ejidatarios de Bernalejo?''.
El funcionario contestó: "nosotros no hemos abandonado nunca este
asunto... Los días que estaba la amenaza muy fuerte por la toma
de más tierras en esta zona vino el procurador agrario, vino Florencio
Salazar para evitar más hechos de sangre; cómo que ya para
qué, afortunadamente no ha habido esos hechos de sangre, tenemos
un acuerdo que puede derivar en un acuerdo definitivo para una y otra parte,
yo creo que para poner la paz y la tranquilidad no hay plazos".
Respecto de la posición del gobierno de Zacatecas
de que no se aceptará una negociación económica por
el ejido, Martín Huerta contestó que los gobiernos no deben
ser obstáculos ni ponerle cargas políticas a los problemas,
y exhortó a los gobiernos de Durango y de Zacatecas a colaborar
para la solución de este asunto.
Nos falta tierra: tepehuanos
En el campamento de Canoas, Santos Galindo, uno de los
principales dirigentes de los tepehuanos, rodeado de comuneros, afirmó
mientras observaba la entrada de los preventivos: "que la PFP resguarde
los pueblos fantasmas que tanto defiende Ricardo Monreal (gobernador de
Zacatecas). Ustedes han visto que han pasado muchos camiones con las pertenencias
de los ejidatarios; ellos ya decidieron irse, ya no quieren regresar".
Subrayó que a los comuneros les interesa que se
arregle el problema agrario que los ha enfrentado con los ejidatarios,
"y que Monreal acepte que se hagan las negociaciones con ellos. El no quiere
porque para él es una bandera en su carrera política".
Se le planteó que mucha gente en los poblados cercanos
de San Juan Capistrano y Valparaíso, ambos zacatecanos, así
como de Huejuquilla -en Jalisco-, teme que los tepehuanos vayan a querer
extender más sus posesiones. Sonrió y dijo que las comunidades
nacieron primero que los estados y los ejidos; a los indígenas les
dieron la tierra en la época virreinal y los títulos de Santa
María Ocotán afectan a San Juan.
''Los mestizos han sido los invasores, han pisoteado nuestros
derechos. Hoy se sienten humillados, pero ellos olvidan que al entrar ellos
mataron gente. Ahora nos exigen que respetemos y ellos no respetaron, para
ellos hay una ley y para los indios otra, cuando tenemos los mismos derechos
y oportunidades", añadió.
Explicó que la resolución de 1936 de reconocimiento
y titulación de las tierras de Santa María Ocotán
(Durango) incluye gran parte de las tierras hacia San Juan. ''Son 421 mil
hectáreas y nada más tenemos en posesión 360 mil;
esas otras tierras las tiene Zacatecas, y entonces Zacatecas debe aceptar
que en ella existen tepehuanos''. Se le preguntó si los tepehuanos
insistirán en que se les entreguen las tierras que les faltan: "No
soy mago para predecir lo que viene; nos sujetamos a la realidad y a lo
que tenemos", contestó.
Cuando se le preguntó si se iban a retirar de Pajaritos
y Bernalejo, como había informado un día antes el gobernador
de Durango, Angel Sergio Guerrero Mier, informó que el acuerdo fue
que permanecerían ahí. Y en efecto, los tepehuanos se retiraron
del centro de Pajaritos, pero mantuvieron el campamento o "invasión"
en las tierras ejidales iniciado en febrero del año pasado para
presionar la salida de los ejidatarios.
En el poblado, la esposa de Santoyo, Josefina Flores,
informó que ya casi tiene vacía su casa, pero no han salido
de Pajaritos, pese a la insistencia de sus hijos que viven "al otro lado",
porque falta que saquen las 60 reses que tienen: "Son dos años de
trabajo del otro lado" (en Estados Unidos), explicó. Señaló
un árbol lleno de flores blancas y lamentó tener que dejar
sus manzanos, todos floridos. Al preguntársele qué va a pasar
con los difuntos, con el panteón, soltó el llanto. Comentó
que ella enterró ahí a su mamá: "me la traje de Estados
Unidos, allá se murió; si he sabido ni la traigo. Y mis abuelitos
apenas se murieron, cada mes les llevaba sus velas y sus flores, ya no
vamos a poder".