La consigna es prevenir, prevenir y prevenir
La señora María Medina es jefa de enfermeras de la Clínica Especializada Condesa del Distrito Federal desde agosto de 1990. Tiene 52 años de edad y 18 de enfermera. Originaria de Michoacán, comenzó a estudiar la primaria a los 25 años de edad, cinco después de haberse casado y emigrar a la ciudad de México. Prácticamente, afirma, se educó junto con sus hijas. Gracias a su tesón y al apoyo de su esposo, logró graduarse en Atención Primaria a la Salud en la ENEP-Zaragoza. Se dice enamorada de su profesión y por ello no le pesa su jornada laboral, que inicia a las 7:30 de la mañana y concluye a las nueve de la noche. "Antes de 1990 mi experiencia como enfermera era con las patologías comunes; había VIH pero no se conocían muchos casos, además de que no se hacían los estudios de detección de anticuerpos si el paciente no presentaba síntomas relacionados con el sida. Yo trabajaba en la clínica Gregorio Salas, en el centro de la ciudad de México, donde teníamos un programa de atención integral a la mujer y se atendía a todas las sexoservidoras del Distrito Federal. En esa época conocí al actor y escritor de la obra teatral Y el rey murió de sida; estaba muy grave y deseaba morir en su tierra, Venezuela. Sin pensarlo mucho, otras compañeras y yo, junto con sus amigos y asociaciones civiles, conseguimos donativos para comprarle el pasaje, pero presentó anemia, por lo que no pudo viajar. Pero logramos reunir dinero para que su mamá viniera. Por los casos de sexoservidoras con VIH que atendíamos --mínimo 100--, yo pensaba que en poco tiempo esto se iba a convertir en una epidemia, pues sabía que no usaban condón, me preguntaba con cuántas personas habían tenido relaciones sexuales cada una de ellas, ya que además los condones no se regalaban tan fácil como ahora y ellos no los compraban porque valían cinco o diez pesos. "Por esta preocupación fue que desde 90-91 empecé a ir con la gente de Colectivo Sol a buscar información, y después comencé a relacionarme con otras ONG, como la Fundación Mexicana de Lucha contra el Sida. Por mi cuenta emprendí acciones para apoyar a la gente, pues si en la Secretaría de Salud no se daban los apoyos que la gente requería, como terapias individuales y de grupo, métodos preventivos, educación sexual, etcétera, había que buscarlos en otros lados. "Sin abandonar mi empleo en el Gregorio Salas, en 1990 acepté el puesto de jefa de enfermeras en la Clínica Especializada Condesa --aunque en ese entonces no se llamaba así-- porque mi hija tenía leucemia y la internaban seguido en el hospital Fernando Quiroz, aquí cerca, en Tacubaya. Después le tomé aprecio a esta clínica. Trabajar con VIH me ha enriquecido como ser humano, pues entendí lo que es la solidaridad con quienes están infectados y no tienen familiares, están solos y necesitan de nuestra comprensión y apoyo. "Creo que para detener la epidemia lo importante es la prevención, la prevención y la prevención, sobre todo entre los adolescentes y la gente joven. También es fundamental encontrar más voluntarios para la lucha contra el sida, formar muchos grupos de apoyo y diseminar la información, que se sepa más del VIH, porque desgraciadamente hay gente que jamás ha escuchado hablar de esto. La conciencia de prevención es lo que se necesita." |