Condilomas y VIH
Existen más de 80 tipos del virus del papiloma humano (VPH), de los cuales más de 30 son capaces de infectar el tracto genital. Los condilomas acuminados, popularmente conocidos como crestas de gallo, son verrugas genitales ocasionadas por algunos tipos de este virus. Se transmiten fácilmente al contacto con la piel. En adultos se considera una infección de transmisión sexual (ITS), favorecida por parejas sexuales múltiples, parejas desconocidas o inicio temprano de la actividad sexual. En mujeres la presencia conjunta del VPH y del virus del herpes es un buen predictor de cáncer cérvico-uterino. Los adolescentes parecen ser muy susceptibles al VPH, y en niños puede transmitirse con o sin contacto sexual, pero en cualquier caso debería despertar sospechas de abuso sexual. En forma global, los condilomas son la lesión anorrectal más frecuente en los hombres que tienen sexo con otros hombres, mientras que las personas con VIH, dependiendo del grado de inmunodeficiencia, tienden a malignizar las verrugas y a desarrollar propensión a carcinoma del ano. La forma de detectarlo es por medio de un raspado en la región perianal o anal (parecido al papanicolau), practica poco utilizada por los doctores pero muy recomendada para aquellos que tienen molestias en esa zona. Aunque puede no haber síntomas en algunas personas, por lo general los condilomas se presentan de uno a seis meses después de haber contraído la infección y se caracterizan por el crecimiento de verrugas sobre la piel y membranas mucosas, específicamente en pene, vulva, uretra, vagina, cuello del útero y alrededor del ano (perianal). Son fácilmente visibles, pues tienen aspecto de coliflor. En el pene las verrugas tienden a ser más pequeñas que sobre los genitales femeninos o que las perianales en ambos sexos; crecen mejor en el área genital húmeda; son ásperos, coloreados y duros y pueden aparecer solos o en racimos. Si no se tratan, las verrugas alrededor del ano y de la vulva pueden agrandarse rápidamente. Algunos de los síntomas, además de la visibilidad de las verrugas genitales, son aumento de humedad en el área de los crecimientos; comezón en el pene, escroto, área anal o vulva; olor desagradable; dolor durante el acto sexual; hipersensibilidad al contacto; aumento de la descarga vaginal, y sangrado vaginal anormal (no asociado con el periodo menstrual) después del acto sexual. Las verrugas en cérvix o vagina podrían no causar síntomas perceptibles, ya que puede mostrar alteraciones celulares que sugieran infección verrucosa. De acuerdo con un estudio prospectivo del Instituto Nacional
de Salud Pública, Patologías anorrectales en pacientes VIH
positivos, los homosexuales positivos al VIH tienen un doble factor de
riesgo para el desarrollo de infecciones anorrectales: la práctica
de relaciones sexuales anales y la presencia de inmunosupresión,
que los hace presa fácil de infecciones oportunistas. En el estudio
participaron 83 personas distribuidos en cuatro grupos: homosexuales con
sida; homosexuales VIH sin sida; homosexuales VIH negativos, y heterosexuales
VIH negativos. Entre los resultados se encontró que 40 por ciento
de los homosexuales con sida presentaron condilomas acuminados, porcentaje
que se elevó a 52 en gays VIH sin sida, y se disparó a 84
por ciento en homosexuales VIH negativos.
Tratamientos y prevención
Para evitar la propagación de las verrugas a otras
áreas del cuerpo o a otras personas es conveniente:
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