BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
De la blix-krieg a la blitzkrieg: la "guerra
compleja" de Bush
Tensión civiles/militares en el ejército
de EU
El ataque a Irak, parte de un esquema mayor
LA PALABRA BLITZKRIEG significa
en alemán "guerra relámpago" (krieg, guerra, y blitz,
relámpago) y fue muy usada por los estrategas del ejército
alemán durante la primera mitad del siglo XX, para luego caer en
desuso y ser resucitada por los "civiles" inexpertos en asuntos militares
del equipo Bush (más que por sus militares profesionales, válgase
la tautología, sobre lo que volveremos), quienes han prometido una
"guerra relámpago" de exactamente seis semanas. ¿Como le
harán para calcular con antelación la exactitud cronológica
de una contienda?
EN ESPERA DE la inexorable blitzkrieg sobre
Irak, diseñada desde hace 12 años por el grupo de Cheney,
el equipo Bush ha usado el montaje hollywoodense de los inspectores de
la ONU, encabezados por el pusilánime sueco Hans Blix, quien se
ha prestado a todas las maniobras prebélicas (no en forma tan ofensivamente
flagrante como lo hizo el australiano anglosajón Richard Butler,
quien resultó un vulgar espía de la CIA y el Mossad). Inclusive,
el canciller ruso, Igor Ivanov, con justa razón denunció
que Blix le estaba haciendo el juego al equipo Bush, que opera así
una blix-krieg, es decir, la "guerra de Blix" preliminar, para luego
aplicar la blitzkrieg, su prometida "guerra relámpago" (¿con
armas nucleares?), de modo de no incomodar demasiado a los "mercados",
que han empezado a sacar sus cuentas alegres sobre el alza de 30 por ciento
en el índice industrial Dow Jones. Por medio de la blix-krieg
preliminar, para eliminar el mayor número de armas iraquíes
y así facilitar la captura de Bagdad, se destruiría, en forma
por demás controvertida, los misiles Al Samoud 2, desmantelando
al máximo a Irak (de por sí ampliamente diezmado por los
bombardeos de la planta nuclear Osirak/Tammux por la aviación israelí
en 1981 y por la guerra de la coalición encabezada por Estados Unidos
en 1991), prácticamente sin resistencia creíble, para luego
poder aplicar cómodamente la blitzkrieg bushiana, en plena
coordinación con los "mercados" bursátiles.
NO
SE DEBE SOSLAYAR que la segunda guerra contra Irak ha sido diseñada
por la plutocracia petrolera texana que practica el modelo fundamentalista
económico del "ofertismo fiscal" (supply-side economics),
es decir, el summum del radicalismo neoliberal, que versa primordialmente
sobre la disminución de los impuestos a las clases pudientes, dizque
para estimular la economía, por lo que los "civiles" inexpertos
en asuntos militares (principalmente el cuarteto filolikudista Cheney-Rumsfeld-Wolfowitz-Perle)
están chocando, como nunca se había visto en los anales de
Estados Unidos, previamente a una empresa bélica, con los militares
profesionales. Se acaba de escenificar una controversia pública
entre el "civil" subsecretario de Defensa, el israelí-estadunidense
Paul Wolfowitz, y el jefe de Estado Mayor del ejército de Estados
Unidos, general Eric Shinseki, quien pegó en el mero blanco al considerar
que para ocupar todo Irak, un país de 434 mil kilómetros
cuadrados (27 veces mayor que Kuwait), "se necesitan cientos de miles de
soldados" (The Financial Times, 28 de febrero de 2001), lo que desmonta
de tajo todo el "plan Wolfowitz" de la pretendidamente inocua balcanización
medio-oriental a partir de Irak. El mismo Wolfowitz (en estos asuntos trascendentales
el pobre Baby Bush ni pinta) salió a refutar a Shinseki sobre
costos, despliegues y alcances del "post Irak", que en el mejor de los
casos apunta a un caos regional: ¿no será, acaso, lo que
busca deliberadamente el "plan Wolfowitz", para provocar una alza desmedida
del petróleo y someter al euro, al yen y al yuan?). Como medida
coercitiva, el septuagenario Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, había
anunciado en forma descortés con un año de anticipación
la jubilación del rebelde general (de quien se insiste fue nombrado
por Clinton), para quitarle decoro y poder, debido a sus constantes colisiones
con Wolfowitz.
LA GUERRA EN IRAK también ha dividido al
mundo entre valientes y cobardes, lo cual es más notorio en el seno
de la tragicómica Liga Arabe, de 22 países, que lo mejor
que encontró en las confortables playas de Sharm El-Sheikh fue aprobar
la artimaña estadunidense de exiliar a Saddam. Naturalmente que
el punto de vista del valiente general Shenseki, aún en funciones,
marca un hito en la historia de Estados Unidos y exhibe la fractura entre
los militares profesionales y los ultrahalconazos "civiles" filolikudistas,
quienes en su vida no han disparado una sola bala (el mismo Baby
Bush evadió el servicio militar gracias a la ayuda paternal de la
CIA).
EL 11 DE FEBRERO pasado, ante el camaral Comité
de Relaciones Exteriores, nada menos que el general retirado Anthony Zenni,
anterior cabeza del Comando Central, que cubre Irak, el Medio Oriente y
Afganistán (cargo que hoy ocupa el general Tommy Franks, candidato
a convertirse en el gobernador militar del protectorado del post Irak),
manifestó su rotunda oposición a la guerra debido a las previsibles
consecuencias desfavorables ("no será una guerra corta" y la "permanencia
militar será prolongada"), que no han sido sopesadas por los diseñadores
"civiles". Como punto nodal de su notable exposición, Zinni reiteró
que la "guerra contra Irak" iniciada en 1991 "no ha cesado" 12 años
después: la existencia de las zonas de exclusión aérea,
los bombardeos intermitentes, la presencia de 23 mil soldados y las intercepciones
de operaciones marítimas lo demuestran.
TAMBIEN EL GENERAL Norman Schwarzkopft, quien expulsó
a las tropas iraquíes de Kuwait, alertó sobre el probable
empantanamiento al estilo Vietnam, y el mismo Pentágono advirtió
a la opinión pública sobre la alta probabilidad de "una contienda
sangrienta", a diferencia de Afganistán (The Daily Telegraph,
19 de febrero). El Pentágono, incluso, ha llegado a filtrar
a The New York Times información sobre el amplio abanico
de escenarios desfavorables que tienen preocupados a los militares profesionales,
en contrapunto con el insólito desparpajo de los "civiles" filolikudistas,
quienes cómodamente dan órdenes burocráticas que han
empezado a indisponer a un segmento nada despreciable de militares.
LOS "CIVILES" FILOLIKUDISTAS, alertas al malestar
militar cada vez más visible públicamente, le (im)pusieron
a Baby Bush como libro de cabecera el Supremo comandante,
del israelí-estadunidense Stephen Cohen, que pone en relieve las
virtudes del liderazgo civil sobre los militares, quienes deben obedecer
sin tapujos, y que repite un libro anterior al respecto del ultrahalconazo
Samuel Huntington. No importa que Baby Bush haya leído un
solo libro en su vida, pero su lectura obligada en el rancho de Crawford
sobre la indiscutible supremacía del comandante "civil" sirve para
estimular y confirmar (para "cukltivar", dirían los sabios yucatecos)
sus pretendidas dotes únicas de líder mundial espiritual,
como nuevo profeta paleo-bíblico del Antiguo Testamento, al estilo
del profeta Isaías y sus imprecaciones furibundas contra la "meretriz
Babilonia" de hace 2 mil 500 años.
LOS FINANCISTAS PETROLEROS, desesperados por la
quiebra económica de la globalización financiera, que buscan
como sea una "guerra preventiva y permanente" para encubrir y, quizá,
resarcir, sus descomunales pérdidas bursátiles, están
ofendiendo peligrosamente el orgullo militar del ejército de Estados
Unidos, a grado tal que el general Colin Powell ha renegado en la práctica
real de su propia "doctrina Powell" que, en caso de ser rigurosamente aplicada
en la coyuntura presente, prohibiría la aventura militar multidimensional
que ha emprendido Estados Unidos en forma sincrónica en el Medio
Oriente, Asia Central y Filipinas (adonde acaba de enviar 3 mil soldados
para enfrentar a la guerrilla fundamentalista islámica de Abu Sayaf,
otro artefacto de la CIA).
PERO LOS "CIVILES" israelíes-estadunidenses
Paul Wolfowitz y Richard Perle, desde sus influyentes cargos en el Pentágono,
desean la guerra cuanto antes y como sea. En un reciente artículo
en The Philadelphia Inquirer, Wolfowitz asegura que el derrocamiento
de Saddam promoverá la "democracia en todo Medio Oriente", como
sucedió en Alemania, Japón y la "liberación de Francia"
(lo cual fue retomado una semana después en el insulso discurso
de Baby Bush ante los fundamentalistas neoliberales del American
Enterprise Institute, controlado por la dupla Cheney-Rumsfeld), aunque
ninguno de los dos haya especificado si sería al mismo precio de
millones de víctimas y del lanzamiento de dos bombas nucleares como
en Hiroshima y Nagasaki.
SEA LO QUE FUERE, para las necesidades de la pax
americana, Peter Schweizer, un investigador de la archiconservadora
Hoover Institution, formula la imperativa necesidad de crear una "Legión
Extranjera Estadunidense" de 20 mil soldados (The New York Times,
18 de febrero), al estilo de la colonial Legión Extranjera Francesa,
que incorporó a migrantes y desempleados de los países "aliados"
(si es que no lo han hecho aún, ¿los primeros en enrolarse
serían Zedillo y Castañeda Gutman, el flamante representante
del megaespeculador y criminal convicto George Soros?; por lo visto, todos
los juniors del PRI y del PAN representan intereses trasnacionales
y metanacionales, y entonces, ¿quién diantres representa
los intereses "nacionales" de México?).
"EL DESTINO DE Estados Unidos es ser el policía
del mundo" (The Financial Times, 17 de febrero), nos advierte en
forma ominosa Max Boot (investigador Olin, al igual que Huntington, adscrito
al Consejo de Relaciones Exteriores que "representa" en México el
filobélico del ITAM Fernández de Castro), quien coloca en
la lista a Norcorea y a Irán después de Irak.
CON MAYOR CRUDEZA que todos, el centro de pensamiento
Stratfor (25 de febrero), con sede en Austin, Texas, y muy cercano a las
huestes bushianas, delata que "en el análisis final, la paz interna
de Irak no le interesa a Estados Unidos. Por consiguiente, la decisión
de desplegar varias centenas de miles de tropas tiene que ver con el posicionamiento
militar en Irak, desde donde se pueda aplicar una enorme presión
a otros países que preocupan a Estados Unidos como Irán,
Arabia Saudita y Siria", lo que demuestra que se trata de una "guerra regional".
En forma obscena, Stratfor se adhiere a nuestro concepto de "guerra multidimensional"
y devela que "se ha levantado el encubrimiento de la realidad de la posguerra
en Irak. El Congreso ha sido advertido de lo que debió haber sabido
antes: que la guerra en Irak es simplemente una campaña dentro de
una guerra compleja más duradera".
¿ENTENDIDO, MISTER FOX y
mister Gil Díaz?, quienes han sido lastimosamente engañados,
para no decir controlados, por la presión brutal de la jauría
bushiana, de que la vigencia de la moribunda globalización financiera
pasa por el derrocamiento de Saddam y la instauración de un protectorado
militar de Estados Unidos. Aunque fuese el peor régimen del mundo
el de Saddam, lo cual no es evidentemente cierto, siempre será mejor
que un protectorado militar extranjero, en particular uno liderado por
Baby Bush y los ultrahalconazos del clan fundamentalista
texano-israelí.