Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 2 de marzo de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Política

Nunca fue fácil la vecindad entre sus propietarios e indígenas zapatistas

Una historia de fricciones constantes, en la ocupación del rancho Esmeralda

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Nuevo Jerusalen, Chis. 1o de marzo. "No sé". "No hay paso". "No sé nada". Son las únicas respuestas de los guardianes del portón que da acceso a Nuevo Jerusalén, San Juanito y el llamado rancho Esmeralda (o Emerald Ranch, como rezan sus letreros promocionales en Ocosingo). Este último fue ocupado pacíficamente por bases de apoyo del EZLN el viernes por la mañana.

Y se cumplió la profecía de su dueño, Glenn Wersch. La tercera fue la vencida. Los zapatistas del municipio autónomo Primero de Enero tomaron finalmente el rancho, luego de dos meses de fricciones directas y acusaciones de los propietarios de La Esmeralda, en buena medida falsas pero con resonancia mediática, seguidas de una respuesta expedita de la embajada estadunidense y la alarma pública del Departamento de Estado, reflejada en el interés del New York Times y las cadenas radiales allende la frontera norte en este asunto, al parecer pequeño, mas montado en un escenario extraordinario. Aquí, donde colindan una de las mayores bases militares de Chiapas, un poblado autónomo en resistencia, un rancho turístico para extranjeros y la última ciudad del clásico maya, Toniná.

En algún momento, a principios del año, la representación diplomática de Estados Unidos demandó a Pablo Salazar Mendiguchía, gobernador de Chiapas, que hiciera intervenir al Ejército federal en defensa de la propiedad de los estadunidenses Glenn Wersch y Ellen Jones, como si la guerra irresuelta en Chiapas fuera de Nintendo y las fuerzas armadas nacionales estuvieran para eso.

La vecindad, que data de varios años, entre zapatistas, soldados y empresarios estadunidenses vinculados con la oligarquía ganadera local nunca fue fácil, pero a partir de 2002 fue complicándose, en la medida que las actividades "turísticas" del rancho Esmeralda fueron adquiriendo un carácter más militar. Es de notar que las referencias turísticas del rancho Esmeralda incluyen a miembros, activos o retirados, de los ejércitos estadunidense e israelí.

Según versiones del gobierno estatal, confirmadas hoy por campesinos de la región, en los meses recientes llegaron a verse dentro de la Esmeralda lo que parecían prácticas militares de individuos uniformados, aunque presuntamente se encontraban de paseo. Esto, aunado a una actitud irritada y cada día más prepotente, según los indígenas, del señor Wersch, llevó a que los pobladores autónomos decidieran impedir el tránsito de los huéspedes del rancho a través de sus tierras comunales.

Durante algunos meses, los huéspedes ingresaban por la zona arquelógica de Toniná, al sureste del Emerald Ranch, lo cual también causó fricciones con los trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargados del sitio arqueológico.

"Desde ayer ya no entra ni sale nadie por aquí", informa un vigilante de Toniná. "Por aquí entraba antes gente. Orita no", y señala la vereda que conduce al rancho ocupado. Pese al presunto aumento de actividad castrense en los aldedores y a la amplificación mediática de la "lucha" de los Wersch, el sitio arqueológico y el museo de Toniná siguen funcionando normalmente.

A unos pasos, una manta de la sección sindical de los trabajadores del INAH exige respeto al patrimonio cultural y la soberanía nacional. Todos los visitantes de las ruinas y del rancho Esmeralda han topado con el mensaje desde hace meses.

El conflicto entre el matrimonio Wersch-Jones y los indígenas de Nuevo Jersusalén llegó al extremo en año nuevo, cuando los estadunidenses aseguraron que el rancho había sido invadido por los zapatistas, y no era cierto. Entonces el secretario de Gobierno, Emilio Zebadúa, intentó un arreglo con los Wersch. Según versiones confiables, los estadunidenses habrían pedido 10 millones de pesos por las 10 hectáreas que compraron por 21 mil pesos en 1995. ƑQuerían hacer un negociazo o paralizar el arreglo?

Esta noche, que será oscura, tres soldados rondan la entrada a Nuevo Jerusalén, tras un grupo de indígenas autónomos que salen a la carretera que separa el poblado indígena de la 39 Zona Militar y del cuartel del 31 Batallón de Infantería. Más de 10 vehículos de un convoy artillado se forman en las puertas del cuartel, listos. Los servicios de seguridad del estado y de la Federación rondan Ocosingo, nerviosos y abundantes. Y los Wersch anuncian que se establecerán en la ciudad de Ocosingo, mientras demandan cárcel para los zapatistas que ingresaron ayer al rancho Esmeralda.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año