Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 21 de enero de 2003
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Política
ENTREVISTA /FERNANDO YAÑEZ

Qué malo que no se respetaran los acuerdos

LO DECIMOS DESDE 1969: SOMOS SOLDADOS DE CONCIENCIA

Fernando Yáñez habla de los primeros pasos del EZLN en la década de los 80 y la génesis del alzamiento de 1994, del que dice: "Eran 200, 300 pueblos que enviaron comisionados. Se votó unánimemente que hubiera un levantamiento, sin definir la fecha"

BLANCHE PETRICH /II Y ULTIMA ENVIADA

Apodaca, NL. Apegado a la doctrina de los escritos originales de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), Fernando Yáñez vivió 30 años convencido de que "el triunfo de este pueblo es inevitable. Porque lo queremos, porque lo conocemos y porque lo merece".

En la primavera de 2000, de pie en la tribuna, frente a un Zócalo lleno que aclamaba a los zapatistas, el veterano conspirador se acercó un poco a ese espejismo. Yáñez ya había sido "desclasificado" como dirigente histórico del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al ser nombrado enlace político de la caravana de los pueblos indios. "Que esa visión se materialice ante los ojos de un dinosaurio como yo... pues sí, da gusto. Pero al mismo tiempo sabemos que falta mucho. El Zócalo no era el triunfo."

Sí reconoce, sin embargo, que en ese momento pudo haber ocurrido un viraje definitivo en la historia del conflicto en Chiapas, que se frustró. Cuando la caravana de pueblos indios llevó hasta la Cámara de Diputados la iniciativa de reforma indígena, Yáñez recibió la orden de decirle textualmente al comisionado gubernamental Luis H. Alvarez: "No confundan esto con debilidad, les estamos ofreciendo el camino de terciopelo para que lo caminemos juntos y podamos llegar a acuerdos. Si no lo entienden, van a conocer el otro camino, el de las dificultades". Lo que pasó después es historia, historia triste, si se quiere, porque nadie imaginó que los legisladores pudieran tener tan poco respeto a la gente, agrega.

yanes3Mientras Fernando Yáñez fue Germán, máximo comandante de las Fuerzas de Liberación Nacional y del EZLN, el mundo cambió de colores y fronteras, cayó el muro de Berlín y muchos movimientos guerrilleros dejaron de existir. México vivió el fraude electoral de 1988. Ellos, los ahora zapatistas, permanecieron y crecieron "geométricamente" en la selva chiapaneca a pesar de que fueron descabezados varias veces. "Y tan no nos liquidaron, que aquí estamos", dice y se ríe.

De máximo dirigente a subordinado

Subordinado y de muy buena gana, por lo que deja ver, a quienes condujo en años pasados, afirma: "Los pueblos producen a sus dirigentes, a sus cuadros. Las ideas revolucionarias van pasando de generación en generación, y cada generación le pone algo más".

Las FLN sufrieron su primer gran golpe en febrero de 1974. Primero cayó la casa de seguridad de Nepantla. Entre los muertos estaba el segundo al mando, Salvador. Y también un portafolios con documentos sobre una operación de compraventa de unos terrenos en Ocosingo, el rancho-campamento de El Chilar. Tres o cuatro días después, una unidad del Ejército fue emboscada por el núcleo guerrillero cuando ya se acercaba al campamento. "Esto nunca se ha dicho: el Ejército sufrió ahí cuatro bajas." Los rebeldes intentaron huir por la selva al operativo. Nunca se supo realmente qué pasó, pero desde entonces el grupo está desaparecido.

A pesar de la gravedad de los golpes, éstos no fueron mortales para las FLN, asegura Yáñez: "Había una autoridad en las ciudades bajo la responsabilidad del compañero Alfredo, que dirigió el repliegue, siempre con la orden de volver a Chiapas. A los pocos meses él regresó y al año siguiente llegó otro grupo. Ahí sí ya iba yo. Alfredo murió en Chiapas".

"¡Eres un cabrón!",  me dijo el general

Sobreviviente de prolongadas persecuciones, Yáñez fue detenido durante la ofensiva del presidente Ernesto Zedillo contra el EZLN a principios de 1995 en el Distrito Federal. El general Guillermo Alvarez Nara, entonces jefe de la Policía Judicial Militar, lo interrogó durante horas. Exasperado, al final, le espetó: "Eres un cabrón que te has dedicado toda la vida a conseguir armas para jodernos a nosotros". Yáñez cuenta: "Sentí orgullo. El general se levantó y se retiró con todo su séquito. Y a mí me mandaron al Reclusorio Oriente".

-Poco se sabe de la evolución de la organización en los años 80.

-Los que sí saben son los del Ejército, que no querían ir atrás de nosotros. Nuestro crecimiento en los 80 fue mucho más sencillo, ya había una base campesina. El 17 de noviembre de 1983 se forma el EZLN. Antes, en 1980, el movimiento había crecido tanto que fue necesario reglamentar la integración de los mandos, el reclutamiento, la división del trabajo. Yo seguí con la responsabilidad mayor porque era el que tenía más experiencia. De ese momento al levantamiento fue un crecimiento geométrico. Ese trabajo sí ya le tocó a Marcos desarrollarlo.

-¿Qué análisis hicieron de la coyuntura de 1988, con el fraude electoral al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y la incorporación de muchas fuerzas de la izquierda radical a la vía electoral?

-Reconocimos en 1988 que hubo un reflujo, una falta de interés del pueblo en la lucha armada, y la gente andaba buscando el cambio por la vía pacífica. Seguimos creciendo en silencio, no arriamos la bandera de la rebeldía, aunque decíamos: 'a ver, estudiemos, analicemos lo que hay de inédito en la situación'. Había un buró político, compañeros que tenían el encargo de analizar la política nacional, internacional, todo lo que las miles de gentes de nuestra organización tuvieran que conocer. Sus escritos llegaban a la selva; ahí se analizaban y debatían. Nunca vimos la posibilidad de dejar la lucha. El tiempo demostró que estábamos en lo justo.

Sobre los cambios de los años 90, las firmas de la paz para El Salvador o Guatemala, la pérdida del poder de los sandinistas, la desaparición del bloque socialista, opina: "Cada quien su proceso. Algunos recibieron ayuda del campo soviético, nosotros no. Si cae 20 veces el muro de Berlín, eso no va a cambiar las relaciones de los indios con los finqueros de Chiapas. Rusia dejó de ser la vanguardia del proletariado pero nunca fuimos pro soviéticos ni pro chinos. Eso no afectaba".

A principios de 1993, 14 años después de asumir la máxima dirigencia de las FLN en una reunión clandestina en Monterrey, Yáñez dejó de tener el mando durante la gran asamblea rebelde en la selva Lacandona. "Fue cuando todo el poder pasa a las comunidades", puntualiza.

Recuerda ese momento: "No te voy a decir dónde fue. Eran 200, 300 pueblos que enviaron comisionados. Se votó unánimemente que hubiera un levantamiento, sin definir la fecha. Se decidió quién iba a ser el mando militar y todo lo demás. De los fundadores históricos, sólo quedaba yo. A Marcos le dieron el bastón de mando porque se hizo una declaración de guerra y él es el máximo responsable militar. ¿Qué sentí? Híjole, para empezar, un gran alivio, como cualquier persona normal, consciente y responsable. Lo que se decidió es que hubiera una guerra y no lo decidió una persona sino una asamblea. Pero en seguida entran otras responsabilidades. Ya no hay que cuidar a un pequeño grupo sino a todo un pueblo metido en esto. Y se empieza a trabajar de inmediato, mucho más duro. En casos así las emociones se guardan para luego".

Soldados de conciencia

El levantamiento del 1º de enero se decidió con plena conciencia de que todas las desventajas militares estaban del lado del EZLN: "Hay un libro nuestro -explica Yáñez- que se llama Sobre los problemas de la guerra y la paz, que destaca que lo que importa en todas las luchas es el hombre, no el arma. Estábamos, estamos y probablemente siempre estaremos en desventaja. No somos guerreristas. Queremos al mejor hombre, eso sí. Lo decimos desde 1969: somos soldados de conciencia. Voy a contar una historia triste para ilustrarlo. En la montaña cercana del cuartel de Rancho Nuevo, de San Cristóbal, se hizo un sitio los primeros días de enero. Era una situación táctica muy difícil. Un grupo de compañeros insurgentes estaba en una loma que circunda al cuartel, viendo cómo los soldados se reagrupaban y recibían la orden de subir. Arriba, los compañeros los iban a emboscar en combate hombre a hombre. Y oyen los aviones llegar y empiezan a bombardear, ametrallan y matan a los soldados que estaban abajo. Luego llegaron varios camiones a sacar los cuerpos de esos pobres. Fueron muchos los muertos. ¿Qué moral puede tener esa tropa? Ese Ejército está derrotado desde ese momento".

-Marcos escribió posteriormente que en el momento del alzamiento nadie pensaba que podrían ser secundados por el pueblo de México...

-Yo tampoco. Pensábamos que iba a ser una guerra larga, cruenta. Si hubo tregua fue porque la sociedad manifestó su grito de que detengan la guerra. Entonces los comandantes decidieron ir a los diálogos. Qué bueno que se dieron, y qué malo que no se respetaran los acuerdos.

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