Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 20 de enero de 2003
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Cultura
Beatriz Barba Ahuatzin, la primera presidenta

Surge en México cuerpo colegiado de antropólogos

A diferencia de otras academias, el número de integrantes será tan amplio como aspirantes con merecimientos haya

ANGEL VARGAS

A pesar de que su existencia en México se remonta a finales del siglo XIX, la antropología ha sido una ciencia esencial para el conocimiento y el desarrollo del país, sostiene la doctora Beatriz Barba Ahuatzin de Piña Chan, quien ocupará la presidencia de la naciente Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas, AC.

Se trata de "una ciencia absolutamente indispensable, porque si no nos conocemos como población, lo que ha sido nuestra trayectoria histórica, no podremos plantear ni definir qué es lo queremos para el futuro", apunta.

"Pareciera más antigua, pero la antropología apareció en México cuando más se le necesitaba, pocas décadas después de la Independencia, con la idea de rehacer la historia que destruyó la Conquista, la de origen indígena, pues no se tenía más historia que la virreinal.

"Al consolidarse la República, uno de los objetivos era integrar la patria y desarrollar la necesidad de sentirse orgullosos de ser mexicanos. Para ello se formaron especialistas que comenzaron a rescatar diversos tipos de vestigios indígenas, desde documentos hasta monumentos, y de esa manera comenzaron a reconstruir esa historia desaparecida.''

Para Beatriz Barba, el nacimiento de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas, AC -cuya ceremonia oficial de presentación ocurrirá el miércoles próximo en el Museo Nacional de Antropología, a las 17:30 horas- significa un gran avance para el desarrollo de esa ciencia en la República, porque servirá para concentrar y propiciar su conocimiento, ideas, estudio, análisis, discusión y difusión.

Este nuevo cuerpo colegiado, que cuenta con el aval de algunas otras academias científicas del país, estará integrado inicialmente por 42 personalidades de la antropología nacional e internacional.

A diferencia de otras academias, ésta será abierta y el especialista que aspire a ingresar en ella no deberá esperar la muerte de alguno de los miembros para poder hacerlo, explica la viuda del arqueólogo Román Piña Chán.

Sus propósitos fundamentales son promover y difundir las ciencias antropológicas en México y dar a conocer los avances de los mexicanos en el extranjero, fomentar la comunicación con universidades, instituciones antropológicas e investigadores, y pugnar por resultados de excelencia.

También, organizar actos y reuniones con temas relacionados con el quehacer científico antropológico, promover el intercambio de investigadores con organizaciones homólogas de otros países y servir como órgano de consulta sobre asuntos antropológicos.

La Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas, AC, tendrá tres tipos de miembros: los regulares, representados por investigadores activos que se encuentran en la ciudad de México; los honorarios, que son investigadores que han prestado servicios destacados o han hecho contribuciones sobresalientes en el campo de las ciencias antropológicas a México, y los correspondientes, aquellos que han destacado en el mundo con investigaciones antropológicas sobre el país, pero no residen en él.

La manera en que operará es mediante lo que denomina como sus órganos de funcionamiento: la asamblea general (formada por todos sus miembros), el consejo directivo y cuatro comisiones: de Membresía, de Premios, de Difusión y de Honor y justicia.

El acto protocolario de presentación contará con la presencia y participación de representantes de diferentes academias nacionales, así como de los titulares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Sari Bermúdez y Sergio Raúl Arroyo, respectivamente, este último, por cierto, será uno de los 42 primeros integrantes del naciente cuerpo colegiado.

Según Beatriz Barba, la antropología nacional no sólo posee el mismo nivel que la de cualquier otra parte del mundo, sino que tiene la particularidad de que sus conocimientos son aplicados para el desarrollo de las comunidades y la población del país.

Ese aspecto la hace diferente, por ejemplo, de la antropología que se ejerce en Europa, donde puede considerársele un lujo, por enfocarse sólo al desarrollo del conocimiento teórico, dice la académica. 

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