De firmarse un acuerdo, el país tendría que pagar 845 mdd con fondos de las reservas
Tensión en Argentina por la negociación de deuda con el FMI
Protestan ONG por las declaraciones del jefe del ejército en el sepelio de Galtieri
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 14 de enero. Nuevamente en Argentina se vive la tensión sobre lo que decidirá el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto de un acuerdo que, de firmarse mañana, llevaría al gobierno a pagar con fondos de reservas 845 millones de dólares en vencimientos a organismos internacionales.
El FMI volvió a apretar el cuello de los argentinos, muchos de los cuales identifican a Anne Krueger como la dama de hierro del organismo. En tanto, han provocado un escándalo, sobre el cual el gobierno de Eduardo Duhalde no se ha pronunciado, las declaraciones del jefe del ejército, Ricardo Brinzoni, durante el sepelio del ex dictador Leopoldo Galtieri, una de las figuras emblemáticas de la última dictadura militar (1976-1983). Brinzoni no dudó en llamarlo "soldado disciplinado" que "actuó y decidió según sus convicciones. Su gestión ya está en la historia". A la dictadura que dejó unos 30 mil desaparecidos, la calificó de "época de convulsión y desencuentros de la sociedad".
No sólo protestaron organismos humanitarios. El predecesor de Brinzoni, Martín Balza, sostuvo que "los golpes militares son injustificables. Los del 30, del 43, del 55 y el 66, pero la dictadura de 1976 no se puede comparar con las anteriores porque implantó el terrorismo de Estado con robos, secuestros, torturas y desaparición forzada de personas. Alguien escribió que la última dictadura militar fue inepta, cobarde y sádica. Coincido".
El militar retirado que en 1995 hizo una declaración pública para pedir perdón a los familiares de las víctimas de la dictadura, enjuició también la actuación de Galtieri en la guerra de las Malvinas, en la cual Balza combatió. "Fue una causa noble en manos de bastardos. Y el objetivo fue bastardo: profundizar la alicaída dictadura para continuarla".
Galtieri, que al igual que todos los jerarcas militares fue beneficiado en 1990 por los indultos del entonces presidente Carlos Menem, era procesado por su responsabilidad en la desaparición de 18 militantes de la guerrilla peronista.
Además de su temible paso por las jefaturas del ejército y por la presidencia de facto en un tramo de la dictadura, fue quien decidió lanzar al país a la guerra de Malvinas, seguro de que su aliado, Estados Unidos, no lo iba a dejar solo, como no obstante sucedió.
"Sobre Galtieri pesaba todo el repudio de la inmensa mayoría de los argentinos y lo mismo sucedía en diversos países del mundo, la justicia lo había condenado en distintas circunstancias por sus crímenes de lesa humanidad, aunque no pagó sus culpas, y también por lo realizado en la guerra de las Malvinas con el solo objetivo de prolongar la dictadura", dijo Oscar González, diputado del Partido Socialista (PS), quien al igual que otros legisladores solicita la destitución de Brinzoni, que para varios sectores cometió una insubordinación al poder constitucional.
Pero aún hay voces que reivindican la dictadura. Un informe de la publicación Prensa Confidencial, atribuida a servicios de inteligencia ligados a ese pasado, señala que la despedida que Brinzoni tributó a Galtieri "animó la ceguera pasional de los elementos residuales de la guerra contra la subversión y que están encolumnados en las organizaciones por los derechos humanos y en las agrupaciones de la izquierda vernácula:
"Si no hubiera existido el terrorismo de Estado, Argentina sería una geografía disuelta y la sociedad viviría en un infierno", dice Prensa Confidencial, que además informó que Brinzoni dispuso enviar desde las fiestas de Navidad a sus casas a los "los militares detenidos por orden del juez federal Claudio Bonadío en la causa que involucraba también a Galtieri".
Estos sectores oscuros de Prensa Confidencial no sólo condenan a Balza, sino que también expresan su "preocupación por la suerte" que puede correr el capitán de corbeta retirado Ricardo Miguel Cavallo, detenido en México desde agosto de 2000, "cuando la Corte Suprema mexicana decida sobre el pedido de extradición del juez (español) Baltasar Garzón".
Este marino está acusado de delitos que van desde tormentos y secuestros, hasta desapariciones, como hombre clave en el temible centro de detención clandestino de la Armada, donde desaparecieron a unas 5 mil personas. "Evidentemente, en la situación del capitán Cavallo hay responsables con nombres y apellidos que algún día deberán hacerse cargo de las penurias que está pasando este soldado argentino por haber cumplido con su deber. La justicia es lerda, pero llega", sostiene el informe.