Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 31 de diciembre de 2002
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Contra
Temor y crisis económica marcaron a EU en 2002

Ofensiva ideológica fundamentalista contra todo lo que parezca ''terrorismo''

DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES

Nueva York, 30 de diciembre. Tal vez el mejor resumen de 2002 en Estados Unidos fue el comentario esta semana de un inmigrante mexicano a otro cuando viajaban en el metro de Nueva York: ''Pues estoy pensando en regresarme ya (a México), con esta pinche guerra y con la economía que se va pa'bajo''. Que un refugiado económico esté pensando abandonar el país, al que seguramente le costó mucho llegar, ofrece alguna idea de qué tan bien estuvieron las cosas este año.

El año 2002 fue marcado por perpetuas declaraciones de guerra, debates sobre la ''seguridad de la patria'', redadas de inmigrantes sospechosos, detenciones secretas y uso de tortura, invitaciones a la ciudadanía a espiar a los vecinos y reportar todo lo que pareciera sospechoso, secretos gubernamentales, algo llamado Oficina de Conocimiento Total, constantes alertas de posibles atentados ''terroristas'' y preparativos para lanzar otra guerra en el golfo Pérsico. Se logró la mayor reorganización del gobierno federal al aprobarse una nueva secretaría, el Departamento de Seguridad de la Patria, y un nuevo Comando de América del Norte.

Figuras especializadas en operaciones secretas y violaciones a la Constitución regresan a la Casa Blanca para encargarse de la política exterior, desde Elliot Abrams, el ex almirante John Poindexter y Otto Reich, entre otros. Autoproclamados soldados cristianos que hablan abiertamente de una especie de cruzada, también ejercen el poder, como el nuevo líder de la Cámara de Representantes, Tom DeLay, y el procurador general John Ashcroft, entre algunos más.

Quince meses después del 11 de septiembre (no existe otro en la memoria oficial), se intenta establecer un política de temor y un ''estado de seguridad''. La pregunta de si se logrará tendrá que resolverse el siguiente año. Pero 2002 en Estados Unidos ha sido marcado por una ofensiva ideológica, a veces hasta fundamentalista, definida por la célebre frase del presidente George W. Bush al anunciar al mundo su perpetua guerra contra el ''terrorismo'': o están con nosotros o están en contra.

Pero con todo esto, ¿alguien se siente más seguro ahora? Se produjeron señales contradictorias en este 2002. Aunque el presidente Bush mantuvo niveles altísimos de aprobación en las encuestas durante todo el año -entre 70 y 75 por ciento-, no ha logrado convencer a la mayoría de la necesidad de iniciar una guerra contra Irak, y menos una acción unilateral sin el apoyo de la ONU.

A pesar de estos niveles de aprobación del presidente, la mayoría de las encuestas registran que los estadunidenses no se sienten más seguros, que la incertidumbre prevalece en el ámbito económico y que esperan otro atentado ''terrorista'' en cualquier momento.

Al mismo tiempo que un amplio sector se mostró insatisfecho con la política económica y social del gobierno, en las elecciones de noviembre el triunfo fue otorgado al partido del presidente. Ahora los tres poderes federales están controlados por el Partido Republicano.

Poco éxito, más ansiedad

Así, entre la guerra y la crisis económica, Estados Unidos continúa en un estado de ansiedad. El año acabó sin que Bush cumpliera con su objetivo de detener o matar a Osama Bin Laden o a la mayoría de los acusados de planear los atentados del 11 de septiembre. Afganistán fue ''liberado'' sólo para recuperar su liderazgo como el mayor exportador de amapola y heroína en el mundo, mientras gran parte de la asistencia prometida por Estados Unidos y otras naciones para reconstruir y apoyar al destruido país no ha llegado a ese pueblo.

Tampoco se ha detenido al responsable del ataque bioterrorista con ántrax, que logró cerrar el Capitolio y causó pánico en varios medios; se sospecha que no fue acto de un ''terrorista'' extranjero, sino de un científico estadunidense.

Y resulta que el caso de terror que afectó más al país después del 11 de septiembre no fue realizado por extranjeros, sino por un francotirador entrenado por el ejército estadunidense y un joven. Ambos asesinaron a diez personas, hirieron a otras cuatro y mantuvieron en estado de temor a los habitantes de una zona cercana a Washington durante más de 10 días.

Algunos sospechan que el propósito de los preparativos para una guerra no son sólo para atacar Irak, sino también distraer la atención pública de la más grande crisis del capitalismo estadunidense desde la gran depresión.

Crisis en el corazón del capitalismo

El gran talón de Aquiles de este año en Estados Unidos es la crisis en el corazón del capitalismo -Wall Street-, que estalló con el escándalo empresarial de Enron, en su momento la séptima empresa del país, que acabó destrozando la burbuja especulativa de los últimos ocho años.

Con ello, el factor fundamental del sistema capitalista fue destruido: la ''confianza''. Ahora, la crisis empresarial involucra investigaciones a más de 30 empresas, incluyendo algunas de las más prestigiosas a nivel mundial: Citigroup, Merrill Lynch, J.P. Morgan Chase, Goldman Sachs, Halliburton, Xerox, Johnson & Johnson, Qwest, etcétera.

Claro, Enron y WorldCom, las dos gigantes de este escándalo que incluye acusaciones de fraude, conspiración, lavado de dinero y obstrucción de la justicia, están en bancarrota. Varios ejecutivos en jefe y altos funcionarios han sido esposados y formalmente acusados de delitos. Sin embargo, hasta el momento ninguno ha sido encarcelado por estos delitos. Pero las investigaciones continúan.

Y los costos están por todas partes: decenas de miles de empleados cesados, fondos de jubilación invertidos en estas empresas con pérdidas multimillonarias, economías regionales pagando las consecuencias y, claro, la destrucción de la confiabilidad del mundo empresarial.

Por cierto, este ha sido un factor para que 2002 sea otro año que acaba con pérdidas en los mercados bursátiles de Wall Street, con un desplome de cerca de 17 por ciento para el año. Esto marca el tercer año consecutivo con números negativos en Wall Street; algo que no había sucedido en 60 años, informó CBS News.

También se logró otro récord, el segundo en años consecutivos: bancarrotas empresariales. El año pasado, 186 empresas con acciones en las bolsas de valores solicitaron protección legal de quiebra con un total de 368 mil millones de dólares en deudas. En la lista están algunas de las firmas más conocidas del país: WorldCom, United Airlines, Global Crossing y Adelphia, todas con las bancarrotas más grandes de la historia.

No todo funciona

Este año también evidenció que no todo funciona en las cúpulas. Cayeron tres poderosas figuras en las últimas semanas: el futuro líder del Senado, Trent Lott; el intento de reaparición de Henry Kissinger en el ámbito público, y la renuncia del prelado más poderoso de la Iglesia católica de Estados Unidos, el cardenal Bernard Law.

A pesar de los deseos de la Casa Blanca, Otto Reich no pudo permanecer como encargado de América Latina del Departamento de Estado. El jefe de la agencia encargada de supervisar Wall Street, Harvey Pitt -nombrado por Bush- fue obligado a renunciar por su mal manejo de la crisis empresarial.

Desde abajo

Pero las noticias menos difundidas fueron las que dan señales de rebeldía y repudio al nuevo mundo de "o con nosotros o en contra".

Manifestaciones, marchas, vigilias, desplegados y otras expresiones de protesta contra una guerra con Irak ocurrieron en cientos de ciudades en todo el país, y con manifestaciones nacionales en Washington y San Francisco.

Artistas e intelectuales, líderes de derechos civiles, religiosos y laborales se han sumado a un movimiento diverso aunque no unificado, considerado por muchos veteranos de movimientos antibélicos como mucho mayor en sus dimensiones que los anteriores en esta etapa de la preparación de una guerra.

A la vez, movimientos por la justicia global y contra la globalización empresarial reaparecieron contra el Banco Mundial y el FMI, y varios de estos sectores se han sumado con su mensaje al movimiento contra el militarismo y una guerra "por el dominio empresarial" y "por el petróleo". También se han sumado sectores de los movimientos por la justicia racial y de defensa de los inmigrantes al considerar que la "guerra contra el terrorismo" tiene en la mira a pueblos del tercer mundo, así como a sectores minoritarios dentro de Estados Unidos.

Grupos de derechos humanos y de defensa de libertades civiles han intensificado su trabajo al enfrentar los intentos para reducir las protecciones civiles y los derechos de expresión, justificados por las políticas de seguridad nacional aplicadas por el gobierno.

Con ello, 2002 ha visto nacer la posibilidad de amplias alianzas entre diversos sectores sociales organizados que ahora enfrentan políticas que afectan tanto sus intereses nacionales como su responsabilidad por las acciones de su gobierno en el plano internacional.

Los que se despidieron

Por cierto, este año murió uno de los pacifistas más reconocidos de este país: Philip Berrigan. El ex cura, junto con su hermano, el padre Daniel Berrigan, miembros del movimiento radical Catholic Worker, fue un pacifista cuyas acciones de desobediencia civil le costaron 11 años -de sus 79 de vida- en prisión; participó en una "comunidad de conciencia" que se opuso a cualquier guerra, intervención, a toda forma de racismo y explotación; un apasionado disidente con un mensaje cristiano de los de abajo. Su ejemplo sigue rescatando la nobleza de la resistencia estadunidense a todo lo que se proclama desde las cúpulas del país.

Entre otros que se despidieron de esta vida en 2002 en Estados Unidos: el gran músico de jazz Lionel Hampton, el director de cine Billy Wilder, el cómico Milton Berle, el legendario beisbolista Ted Williams, la ex estrella porno Linda Lovelace (famosa por Garganta Profunda), el ex secretario de Estado Cyrus Vance, el pionero en animación Chuck Jones (uno de los inventores de Bugs Bunny y el Pato Lucas), y Ruth Handler, la inventora de la muñeca Barbie.

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