Afecta identidades y tradiciones, acusa la autora

La novela Telares, de Fabiola Ruiz, retrata la "modernidad que arrasa"

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Olvido, memoria y búsqueda de identidad son tres de los ejes sobre los que se mueve Telares, pequeño pueblo serrano en el que sus habitantes, sin saberlo, protagonizan una lucha entre tradiciones y modernidad, lo que puede verse en distintas partes del país y el mundo; basta citar Atenco, Chiapas o Oaxaca, señala la escritora mexicana Fabiola Ruiz.

Telares, publicado por Era, "es una novela que se hizo caminando durante muchos pueblos, no durante años", expresa la autora nacida en Guanajuato. Su recorrido la llevó a Jalisco, el sur de México y las ciudades guatemaltecas de Antigua y Chichicastenango: "me interesaba todo el mundo textil por el colorido, la belleza, pero conforme fui leyendo y hablando con las personas, me di cuenta de que había todo un mundo atrás del cual no se había hablado".

El lenguaje que maneja Ruiz es el de cualquier poblado de la provincia mexicana, lleno de refranes, muy similar al quehacer literario de Juan Rulfo.

Al respecto, la autora precisa: "algunos de los pueblos en que trabajé se localizan en el sur de Jalisco. Muchas veces al hablar con las personas me topaba con parte del lenguaje que él tocó en su obra.

"Recuerdo un hombre que me dijo en una ocasión 'está pardeando la tarde'. Son frases que se utilizan en una misma región; pero llegó un momento en el que tuve que decir hasta aquí". Los personajes, subraya, "hablan como tienen que hablar. No me imagino haciendo concesiones o cambiando palabras para que se entienda el texto".

Es un pueblo en el que hay conciencia de lo que está pasando con la llegada del capital y cómo se va trastocando la vida de sus habitantes. Lo mismo sucede en la vida real. Se está generando conciencia de los problemas "pero para llegar a este tipo de conciencia hubo otros pueblos que vivieron todo ese arrasamiento inconsciente, se talaron las sierras, se perdieron identidades. Hay cosas que se perdieron y no vimos", pero también existen otras situaciones y la novela aborda lo que sucede en México.

Ejemplifica con Atenco, "pueblo indígena sobre el que incidía el capital para hacer un aeropuerto y no se tomaron en cuenta cuestiones de identidad de lo que era este pueblo, de lo que significaba. Otra de las cosas es lo que pasa en Oaxaca con McDonald's; es un capital que dice: 'tenemos un mercado apto para poner nuestra hamburguesería y punto, que ese mercado esté aquí o allá o que afecte cosas, eso no nos interesa, nos interesan los réditos y lo que vamos a ganar'. Lo tercero es la situación en Chiapas. En todos ellos entran los asuntos del capital. En parte la novela trata sobre esto: acerca del cambio a una modernidad que arrasa" costumbres e identidades, pero también se refiere el papel de la mujer, el machismo, la religiosidad popular, los refranes como forma de conocimiento, la lucha entre tradición y modernidad, las costumbres, el manejo del tiempo.

Fabiola Ruiz comenzó a escribir Telares en 1983; terminó hace dos años. Explica que pasaron casi dos décadas porque "cuando uno inicia una obra existe el deseo de publicar rápido, pero no se le da al texto el tiempo que requiere de reposo. Yo tenía claro que esta novela debía tener dos cosas: una profunda ingenuidad y al mismo tiempo un colmillo de escritor que en ese momento no tenía porque estaba empezando. A Telares le faltaba madurez y esa madurez no te la dan ni las lecturas ni el trabajo con los maestros; te la dan la vida, el sufrimiento de la vida, lo que vas caminando, la perspectiva que vas aprendiendo con los años".