Ex comisionado por la paz
Apostar por la no violencia, reto del EZLN: Camacho
A Manuel Camacho Solís el ex presidente Carlos Salinas de Gortari lo designó comisionado para la paz en Chiapas 12 días después de que estalló el movimiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Nueve años después del levantamiento, éstas son sus reflexiones:
La rebelión del EZLN en 1994 conectó el problema indígena con la democracia y la justicia. Al hacerlo, cambió el curso de los acontecimientos nacionales, puso el problema indígena y de la pobreza extrema en las primeras planas de los periódicos y en los noticiarios de televisión, tanto nacionales como extranjeros. Al contrastar su mensaje con las expectativas que había sobre México en la opinión pública mundial, amplificó su repercusión.
Colocó al gobierno mexicano en un dilema político de represión o solución política que no pudo evadir con respuestas retóricas. Lo obligó a definirse. Movilizó a la sociedad civil en favor de las bases, desde la izquierda con los movimientos sociales, hasta figuras como Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Hizo posible el Acuerdo por la Paz, la Democracia y la Justicia que -como se recuerda- fue suscrito por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Luis Donaldo Colosio y Diego Fernández de Cevallos el 27 de enero de 1994. Este pacto fue el que rompió el control político que tenía el gobierno sobre el Instituto Federal Electoral y el que aceleró la democratización política del país.
Introdujo una duda en la sociedad acerca de las bondades de la política económica neoliberal y respecto a los costos sociales de la globalización. Duda que tendría consecuencias posteriores en el debate sobre la política económica de México y América Latina.
Si se hubiera firmado la paz en 1994, se habría acelerado desde entonces la transición a la democracia y habría sido mayor el peso en México de una opción nacional de gobierno de centroizquierda. Sigo pensando que, a futuro, la gran carta del EZLN está en presionar en favor de la justicia por métodos políticos sin violencia. Pienso que todavía es posible hacerlo.
CIRO PEREZ SILVA