Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 27 de diciembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Cultura
Mi obra lírica, ''poesía de viaje''; la literatura, artículo de primera necesidad

A lo largo de mi vida he escrito rajiles y todavía no llego: Gutiérrez-Vega

Peregrinaciones, compilación 1965-2001 que lanza el Fondo de Cultura Económica

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Con tres palabras Hugo Gutiérrez-Vega define su obra poética: "poesía de viaje". Así se explica el título de la antología Peregrinaciones. Poesía 1965-2001, que publica el Fondo de Cultura Económica como parte de su colección Letras Mexicanas.

Ensayista, cronista y diplomático, Gutiérrez-Vega (Guadalajara, 1934) señala: "existe un género árabe que se llama rajil, que es un poema de viaje, en el que se escribe de los preparativos, de la salida, del viaje en sí, pero nunca habla de la llegada, porque dice que lo importante es el viaje y llegar es un cansancio más. A lo largo de mi vida he escrito rajiles y todavía no llego.

''Además, soy irremediablemente provinciano, a pesar de que he andado por tantas partes. Como diría mi abuela: 'el que nace pa'maceta no sale del corredor'. De alguna manera sigo en el corredor después de haber dado tantas y tantas vueltas.''

Giros de vida que lo llevaron a Italia, Gran Bretaña, Brasil, Grecia, Rumania, Chipre, Líbano y Puerto Rico; viajes que lo inspiran, al igual que la muerte, la vida, el encuentro, el desencuentro o el amor, "que éste es el último y fundamental tema. Decía Juan Ramón Jiménez que quitado el amor, lo demás son palabras", agrega el director del suplemento cultural La Jornada Semanal.

Lo guían en sus poemas los países visitados, las personas conocidas y los deslumbramientos que, dice, "aún funcionan a mi avanzada edad. Me deslumbra todo. La vanidad del mundo me deslumbra y me horroriza, las dos cosas al mismo tiempo, porque también está el horror y son las dos caras de la moneda del mundo. En estos tiempos de neoliberalismo, de imperialismo desatado, de violencia, de superchería, de demagogia, de la mentira como forma de gobernar, de mendacidad, de avance de la derecha fundamentalista, de todos estos grupos enemigos de la vida, los deslumbramientos son cada vez más breves, más escasos y los horrores más espantosamente frecuentes".

Teme a la suspicacia y a la violencia "no sólo en lo que me afecte a mí, sino al mundo en general". Aun así escribe poesía, porque ésta, considera, "sigue siendo un artículo de primera necesidad, como el pan o la sal. La poesía no nos permite averiguar nada, porque no tiene utilidad inmediata alguna, y sin embargo es extremadamente útil, como decía Montale, es capaz de mejorarnos los días. Pienso en Jaime Sabines o Jorge Manrique, quienes dicen cosas que nosotros quisiéramos decir y no sabemos cómo sobre los temas fundamentales y cotidianos. Lo cotidiano es lo fundamental".

Y así como lo cotidiano es parte esencial de su poesía, el humor ocupa un lugar privilegiado, porque "detrás de él hay un fondo de melancolía. El humor es una reflexión más profunda que la reflexión pomposa sobre el mundo y la vida. Estoy pensando en la banda de payasos de los finales de algunas películas de Fellini que entran salen del escenario y tocan la última pieza de la función, o el humor reflexivo de Buster Keaton.

"Mi poesía tiene mucho que ver con los cómicos del cine mudo", aunque subraya que el humor "no es frecuente en la poesía mexicana" y sólo algunos escritores, como Renato Leduc, Efraín Huerta, Eduardo Lizalde y él mismo pertenecen a la vertiente que descubrió en el humor "una forma de expresión natural y espontánea. Si no es así, si es forzado, resulta insoportable y el lector se da cuenta de inmediato".

Desde los 18 años escribe poemas influenciado por Francisco González, Alfredo de Plascencia y, especialmente, por Ramón López Velarde, además de los poetas de la Generación del 27 como Rafael Alberti, Luis Cernuda o Federico García Lorca. Ellos, dice, "me obligaron a escribir poesía, y después T.S. Elliot o Samuel Coleridge me exigieron seguir escribiendo poesía. No estoy muy seguro de si se equivocaron en sus exigencias".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año