Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 21 de diciembre de 2002
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Deportes
¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Clones, apoteosis y asaltos

LA TAUROMAQUIA ACTUAL arroja una alarmante pobreza de propuestas a cargo de los autonombrados artistas de los ruedos, reducidos hoy a clones luego de que en el país hubo ciclones, aves y faraones que supieron emocionar y reflejar el alma de multitudes apasionadas, antes de que la tele, y las leyes y regímenes que la protegen, pasara a desneuronizarnos-uniformarnos.
P-DIBU-1
COMO BIEN DIJO un aficionado inteligente, es decir, exigente, cuando alguien, acostumbrado a la mediocridad, a falta de mejores argumentos pretendió tildarlo de evocador fantasioso de épocas que no conoció sino a través de lecturas: "No extraño la fiesta de toros que no vi; extraño la fiesta de toros que no veo".

SI A ESTA crisis sin precedente de personalidades en los ruedos se añade la carencia casi total de tauridades -de toros con auténtica bravura, con instinto claro de herir a quien se les ponga enfrente y, al mismo tiempo, con calidad en su embestida, requisitos para que el toro de lidia dé un espectáculo emocionante, no divertido-, se tiene una idea bastante aproximada de por qué en la Plaza México incluso las apoteosis están prendidas con alfileres.

"QUE FEO HA de sentir un torero que lo bañe -supere- un caballo", comentó una joven al término de la cursilona despedida de Cagancho, el sobrexplotado corcel estrella del rejoneador Hermoso de Mendoza, en la corrida del domingo pasado en la guatequera plazota de Insurgentes.

PRECISAMENTE POR ESA falta de personalidad y de tauridad en los principales actores de la lidia es que ahora un caballo de rejoneo, o varios, da más espectáculo que un diestro de apocada expresión, mecanizados movimientos y defensiva técnica. Un valiente e intuitivo cuaco negro cuatralbo de raza lusitana, con un templado galope de costado, conmovió más que los jóvenes que pretendieron jugarse la vida frente al manso y deslucido encierro de Vistahermosa, de Jorge Barbachano Ponce, atinado para amistarse con la empresa, que cada año le compra sus caricaturas de toros bravos, mas no para encastar o mejorar la sangre en sus camadas.

A LO ANTERIOR añádase que el famoso caballo torero y su mercantilizado jinete apenas lograron hacer media entrada -22 mil espectadores- en el hoy illenable coso, así como varias contravenciones al reglamento: El callejón repleto de paisanos y amigos de Pablo, la lidia de un toro de Santiago que no fue reseñado y que el rejoneador navarro se sacó de la manga, una bandera mexicana fugazmente anudada al cuello del jaco mientras daba la vuelta al ruedo, un gallo de pelea sobre su lomo y, en el colmo de los desfiguros prefabricados, el "asalto" cometido por seis sujetos a las oficinas de la plaza el mismo domingo por la noche, cuando la venta fuerte de boletos había sido entre jueves y sábado, y sin que hasta el momento la liosa empresa haya informado el monto de lo "robado".

¿O SERA UNA presión del irascible promotor al gobierno de la ciudad por haber asignado cinco agentes de seguridad al juez de plaza Ricardo Balderas, luego de que lo amenazara de muerte? A saber. 

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