Una serie de operaciones cruzadas contamina la investigación a Ernestina Herrera
Rechaza juez excarcelar a la directora de Clarín
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 19 de diciembre. La directora del Grupo Clarín, el más poderoso de Argentina y editor del periódico del mismo nombre, el más importante de este país, Ernestina Herrera de Noble, continuaba detenida hoy después de la indagatoria dispuesta por el juez Roberto Marquevich, de San Isidro, por falsificación de documentos en la adopción de una niña y un niño en 1976, durante el primer año de la última dictadura militar.
Un fuerte movimiento de presión sobre el juez de parte de poderosos sectores de prensa y económicos se registra en favor de la detenida, y la fiscal Rita Molina solicitó la excarcelación por considerar que hay deficiencias procesales, pero el pedido fue denegado.
Una serie de operaciones cruzadas contamina esta investigación, ya que -como señala el periodista Horacio Verbitsky, titular del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)- "las primeras denuncias sobre los dos chicos adoptados en 1976, fueron realizadas por agentes de inteligencia del gobierno del ex presidente Carlos Menem, con obvios propósitos extorsivos". Esta acción tenía no sólo intereses económicos, sino también lograr un cambio y "favores informativos" en ese poderoso medio.
Pero de todos modos, el delito de falsificación de documentos existe y en el expediente se revela que, por ejemplo, en el caso del niño, que había sido puesto a disposición del tribunal de San Isidro el 7 de julio de 1976, en el mismo día le fue entregado en adopción a la señora Herrera, sin cumplir ningún requisito requerido en estos casos. También se comprobó que la presunta madre, Carmen Luisa Delta, que había entregado al niño, no existe con el número de documento que figura, el cual pertenece a un hombre. Asimismo, sería falso que la niña adoptada haya sido dejada en la puerta de la casa de la poderosa empresaria el 2 de mayo de 1976, como el testimonio del cuidador de la casa, que en realidad resultó ser el chofer de Herrera.
Las Abuelas de Plaza de Mayo, que buscan a sus nietos sustraídos mediante un plan sistemático de apropiación de menores, cuando las fuerzas represivas secuestraban a sus padres o cuando nacían en los campos clandestinos de detención de la dictadura, han sido muy cautelosas, para no quedar envueltas en las intenciones de los agentes menemistas. Sin embargo, continuaron siempre su trabajo e intentaron acercarse a Herrera, como se hace en los casos, en que existen dudas de que los niños adoptados son hijos de desaparecidos. Pero ni la empresaria ni sus hijos se prestaron para hacer la prueba genética que requerían las abuelas, que ya encontraron a 73 jóvenes de aquellos centenares de niños apropiados por los militares, policías y cómplices. Hay dos familias que creen que los hoy adultos son de sus hijos desaparecidos.
Lo cierto es que el caso sacude a la opinión pública y en estas horas se hacen todos los intentos para evitar obligarlos a que se hagan los exámenes. Lamentablemente las denuncias de las abuelas fueron agregadas a otras acusaciones como las de Guillermo Patricio Kelly, oscuro personaje ligado a servicios de inteligencia.
Las autoridades de Clarín señalan que la detención es abusiva pues no se han cumplido los requisitos que corresponden en estas circunstancias y sobre una de las irregularidades, explican "que en general cuando algunas madres dan su hijo en adopción no presentan su verdadera documentación".