Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 7 de diciembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Cultura
Mañana se cumple un siglo del natalicio de quien fusionó cubismo y surrealismo

Lam, figura ambigua y fascinante en el arte del siglo XX: Lowery Stokes

El artista cubano desafió los principios esenciales del movimiento primitivista

MERRY MAC MASTERS

Ver un cuadro de Wifredo Lam es una buena manera de experimentar Cuba sin haber estado allí. Conocido por su fusión de cubismo y surrealismo, con motivos afrocubanos y caribeños, el artista cumpliría 100 años este domingo.

El Museo Nacional de Bellas Artes, de La Habana, se adelantó a la efeméride al inaugurar el pasado julio la exposición Wifredo Lam: mito y convivencia, integrada por 25 obras, con la que también se celebró el primer aniversario de la reapertura de su edificio de arte cubano. Para el homenaje, Isabel Bustos creó una coreografía que fue interpretada por la compañía de danza Retazos.

También en la capital de Cuba se ubica el Centro de Arte Wifredo Lam cuyo objetivo es promover la investigación y la difusión de las artes visuales de Asia, Africa, Medio Oriente, Latinoamérica y el Caribe, así como difundir la obra del pintor, grabador y ceramista que le da nombre. El centro, además, patrocina la Bienal de La Habana.

Nativo de Sahua la Grande, Lam se convertiría en el pintor cubano más internacional. Sin embargo, el artista tendría que pasar 20 años fuera de su país para poderlo ''descubrir", obligado a regresar por los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Hijo de padre chino y madre mulata, Wifredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla mostró su inclinación por las bellas artes desde temprana edad. Su traslado a La Habana, en 1916, con algunos miembros de su familia, le permitió ingresar, cuatro años después, a la Academia de San Alejandro, donde permaneció hasta 1923, cuando decidió viajar a España. Para este propósito, el gobierno de Sahua La Grande le otorgó una pensión de 40 dólares al mes. También contó con una recomendación dirigida a Fernando Alvarez de Sotomayor, pintor y curador del Museo del Prado.

Mitos y leyendas del culto yoruba

Después de una estancia de 14 años, Lam abandonó España ante la inminente caída de la República que él mismo había ayudado a defender. Durante la defensa de Madrid trabajó en una fábrica de explosivos. Llegado a París el 22 de mayo de 1938, llevaba una carta dirigida a Picasso, quien lo presentó con sus amigos: Michel Leiris, Paul Eluard, Tristan Tzara, Fernand Léger, Georges Braque, Joan Miró y Henri Matisse, entre otros. La amistad con André Breton, no obstante, fue crucial en su carrera artística. Su contacto con los surrealistas desencadenó en él recuerdos de su niñez que transformaría en material artístico. Su infancia y adolescencia habían transcurrido en un ambiente permeado por ideas, mitos y leyendas del culto yoruba y sus ceremonias practicadas por su madrina.

Lowery Stokes Sims, directora del Museo Studio, en Harlem, y autora del libro de reciente publicación Wifredo Lam y la vanguardia internacional, 1923-1982, anota que el cubano, como muchos artistas modernos, participó del movimiento primitivista, encontrando inspiración e imaginería en las culturas no occidentales y pretecnológicas.

Pero, contrario a los primitivistas euro-peos y euroamericanos, Lam se comprometía con su herencia cultural en sus obras. Su autenticidad como primitivo y primitivista al mismo tiempo, desafía los principios fundamentales de ese movimiento, convirtiéndolo en figura ambigua y fascinante en el arte del siglo XX, afirma Stokes Sims.

De regreso a Cuba, por un lado pintores como Picasso y El Bosco habían demostrado a Lam que los recuerdos se podían pintar. Por otro, ''en las teorías del surrealismo encontró una justificación a las visiones caóticas del trópico: a los recuerdos en que se mezclaban los hombres con los vegetales y los animales", anota Edmundo Desnoes.

Alejo Carpentier escribió: ''Y tuvo que ser un pintor de América, el cubano Wifredo Lam, quien nos enseñara la magia de la vegetación tropical, la desenfrenada creación de formas de nuestra naturaleza -con todas sus metamorfosis y simbiosis-, en cuadros monumentales de una expresión única en la pintura contemporánea".

Partidario de la Revolución Cubana y a pesar de sus estancias en el extranjero, Lam siempre visitó su país. Murió en París y sus cenizas reposan en La Habana.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año