Falta un diseño más integral y articulado, considera

El GDF aplica un nuevo enfoque en política social, afirma Boltvinik

ELIA BALTAZARC

Aunque los programas que conforman la política social del Gobierno del Distrito Federal (GDF) requieren un criterio integral y articulado, muestran un enfoque nuevo para la atención de sectores y de problemas específicos de la población menos favorecida en la capital.

Esa es la opinión del analista Julio Boltvinik, quien considera que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador cumple con las características de centro-izquierda, pues si bien "hay muchos puntos de desacuerdo con él, como su rechazo al Seguro Unico de Vehículos Automotores (SUVA) o la construcción del segundo piso para Periférico y Viaducto, entre otros, éstos no empañan sus logros", particularmente en materia de política social.

Experto en el tema de la pobreza, el economista destaca entre los programas sociales del GDF, el de apoyo universal a los ancianos, la ampliación de la oferta educativa mediante la construcción de 16 preparatorias y la Universidad de la Ciudad de México, así como la construcción de vivienda popular y la entrega de microcréditos, cuyo éxito contrasta con el programa del gobierno federal. "Los dos primeros programas atienden a grupos poblacionales específicos olvidados hasta ahora, como son los ancianos y los jóvenes, mientras los dos últimos cubren dos aspectos muy importantes entre los grupos en situación de pobreza, pues la vivienda es prácticamente la única riqueza de las familias pobres, y los microcréditos su oportunidad de generar ingresos".

Resalta el analista que llama particularmente la atención el programa de apoyo a los ancianos, por su criterio de universalidad, que es el centro de una buena política social, en contraste con los programas focalizados de gobiernos neoliberales, puestos de moda por el Banco Mundial y que llevan el estigma de la pobreza. "El universalismo, en cambio, está asociado a los estados de bienestar, a la socialdemocracia y la izquierda en general".

Así, explica, la novedad es que no se seleccionó a los ancianos con el criterio adicional de su grado de pobreza; se llevó a cabo de manera eficiente y sin desperdiciar recursos, aunque "muchos piensen que así sucede al otorgar dinero a los ancianos de clase media, si bien eso no es cierto, pues se trata de dignificar la condición de las personas de la tercera edad". El programa de apoyo a las personas de la tercera edad es, además, muy inteligente, políticamente hablando, pues beneficiar a un anciano es incidir en la vida de otras 50 personas, en un beneficio en pirámide, explica.

Boltvinik también tiene una opinión favorable sobre el programa de educación media y superior impulsado por las autoridades locales, pues se ha dado espacio a los jóvenes rechazados por un sistema educativo que padece un cuello de botella en esos niveles. "Desde la creación de la Universidad Autónoma Metropolitana no había surgido una institución pública en la ciudad de México y la capacidad de atención de aquélla y de la UNAM, principalmente, se congeló hace mucho tiempo, cuando es una altísima prioridad atender a los jóvenes".

Boltvinik advierte que él mismo observó con desconfianza la puesta en marcha de los programas sociales del GDF, pues en su opinión no se trata de atender a un grupo en específico, sino a la familia en su conjunto. Sin embargo, acepta que la pobreza, en el país y en la ciudad de México, es un asunto de emergencia. Y todo parece indicar, dice, que el enfoque de las autoridades locales está teniendo éxito. "Hubiese querido, sin embargo, que hubiera un diseño más integral y articulado, más transparente de cómo atacar el problema de la pobreza, pero hay que aprender que puede haber caminos distintos para ello".