Bernardo Barranco V.
Obispos y gobierno: nueva agenda de acercamientos
Los obispos mexicanos continúan tejiendo una política de acercamientos hacia el gobierno, máxime cuando éste ha externado su intención de modificar los artículos rígidos de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, flexibilizando especialmente la posesión de medios electrónicos. Durante la 74 asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), los obispos recuperaron perfil y posicionamiento que habían venido perdiendo en estos dos años de gobierno foxista. Mientras en Roma se desata la polémica sobre la prohibición de homosexuales en los seminarios y el papa Juan Pablo II habla por primera vez al Parlamento italiano, los obispos mexicanos extienden un importante apoyo a la política exterior de Fox en materia migratoria, incorporando a la poderosa conferencia episcopal estadunidense frente a la cerrada postura de George W. Bush. Mientras el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Jorge Jiménez, estaba secuestrado por rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la CEM, en su asamblea plenaria, se reunió con el secretario de Gobernación, Santiago Creel, con quien hizo finos intercambios políticos. Mientras la crisis de la pederastia continúa aguda en el mundo católico y los obispos estadunidenses, con 246 votos a favor y siete en contra, modifican el documento de sanciones contra sacerdotes pederastas, en la que establecen tribunales secretos para juzgar a los implicados, los obispos mexicanos se preparan para abrir un nuevo frente de batalla en el asunto de la clonación terapéutica en el país.
Para entender la cargada agenda episcopal, vayamos por partes. A pesar de que Vicente Fox ha mencionado el fenómeno migratorio como un asunto prioritario en su agenda bilateral, cabe destacar que para su colega George W. Bush es una cuestión secundaria y menor, siendo la seguridad nacional de su país y la confrontación bélica con Irak las de mayor importancia. El Consejo Nacional de Población señala que la migración de mexicanos hacia Estados Unidos se ha multiplicado más de 10 veces durante los anteriores 40 años, al pasar de 30 mil personas en 1960 a más de 360 mil en 2000. Cerca de 12 mil millones de dólares son enviados anualmente a México, vía remesas, por los paisanos, y en promedio muere una persona por día que intenta cruzar la frontera del norte. El problema de fondo reside en la incompetencia mexicana para crear verdaderas oportunidades para todos los connacionales. Ante este hecho, la jerarquía católica destacó en estos días que elabora un documento en coordinación con los obispos de Estados Unidos, quienes también se reunieron de manera casi simultánea para abordar el problema de la migración desde una perspectiva pastoral. El texto, titulado Nunca más extraños, será publicado en enero próximo y entre sus principales recomendaciones estará la regulación de los indocumentados. Cabe destacar que ante el reciente reacomodo en la composición de la estructura religiosa estadunidense, más el triunfo de los republicanos, y el beneplácito -para algunos complicidad- de la administración Bush por los escándalos sobre abusos sexuales a menores, se vislumbra una actitud crítica del clero estadunidense apoyando las posturas de México. Esta operación es de envergadura sólo comparable con el apoyo de los obispos estadunidenses que obtuvo Carlos Salinas de Gortari -vía el clero mexicano- ante las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
En política interior los obispos ejercen su espacio social como actores, haciendo exactamente lo contrario a lo que predican, es decir, obrando políticamente. El intercambio sostenido con Santiago Creel en la sede de la CEM es ilustrativo; ahí el secretario de Gobernación recordó la importancia que tuvo la carta pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, que se publicó en 2000, en pleno proceso electoral, y la cual, enfatizó el funcionario, "contribuyó a la democratización del país en un momento clave de la historia". Por primera vez el gobierno reconoce ahí una deuda con la mayor parte de los obispos, que se inclinaron no tanto por el PAN sino por la figura de Vicente Fox. El asunto es de la mayor relevancia, dado que el propio Creel desconoció a los actores que además de redactar el documento tejieron alianzas entre el candidato en campaña y los obispos. Para muchos analistas, nombrar a Javier Moctezuma Barragán en Asuntos Religiosos, en lugar de Ortega Benzor, fue interpretado como una maniobra del secretario de Gobernación para reacercarse y recuperar a los poderosos Legionarios de Cristo y al cardenal Rivera, quienes precisamente se habían comprometido con el candidato priísta Francisco Labastida. Hace dos años, los niveles de popularidad y de maniobra del nuevo gobierno eran amplísimos, hoy esos márgenes se han reducido notablemente; por ello los verdaderos aliados deben ser cultivados escrupulosamente.
En meses recientes, las señales efectivas de acercamiento estratégico del gobierno hacia los obispos se corroboran. La Iglesia confirma su sagacidad y oportunidad política al hacer buena su estrategia de condescender frente a un gobierno que se viene debilitando en un momento de antesala electoral. Con confianza y cordialidad los obispos aprovecharon para abordar con el subsecretario Moctezuma Barragán lo relacionado con las propuestas de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, sobre las cuales el Poder Legislativo tiene un peso decisivo.
Y si los asuntos que hemos dibujado arriba fueran pocos, también trascendió respecto de esta intensa agenda la visita que realizó el papable cardenal Giovanni Batista Re, prefecto para la congregación de los obispos, del Vaticano, quien expresó el interés y la preocupación de la Santa Sede por la situación de los indígenas en Chiapas. No nos debe extrañar que en un año tres altos representantes de la curia romana hayan visitado este estado. Aquí también existen muchos entretelones específicos que abordaremos en otro momento.
