Cientos de parejas dieron vida a la tradición
Festejó el Salón Colonia su 80 aniversario
a ritmo de danzón
JAIME WHALEY
Emperifolladas damas y atildados caballeros se dieron
cita puntual para la celebración del 80 aniversario del Salón
Colonia, el pasado domingo, ahí en la amplia pista del recinto de
la colonia Obrera.
El afamado salón, sucesor por derecho propio de
aquel otro legendario espacio que fue el original Salón México
en cuanto a ser la mítica catedral del danzón, conmemoró
su efeméride con este ceremonioso ritmo en una prolongada sesión
que empezó al filo de las cuatro de la tarde y que al sonar la medianoche
llegó a su final.
Cientos fueron las parejas que colmaron la pista del Colonia,
que está en el mismo lugar donde lo establecieron los hermanos Jara,
sus propietarios -en ese entonces las goteras de la capital, rememora Alejandro
Jara, el actual dueño.
Ya juntos, ya por separado, ellas y ellos se adentran
en el amplio salón que por ese domingo alteró su semanario
precio de acceso de 30 pesos y lo duplicó, pero pocos fueron los
que rezongaron, pues la velada bien valió el incremento.
De gala para el baile
Ernesto,
de blanca guayabera y pantalón del mismo tono, se citó ahí
con Ana Bertha, como lo ha hecho desde hace cuatro años. También
llegaron Rosita y Jaime Gutiérrez. Ella cerró el puesto de
comida que tiene en San Cosme y se puso sus mejores galas, y él
sacó del armario el traje negro cruzado a rayas y a darle al danzón,
costumbre que tienen desde hace 15 años.
Igual ocurrió con el matrimonio que forman Ricardo
Ponce de León y Josefina Monzalvo, que llevan más de medio
siglo de unión y de no fallarle al rendez vous dominical
en el Colonia. Recuerdan que allá por los años 50 la cuota
de entrada era de 50 centavos. Doña Luz Almanza, empleada federal,
se reúne aquí con sus conocidos. Ella viene y se pasa la
mayor parte del tiempo en las bancas, como hacen otras muchas damas, en
espera del caballero que las saque para empezar el rito de bailar, de hacer
el famoso cuadro con los pasos básicos. Ellos pie izquierdo hacia
el frente, pie derecho en diagonal hacia el mismo lado, correr el pie izquierdo
hasta emparejar con el derecho, y va de nuevo, salvo que en reversa.
Por ser ocasión extraordinaria el carnet lo integran
seis de las más respetadas danzoneras: está la de El Manzanita,
que llegó directamente del puerto de Veracruz, y que, dicen los
que esto conocen, no se oye muy bien, pero le pone ambiente. La de Dimas,
la Yucatán, el Combo la Playa, también de procedencia porteña
como lo delata su director, el Apajuy; la Tropical Aragón
y el turno estelar fue para la tradicional Danzonera de Acerina, ahora
dirigida por Diego Pérez, quien, al morir Consejo Valiente Robert,
recogió el legado del negrón cubano, cuya imagen está
inmortalizada en una de las paredes, y ha mantenido en pie a esta agrupación
que se hace llamar la mejor de América en su género.
Las parejas se mueven, se mecen, dan un respiro luego
del estribillo y acometen de nuevo en forma elegante, pues cabe aclarar
que el buen danzón, al contrario de lo divulgado en algunas cintas,
no es de faje, se baila ya sea cerrado o abierto, como explican
Lilia y Jorge, otros de los habitués, y ya después,
en el montuno hay un poco de florituras, como las que realiza Elena con
su vestido azul al vuelo.
La película Danzón, la que llevó
a María Rojo en el papel estelar, animó a muchas y a muchos
a acudir a los salones de baile, ya en busca de compañía,
ya nada más por ejercitarse en este pasatiempo, y de ello da fe
Nina Arregui, beldad tapatía que parece arrancada de un catálogo
de los años 40, quien con garbo y prestancia no deja pasar una pieza
para salir a la pista al igual que Pilar Morodo, quien reconoce, a su vez,
que venir al Colonia es terapéutico.
En peligro de extinción
Sin embargo, esta costumbre está casi en peligro
de extinción, explica Jara, "ya apenas salimos a mano con los gastos".
La inseguridad del rumbo ha tenido que ver con la disminución de
la clientela y ha obligado a poner un servicio de transporte gratuito desde
el Metro. Ya no se da el detalle curioso de hace algunos años cuando
en el guardarropa, los miércoles, se dejaban bolsas del pan y botellas
de leche. Además, los adictos al danzón no beben alcohol.
si acaso cervezas. Irónicamente influye a la vez el fenómeno
del surgimiento de las danzoneras, "hay como 20", sostiene Polo,
músico de Acerina.
Mientras, el danzón Colonia, de Alejandro
Cardona, se escucha con vigencia: "Me voy al Colonia, me voy a bailar,
me voy al Colonia, me voy a gozar..."