La Negra se presentó en el Auditorio
Nacional junto a Illapu y Julia Zenco
El canto melancólico de Mercedes Sosa encendió
la fría noche del martes
GABRIEL LEON ZARAGOZA
Un público sin edad, pero deseoso de ver y oír
a La Negra Mercedes Sosa y los cánticos andinos de Illapu
se refugió la noche del martes en el Auditorio Nacional del terrible
descenso de temperatura para encontrarse con esta calida oleada artística
sudamericana que en las últimas fechas visita México.
Primera en el escenario y reina entre las viejas y nuevas
divas de la corriente del canto de la música americana, Mercedes
Sosa se plantó ante un recinto al que poco faltó para que
se llenara pero que lució sobrado de ánimo para deleitarse
con la primera hora y media de canciones conocidas y predominantemente
sudamericanas que integran el repertorio de Sosa en esta gira por el interior
del país.
Sentada
ante el micrófono y luciendo un elegante traje negro aderezado con
una chalina roja, la artista lanzó un canto melancólico,
lleno de sentimiento y tristeza, hacia esa depauperización en que
cayó Argentina desde el año pasado. He allí uno de
los motivos de su canto.
La tucumana nacida en 1935 interpretó un repertorio
de temas conocidos, "que no pueden variar" porque así lo demanda
su público. Esos sus ojos pequeños sólo se abrían
para tomar aire, dar la vuelta a la página del tema en turno y mirar
a su audiencia que en cada visita la recibe como ayer, o quizás
siempre, acompañada de sus músicos y dispuesta a recibir
su bella voz.
El inolvidable himno de Violeta Parra cayó como
bendición: "Gracias a la vida que me ha dado tanto/ me dio dos luceros
que cuando los abro/ perfecto distingo lo negro del blanco.../ Gracias
a la vida que me ha dado tanto/que me ha dado la risa, que me ha dado el
llanto". Silencio y ovaciones.
Después surgieron temas de Litto Nebia, de poetas
y músicos argentinos como Astor Piazzola y del brasileño
Milton Nascimento. Algunas de sus interpretaciones del nuevo canto las
acompañaba de un coqueto baile milonguero y un sensual levantar
de falda al tiempo que bamboleaba su redonda figura.
Querida por su público mexicano y por los músicos
argentinos como el estrafalario Charly García -que en esta ocasión
le falló en el escenario debido a su prematuro regreso a Buenos
Aires, tras su frustrada gira mexicana-, Sosa se hizo acompañar
de la intérprete de tangos Julia Zenco, quien en dos breves apariciones
lució su hermosa figura y parte del repertorio que ha cantado por
el mundo.
Sonidos andinos
Cumplida una hora y media de su turno en el escenario
y un breve encore del dueto argentino, las artistas se despidieron
del recinto de Polanco que La Negra Sosa confundió con teatro.
Después de una larga pausa de 20 minutos, los chilenos
de Illapu aparecieron ante un auditorio que soportaba la gélida
noche y permanecía expectante al retumbar de los instrumentos folclóricos
de los músicos provenientes de las cordilleras de los Andes.
Poco a poco los sonidos de flautas andinas difundieron
su alegre canto. El público también, como hormigas, inició
su retirada del inmueble. Sólo permanecieron los amantes del tradicionalismo
latinoamericano, que se cuentan por miles.
El sexteto interpretó durante hora y media algunos
de los temas de sus 15 álbumes que han grabado desde 1972, como
las canciones Vuelvo y Morena esperanza. Para quienes no
los conocían ya habrá oportunidad de familiarizarse con sus
ritmos, pues Illapu se establecerá en México para dar a conocer
desde aquí su canto.