La Jornada Virtu@l

Michael T. Klare*

La visión de túnel de Bush sobre Irak

En su prisa por preparar la guerra contra Irak, el gobierno de George W. Bush padece de visión de túnel. Su incapacidad de ver lo importante fuera de una estrecha gama de consideraciones puede conducir a peligrosas consecuencias.

El esfuerzo estadunidense por encontrar y destruir las fuerzas sobrevivientes de Al Qaeda tendría que reducirse. Muchos altos oficiales y personal de fuerzas especiales han sido retirados de Afganistán y áreas circunvecinas para unirse a las filas que se reúnen para el asalto a Irak. Particularmente problemático al respecto es el hecho de que el general Tommy R. Franks, comandante de todas las fuerzas en la zona del golfo Pérsico, y su estado mayor han dedicado casi todo su tiempo a planear la guerra contra Irak en vez de supervisar el combate al terrorismo.

Washington podría verse obligado a otorgar apoyo tácito a Rusia, China e India en caso de que decidan imitar la invasión estadunidense de Irak atacando a sus propios enemigos, a los cuales ligan con el terrorismo.

Para Rusia, el blanco de tal acción sería la región norte de Georgia, que según Moscú sirve de base a las milicias rebeldes de Chechenia. Para China sería el movimiento separatista Uighur, en la remota provincia de Sinkiang, el cual fue colocado recientemente por el gobierno de Bush en la lista de organizaciones terroristas con el propósito de obtener el apoyo chino a una acción violenta contra Irak.Y para India serían los combatientes separatistas de Cachemira y sus aliados en Pakistán. Al sostener su derecho de lanzar un ataque de previsión contra Irak en nombre de la legítima defensa, Washington ha envalentonado a quienes en Moscú, Pekín y Nueva Delhi buscan cualquier justificación para golpear sus propios blancos.

El ataque de Washington a Irak podría conducir a una ola creciente de sentimiento antiestadunidense en todo el mundo musulmán. Los ciudadanos árabes islámicos de Irak ya han sufrido los terribles efectos del embargo comercial impuesto por Estados Unidos. Infligirles más sufrimiento, mientras no se hace prácticamente nada por contener los ataques israelíes a civiles palestinos, hace crecer la probabilidad de que se realicen extendidas y posiblemente violentas manifestaciones antiestadunidenses. Tales protestas podrían plantear una seria amenaza a los regímenes aliados de Egipto, Jordania y Saudiarabia, y desatar una nueva ronda de ataques terroristas a embajadas, bases militares y otras instalaciones estadunidenses.

Un surgimiento similar de hostilidad a Estados Unidos podría manifestarse en Europa y otras regiones normalmente amigables. La declarada intención del gobierno de Bush de invadir Irak con o sin el respaldo de Naciones Unidas ha irritado a algunos de los más firmes amigos de su país, muchos de los cuales están ya resentidos por las acciones unilaterales de Washington en asuntos como el Protocolo de Kyoto, la Corte Penal Internacional y otras iniciativas.

Ya en estos momentos el enfoque estadunidense ha conducido a un enfriamiento de las relaciones con Alemania y a masivas manifestaciones contra la guerra en Gran Bretaña.

Un incremento mayor del sentimiento antiestadunidense podría poner en riesgo la guerra contra el terrorismo si países aliados retiran o reducen su apoyo a algunas acciones antiterroristas patrocinadas por Washington (como la búsqueda de supervivientes de Al Qaeda en el sureste de Asia).

Estas son algunas, pero no todas, de las posibles consecuencias de una campaña unilateral estadunidense por "cambiar el régimen" en Irak. Si persistimos en esta conducta, las consecuencias imprevistas de la visión de túnel podrían provocar un daño grave y perdurable a intereses vitales de Estados Unidos.

* Profesor de estudios sobre la paz y la seguridad mundiales en el Colegio Hampshire de Amherst, Massachussets, y autor de Resource Wars: The New Landscape of Global Conflict (Guerras de recursos: el nuevo panorama del conflicto global).