Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 19 de noviembre de 2002
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Contra

Amañó EU juicio contra 5 agentes cubanos

Manipuló la FBI datos recabados por la isla para frenar a anticastristas

BLANCHE PETRICH

El 12 de septiembre de 1998 la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) asestó el mayor golpe sufrido por los servicios de inteligencia cubana en Estados Unidos. La Red Avispa, integrada por una veintena de agentes, cuya misión era infiltrar a las organizaciones anticastristas de Miami que practican la vía violenta, cayó presa. Tres años después, cinco de los detenidos fueron acusados de espionaje; tres, condenados a cadena perpetua.

''La mayor ironía de este proceso a todas luces ilegal -asegura el abogado cubano Roberto González Sehewert, hermano de uno de los condenados y miembro del Bufete de Servicios Legales Especializados de La Habana- es que el origen de la investigación de la FBI fue en el marco de una reunión de cooperación que hubo entre autoridades de los dos gobiernos."

En las últimas semanas surgieron nuevas evidencias. Durante el juicio que se realizó en el condado de Miami-Dade, la agencia puso sobre la mesa información fragmentada que consideró incriminatoria. Ahora se sabe que tiene en su poder información más extensa que, puesta en su contexto, exculparía a los cinco presos. Además se han presentado nuevos antecedentes que obligarían al tribunal de Miami a conceder el cambio de sede para un nuevo juicio. Con estos dos argumentos en la mano, la defensa demanda que un tribunal de Atlanta reabra el caso.

Sin la más mínima oportunidad

En junio del 2001, después de 17 meses de juicio, un jurado del condado de Miami-Dade dictó sentencias condenatorias, las más altas posibles, por todos los cargos contra los cinco acusados incriminados por la fiscalía.

Uno de ellos, Gerardo González, recibió una sentencia de dos cadenas perpetuas; otros dos, Ramón Labaniño y Antonio Guerrero, una cadena perpetua cada uno; los dos restantes, Fernando González Llort y René González Sehewert, penas de 18 y 15 años, respectivamente.

Gerardo -habanero de 37 años, veterano de Angola- era un enlace entre la inteligencia cubana en la isla y otros agentes infiltrados en organizaciones violentas de la disidencia en Florida. Gerardo recibió y transmitió mensajes de La Habana advirtiendo al piloto René González, infiltrado en la organización Hermanos al rescate (HAR), que no volara entre el 24 y el 27 de febrero de 1996. Hubo anteriormente, y en esas fechas, al menos 27 notas de la fuerza aérea cubana a las autoridades estadunidenses advirtiendo que actuarían si continuaban los vuelos hostiles de HAR en la zona aérea cubana, en contra de las avionetas que constantemente violaban el espacio aéreo de la isla. El presidente de la organización, José Basulto, estaba al tanto. Aun así, Basulto, antiguo agente de la CIA reconocido por acciones terroristas en años anteriores, ordenó tres vuelos hacia Cuba en esas fechas. Dos avionetas fueron derribadas por un Mig cubano. Cuatro pilotos murieron. Una tercera avioneta, la que piloteaba personalmente Basulto, salió ilesa.

Después del derribo, Tony -nacido en Miami, de 44 años- recibió instrucciones de monitorear la base de Cayo Hueso para detectar posibles preparativos de una represalia. Por eso fue sentenciado a cadena perpetua, también.

El jurado, integrado por ciudadanos que admitieron previamente no poder ser imparciales en ese caso por el arraigado prejuicio anticastrista que impregna a esa comunidad, deliberaron sólo algunos minutos y sin hacer una sola pregunta, pese a la complejidad del caso y a la falta de pruebas, los declararon culpables de conspirar para hacer espionaje y para cometer homicidio.

Efectivamente, en junio de 1998 la FBI envió a La Habana una delegación de dos agentes para analizar con el Departamento de Seguridad del Estado cubano el creciente clima de atentados contra la isla generados desde Miami. La contraparte cubana entregó cuatro voluminosos expedientes, más de dos horas de video y ocho cintas de audio con evidencias de los planes que se gestaban en organizaciones terroristas con sede en Miami para escalar el clima de atentados. Entre estos grupos figuraba la organización de pilotos cubanoestadunidenses Hermanos al Rescate, que además de sus actividades humanitarias para rescatar a balseros en el estrecho de Florida, llevaban a cabo acciones de hostigamiento ilegal contra la isla.

En lugar de proceder contra los que conspiraban para cometer terrorismo, la FBI localizó las fuentes de información sobre los hechos denunciados en los expedientes y golpeó la Red Avispa. "Esa lucha contra el terrorismo que está proclamando todos los días el gobierno de Estados Unidos", señala González Sehewert.

De Miami a Atlanta, nueva oportunidad

El pasado 12 de noviembre, el abogado defensor de Antonio Guerrero, Leonard Weinglass, presentó una moción de apelación para reabrir el proceso en el circuito de Atlanta. Paul McKenna, defensor de Gerardo González, se sumó a la moción. La reapertura del caso se basa en dos nuevos hechos posteriores a la sentencia.

Explica Roberto González: "La defensa obtuvo nuevas evidencias de que la FBI tiene pruebas exculpatorias que no presentó en el juicio". Se trata de los mensajes cifrados que intercambiaron las autoridades cubanas con sus agentes en Miami, en particular con Gerardo González. En el juicio de Miami la FBI argumentó que se trataba de material sensible de seguridad nacional y se reservó partes cruciales que podían poner en evidencia todo el entramado de la misión de la Red Avispa. Hoy los abogados defensores pueden probar que no se trata de información que afecte la seguridad de Estados Unidos, "sino todo lo contrario".

Son mensajes que describen toda la actividad de la red de agentes cubanos y aclara que se refieren a prevenir acciones contra Cuba. El contenido no compromete la seguridad de Estados Unidos, sino la de Cuba. "El que las autoridades no hayan puesto toda la evidencia en la mesa -dice Roberto González- es un elemento para anular el juicio de Miami."

Un nuevo factor fue una reciente resolución de la corte de Miami que permitió, en un caso en el que un trabajador indocumentado mexicano acusa de discriminación racial al Departamento de Justicia estadunidense, que el juicio se lleve a cabo en otro tribunal, fuera del área de Miami, ya que los prejuicios raciales de esa comunidad impiden la elección de un jurado imparcial y el desarrollo de un juicio justo.

Esa misma demanda fue presentada en repetidas ocasiones por la defensa de los cinco. Se ofrecieron numerosas evidencias sobre el fuerte prejuicio de los integrantes del jurado, sobre el clima de presión constante que ejerció la comunidad incluso dentro de la sala del tribunal y sobre la falta de condiciones objetivas para que en Miami, especialmente después del retorno del balserito Elián González al seno familiar en la isla, pudiera transcurrir un proceso judicial equitativo. La juez Joan Lennard les negó ese derecho. Pero con el nuevo antecedente del mexicano el argumento vuelve a cobrar vigor.

Agentes, no espías

"Ellos no son espías, son agentes de un gobierno extranjero. Y eso no es un delito", puntualiza González. Los cinco cubanos, dos nacidos en Estados Unidos -Tony Guerrero, en Miami, y René González, en Chicago- residían en Miami con identidades falsas y recibían y transmitían información en clave. "Eso es un hecho. Pero no es espionaje. Ante la ley de Estados Unidos, un espía es el que transmite ilegalmente información de seguridad nacional. Ellos transmitían información sobre las actividades de las organizaciones terroristas. El canal de comunicación era secreto pero el contenido de la comunicación no era secreto, era descubrir planes terroristas mediante información pública."

Una de las grandes distorsiones del caso, según el punto de vista de este abogado que participó desde el inicio como coadyuvante de los defensores, es que a los acusados se les negó el beneficio del mal menor, uno de los pilares del derecho estadunidense. "Es decir: si usted afecta algo para salvar un bien superior, debe ser beneficiado por la ley. Yo no concibo un juez en Estados Unidos con pensamiento jurídico que ignore el criterio del daño menor si un estadunidense se infiltra en un grupo de Al Qaeda sin registrarse ante nadie y le da al FBI información de un grupo terrorista que va a actuar contra Estados Unidos en breve. No me imagino que a ese hombre lo encuentren culpable, sino que lo premien. Al negarles ese beneficio y aplicar el criterio contrario, imponerles las mayores penas que tuvo a la mano, la jueza Lennard se manifestó políticamente: para ella la vida de los cubanos no tiene el mismo valor que la vida de quienes viven en Estados Unidos."

Otra de las lecciones que quedaron al descubierto es que para las autoridades estadunidenses algunas de las organizaciones anticastristas sí están reconocidas como terroristas y aun así son protegidas.

Es el caso de una sanción adicional dictada contra dos agentes que son ciudadanos estadunidenses, René y Antonio. Se les prohíbe, textualmente: "asociarse o visitar lugares específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos tales como terroristas, miembros de organizaciones que propugnan la violencia".

Solidaridad

Cuba y el equipo de la defensa -cinco abogados de oficio que han representado con profesionalismo y gran sentido humano a los cubanos, reconoce González Sehewert- están en plena campaña para lograr reabrir el caso, con la esperanza de que un nuevo tribunal, en este caso del circuito de Atlanta, pueda celebrar un juicio justo.

"Como la gran prensa ha silenciado el caso, tenemos que ir tocando puerta por puerta para que se conozca esta realidad. Lo entendemos, la gran prensa no puede decir que Estados Unidos tiene cinco hombres presos por combatir el terrorismo."

Para concluir, el abogado insiste en transmitir un mensaje personal. "Hace apenas diez días me lo dijo mi hermano: están muy agradecidos con las cartas que les envían los grupos de solidaridad. Lamentan no poder responderles a todos pero piden que no dejen de escribirles. En prisión cada carta es una compañía. Y eso vale mucho."

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De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Gerardo González, Ramón Labaniño, Antonio Guerrero, Fernando González Llort y René González Sehewert, los agentes cubanos condenados hace tres años por un tribunal de Miami FOTOS TOMADAS DE INTERNET


En EU son "espías"; en la isla, héroes

Un caso más que demuestra cómo las diferencias en la percepción del mundo entre Estados Unidos y Cuba son de alto contraste. Los cinco agentes cubanos condenados en Miami son vistos en el norte como "espías" y culpables. En la isla son héroes.

¿Qué mueve a un individuo a tomar la ruta del riesgo y enrolarse como agente en un país enemigo? Gerardo González Sehewert, hermano de René, uno de los presos, de 46 años, sentenciado a 15, lo explica así: "Cuando tomas la decisión de incorporarte como agente de la seguridad del Estado automáticamente renuncias a tu familia, a tu vida, a tu proyecto individual. Lo que pasa es que la generación nuestra fue víctima durante mucho tiempo de ese terrorismo. En los años setenta sabíamos del constante secuestro y asesinato de pescadores en las Bahamas. Para nosotros la voladura de La Coubre (barco mercante francés hecho estallar por por la CIA en los muelles, al inicio de la revolución) está muy fresca en la memoria. René y yo teníamos 16 y 18 años cuando fuimos al entierro de lo que quedó de los mártires de Bahamas (avión derribado por los terroristas Orlando Bosh, residente y libre en Miami, y Luis Carriles Posadas, preso en Panamá por un atentado fallido contra Fidel Castro).

"Cuando uno vive en un lugar donde cualquiera puede ser víctima del terrorismo, y en Cuba esa es nuestra la realidad, eso te va dando una formación. Por eso entendemos la necesidad de hacer algo."

Los hermanos nacieron en Chicago. René tenía cinco años y Roberto tres cuando sus padres, cubanos emigrados a Estados Unidos, decidieron regresar a la isla a vivir la revolución. Crecieron marcados por los ideales de aquella época. "En el plano personal, si usted le pregunta a René, él le va a responder que lo que más quisiera es que hubiera buenas relaciones entre los dos países. Mi abuela, mi tía abuela, mis primos que viven en Estados Unidos son buenas personas. Lo mismo que los que vivimos en Cuba".

BLANCHE PETRICH

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