Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de noviembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Deportes

José Cueli

Toritos tambaleantes

En la tarde soleada los toritos de Carranco se procuraban un alivio a tanto desmadre quedándose tambaleantes sobre el redondel, a tono con los cabales -que pocos vamos quedando- se levantaban y a combinar cerveza clara con el tequila previo a la entrada al coso. Los carranqueños con las patitas encima del borde del escalón de la barrera les seguían atizando al más transparente de los caldos, acompañados de carnitas, chicharrones, cecina y longaniza. Los toritos no paraban de sorber y paladear; largos tragos y chasquidos de aquel líquido amarilloso que les dejaba la lengua violácea y grandes manchas espumosas en las barbas caídas, lampiñas y ladeadas. La mirada lentamente se les tornaba velada, absorta en la lejanía de la dejadez. Los ojos enrojecidos, semitapados por los párpados caídos en especie de duermevela. Hasta que de pronto se levantaron los carranqueños atarantados ante el baile de olitas ibizeñas de Antonio Ferrara que se presentó en la Plaza México a jugar al quiebre, requiebre y recorte pañido, tañendo el alboque de las banderillas como estampa antigua, hasta herir las miradas y la embestida zigzagueante de los toritos que en vez de fiereza tuvieron dulzura franciscana. Y venga más chupe. Y de plano el cuarto toro que correspondía a Armillita no se pudo levantar, pues estaba ebrio. ƑEs esto torear? ƑQué es eso? Torear es una pieza de museo de los antiguos toreros a toros encastados y con trapío. En la época actual, Ƒa quién le importa? Lo central son los caldos espiritosos y lo marginal torear, como en el apunte de unas verónicas del recién alternativado Ferrara. šNi hablar! Los toros de Carranco acabaron hasta el cepillo, y con una especie de desvanecimientos propios de su estado. Antes de morir sus poros transpiraban etílicos olores salpicados de nenepil, buche o achicalada, y el sol se les metamorfoseó en luna, y alunados nos fuimos a casita.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año