Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de noviembre de 2002
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Política

ASTILLERO

Julio Hernández López

El enemigo personal del presidente Fox

Un híbrido campirano-gerencial obstructor

Los arrepentimientos de un fallido políglota

TIENE RAZON EL Presidente de la República al enojarse porque no se pone la debida atención a los puntos estratégicos del más reciente de sus viajes internacionales. En realidad, los más contrariados deberíamos ser los ciudadanos mexicanos, pues a causa de deslices varios se ha obstruido el análisis claro y mesurado de lances como el del nuevo posicionamiento en política internacional leído en París ante la Asamblea Nacional, que nos ha acercado notablemente a Francia, nos ha hecho ganar reconocimiento y elogio de Irak y nos sigue distanciando de Estados Unidos. Esos devaneos de los que tanto reniega el mandatario mexicano también han impedido apreciar el sentido de la diversificación de líneas de interés económico que se están trazando y que también pasan por la idea del acercamiento a los mercados europeos y la menor dependencia del país vecino.

SUCEDE, SIN EMBARGO, que el peor adversario del Presidente de la República es un híbrido campirano-gerencial llamado Vicente Fox Quesada, cuya incultura, frivolidad, locuacidad y falta de formación política e ideológica le llevan cotidianamente a producir hechos y declaraciones que contradicen, opacan o enredan los planteamientos de la política presidencial, que de por sí tampoco es nítida ni lógica. En esa lucha diaria entre las hechuras institucionales y las carencias personales, entre los planteamientos trascendentes y los foxismos nuestros de cada gira (y de cada día, ande o no fuera del país) estaría la explicación clínica de ese desdoblamiento de personalidades que tan graves consecuencias trae a la vida pública nacional. De nada le sirve al Presidente generar hechos políticos importantes si Vicente Fox Quesada va a hacer que la atención de sus gobernados se quede atorada en las trampas declarativas que va creando a lo largo de sus discursos, entrevistas y declaraciones.

EL MAS RECIENTE de esos incidentes merece, desde luego, entrar a las páginas doradas de la disciplina académica que los tiempos reclaman: la siquiatría política. Vicente Fox se enojó con los periodistas porque dieron cuenta de lo que la página electrónica de la Presidencia de la República decía con todas sus letras (al igual que la agencia informativa del gobierno mexicano, Notimex), y que el dolorosamente entusiasta vocero presidencial, Rodolfo Elizondo, había calificado de rasgo de honestidad antes de que su jefe lo desmintiera cerrilmente. A pesar de todas las evidencias, y de que la culpa, en dado caso, sería del mismo aparato de gobierno que él preside oficialmente, Vicente Fox prefirió echarle bronca a los traductores y a los periodistas, con ese tono regañón de patroncito de hacienda hacia sus peones necesaria e históricamente equivocados (no estaría mal que los colegas entrevistadores del presidente del "tú a tú" le aplicaran los mismos procedimientos de cortesía y le hablaran con el mismo desparpajo: "oye, Presidente, Ƒquién te enseñó a hablar ese inglés del que luego te quejas de que -dices- te mal traducen?").

CONVENCIDO DE QUE de los arrepentidos será el reino de los sueños, Vicente Fox se arrepintió un mucho de haberse arrepentido un poco. El problema, en realidad, fue que escogió mal el diván para una sesión de sicoanálisis político: en una reunión privada con el Consejo de Representantes Permanentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, se sinceró y reconoció cuántas de sus ilusiones habían sido destrozadas por la realidad: el mundo era feliz y bonito cuando él llegó al poder, dijo, pero luego se fue haciendo feo y desdichado. Los indicadores económicos recibidos del zedillismo le hacían pensar en la posibilidad de crecimientos superiores, y de allí la oferta desdichada del tal 7 por ciento al que la realidad ha hecho talco. Con el amigo George W. Bush también se tejieron esperanzas bellísimas: que si los acuerdos migratorios, que si el crecimiento económico compartido. Pero todo se fue por la borda. La vida es dura. Y luego a uno le reclaman las promesas, los ofrecimientos, las ilusiones. šAh, cuánto dolor!

SIN EMBARGO, CUANDO el Presidente de la República se enteró de que el gobierno federal mexicano había hecho saber a los periodistas las confesiones que había pronunciado ante los consejeros económicos internacionales, no encontró mejor salida que confrontar a los periodistas mexicanos y culpar a quién sabe cuáles traductores. ƑTraductores? Bueno, lo que sucede es que, en un afán de mostrar gran mundo (lo que con frecuencia da pena ajena, y no sólo por la pronunciación), Vicente Fox suele hablar en inglés en cuanto le es posible, a pesar de que él mismo, como lo ha dicho, está consciente de que no tiene buen dominio de ese idioma (el día de los arrepentimientos abrió su intervención con una profética advertencia: "voy a hablar en inglés. Pido disculpas por mi inglés, quizás no lo hablo muy bien"). Pero no sólo arriesga usualmente la palabra presidencial a hacer desfiguros con cara de what?: con aspiraciones de políglota, también se aventura en otras lenguas, como sucedió el pasado 14 en París, luego del desayuno con empresarios franceses en el Pabellón Gabriel, cuando escuchó a uno de los asistentes plantearle: "señor Presidente, Ƒpuedo hacerle la pregunta en francés, en inglés? Porque, por desgracia, no hablo español. ƑEn francés o en inglés, señor Presidente?", a lo que el Juan sin Miedo de los idiomas le respondió: "en francés".

Y LUEGO QUE por qué se tiene que andar arrepintiendo en español...

ASTILLAS:AYER FUE DIA de elecciones de candidatos de distintos partidos a gobernador: en Nuevo León, la guerra de acarreos fue el distintivo de la jornada priísta en que el ya antes derrotado Natividad González Parás logró una segunda oportunidad como candidato; en San Luis Potosí, la sombra de los malos manejos contables de la Unión de Crédito Regional y las patadas bajo la mesa finalmente no impidieron que Marcelo de los Santos (ex comisario de aquella unión y actual alcalde de la capital potosina) venciera a Alejandro Zapata Perogordo por la postulación panista; y en Querétaro, los perredistas ni siquiera pudieron realizar la asamblea correspondiente... No se ha querido manosear el tema, pues merece un tratamiento más extenso del que hoy se le podría dar: déjese, pues, en el tintero, el destape presidencial-conyugal y los revires de Martita (y su séquito internacional) contra quienes le critican.

Fax: 5605 2099 [email protected]

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