Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de noviembre de 2002
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Cultura
En la ciudad de los dioses se encendió el fuego por los juegos centroamericanos

Luego de 18 años, realizan espectáculo de luz y sonido en Teotihuacán

Voces en off de Jesusa Rodríguez y Angel Enciso acompañaron la ceremonia

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Teotihuacan, Mex., 8 de noviembre. Por única vez y después de 18 años de haber sido suspendido debido al deterioro del equipo y por daños a las estructuras arquitectónicas, anoche fue presentado de nuevo en la zona arqueológica de Teotihuacán, ante unos 500 espectadores, un espectáculo de luz y sonido.

Con ello se dio contexto a la recreación de la ceremonia mexica del Encendido del fuego, con la cual arrancan de manera oficial, desde México, los decimonovenos Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, que este año se realizarán en El Salvador.

Tras la autorización de instancias del Instituto Nacional de Antropología e Historia, como la Dirección General, la Coordinación Nacional de Arqueología y el Consejo Nacional de Arqueología, los muros de la pirámide de la Luna y edificios aledaños de la ciudad de los dioses pudieron vestirse de luces, sombras, colores y pictogramas prehispánicos.

Cabe destacar que desde junio de 2000 el Consejo Nacional de Arqueología, presidido por Joaquín García-Bárcenas, estudia la petición de la empresa Grupo Hunda, responsable del espectáculo, para que éste sea permanente.

Las luces e imágenes eran acompañadas por las voces en off grabadas de Jesusa Rodríguez y Angel Enciso, que retumbaban en las paredes para recrear el guión de Teotihuacán: un umbral en el tiempo, en el que la actriz hizo un repaso de la historia de la ciudad prehispánica desde su fundación hasta su decaimiento.

El guión fue escrito por la historiadora Paulina Latapí, el arqueólogo Jesús Torres Peralta y María Elena Ruiz Gallut, directora del Centro de Estudios Teotihuacanos. Además fue revisado por el reconocido arqueólogo Rubén Cabrera Castro y por Alejandro Martínez Muriel, coordinador nacional de Arqueología. Destacó la música de Marcela Rodríguez, creada ex profeso.

Ruiz Gallut avaló el espectáculo y dijo que no daña las estructuras de los edificios, pues el Grupo Hunda utiliza ''tecnología de punta" que no requiere de perforaciones, de cableado, del uso de estructuras o de poner marcas o señales. Más bien, agregó, este espectáculo beneficiaría a la zona arqueológica en términos de turismo, difusión cultural y mayores ingresos.

El permiso de Tláloc

Con la venia de Tláloc, la ceremonia al aire libre comenzó media hora más tarde de lo previsto, a las siete y media de la noche, luego de una pertinaz lluvia que amenazó con suspenderla. Pero las nubes cedieron y entonces fue permitido el ingreso por el Palacio de los Guerreros o de Quetzalpapalotl (Templo de las Mariposas).

Después de los alargados momentos de presentación de funcionarios deportivos de México, El Salvador y otros países, así como de discursos, himnos nacionales y desfile de banderas, comenzó Teotihuacán: un umbral en el tiempo.

Enseguida, ya por cuenta del Comité Olímpico Mexicano, se presentó un espectáculo sobre el legado de las actividades físicas del México antiguo, basado en danzas contemporáneas, rituales y juegos de pelota, en la que bolas de fuego surcaban el espacio.

En medio de una atmósfera de copal y el sonido potente de tambores huehuetl, sonajas y coyoleras de unos cien danzantes de diversos grupos de la tradición mexicanista, fue encendido el fuego nuevo sobre la plataforma central de la explanada.

Minutos después, el corredor y bailarín Isaac Rodríguez tomó la antorcha y salió por la Calzada de los Muertos, flanqueado por más de 100 sahumadoras y portadoras de las banderas de los países participantes.

Mientras, una melodía dulce de caracolas, silbatos de barro, conchas de tortuga y palos de lluvia era interpretada en vivo por Gonzalo Ceja. Al final, fuera de programa, los danzantes apenas y pudieron saludar los cuatro puntos del universo, dar las gracias y despedirse, pues policías y custodios tenían órdenes de desalojar la ciudad de los dioses.

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