ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Una comisión que no pintó
EN LA CONFUSION actual, no se recuerda si en la Asamblea de la Revolución Francesa los defensores de las ideas republicanas, democráticas y progresistas ocuparon los asientos ubicados a la izquierda o a la derecha del presidente. En todo caso, en México los gobiernos de izquierda han sufrido tal cantidad de transformaciones y exhibido tantas claudicaciones que es forzoso identificar su moderado oportunismo, su extrema debilidad o su radical entrega a la derecha -Ƒo era a la izquierda?- en el ejercicio de la autoridad y en la aplicación de la ley.
ASI, EL CONSERVADURISMO de la transición no pudo encontrar caminos más allanados a su estrecha visión de las cosas que el que a diario le construye esa izquierda tan pragmática como temeraria, pero considerablemente apartada de los principios que en su momento invocó.
EL 25 DE JUNIO de 2000, Andrés Manuel López Obrador declaró a la revista Proceso: "En los toros, como en cualquier otro renglón de la vida pública, es injustificable toda omisión por parte de la autoridad... no estamos hablando de taurinismo o de antitaurinismo, sino de algo muchísimo más importante para la salud de una comunidad: el compromiso con la ley... Si a los empresarios no les interesa o no les conviene acatar lo establecido por la ley, pues que cierren sus plazas y cambien de giro, porque las leyes no se hacen para justificar la incompetencia de nadie". Pero, entonces, Andrés Manuel andaba en campaña.
EL 28 DE ENERO de 2001, el cinedocumentalista Carlos Mendoza, nombrado por López Obrador nuevo presidente de la Comisión Taurina del Distrito Federal el 15 de ese mes, declaró a la revista Proceso: La Comisión "trata de atender algo que obviamente el jefe de Gobierno no puede estar atendiendo de tiempo completo, y es plantearle los problemas y eventuales sanciones, con elementos suficientes y procedimientos serios. Ya si se recomienda sobre esa base, el jefe de Gobierno tiene muchos más elementos para tomar decisiones dentro de las que le corresponden en el reglamento".
EL 16 DE OCTUBRE pasado Carlos Mendoza y los miembros de la Comisión Taurina, con una discreción y una disciplina cuasi priístas, presentaron su renuncia a Andrés Manuel López Obrador, tras un año nueve meses de no causarle un solo problema al Gobierno del DF ni a la delegación Benito Juárez ni al importador-promotor de la Plaza México.
SIN QUE LOS comisionados lo dijeran públicamente, fue obvio el nulo apoyo político y económico del gobierno de López Obrador a esta dócil Comisión Taurina, la segunda nombrada por gobiernos de izquierda, o de derecha izquierdosa o de izquierda derechizante. Para el caso es lo mismo, pues los autorregulados taurinos jamás imaginaron que las autoridades del falso cambio se portarían tan bien con ellos.