Manuel Felguérez expone Obra reciente
en el Museo José Luis Cuevas
''Sólo me retiraría la muerte o la enfermedad''
CESAR GÜEMES
No mira el reloj ni una sola vez durante la entrevista,
pero con el paso de los años Manuel Felguérez se ha vuelto
un celoso de su tiempo. En plenitud creativa, enérgico, saludable,
el artista plástico llega al Museo José Luis Cuevas (Academia
13, Centro Histórico), con lo verdaderamente más nuevo de
su trabajo compilado bajo el título de Obra reciente, que
estará expuesto en el recinto hasta el 28 de noviembre.
-Está usted entero, Manuel, a juzgar por el resultado
que ofrece en esta muestra.
-Por
lo pronto aún tengo energía y la obra de formato amplio me
gusta. Para la actual exposición pensé en el espacio en que
se iba a exponer. Como ves, no son cuadros muy amplios pero sí de
tamaño considerable. Estoy, respecto al ánimo, un poco acelerado,
porque resulta al tener setenta y cuatro años debo pensar que me
queda poco tiempo, a fuerza. Uno siempre tiene deseos de hacer más
de lo que ha hecho y que sea mejor. Tengo salud, pero como nunca se sabe
cuánto pueda durar ese estado, aprovecho la oportunidad al máximo.
Por eso me dedico a los cuadrotes, porque todavía puedo.
-De modo que no se plantea la posibilidad de retirarse.
-Desde luego que no, me retirará la muerte o la
enfermedad. Tengo esa necesidad de ir a más y mejor, no es saludable
retirarse cuando está uno en plena creación. Uno de mis alardes
ha sido el de encontrar siempre nuevas opciones, descubrir el secreto de
la renovación de la obra en los parámetros del estilo personal.
No me retiraré por voluntad propia, a lo mejor me equivoco, eso
sí, pero pretendo pintar cada vez mejor, hacer cada día esculturas
más acabadas.
-Cuando llega la conciencia de que el tiempo por vivir
puede ser menor que el vivido, ¿se trabaja a mayor velocidad?
-Casi diría que al revés. Entre más
acumulo experiencia hay ciertamente partes del trabajo que se facilitan
mucho, como en cualquier oficio, pero hay otras que uno prefiere que sigan
a un ritmo pausado. El problema aquí es que la metas que uno se
fija van subiendo de altura, cada vez es más difícil el reto.
El trabajo continuo a lo largo de todo este tiempo me ha permitido saber
cómo se aplica tal o cual técnica, pero la precisión
total entre el proyecto y el cuadro real toma un tiempo inconmutable. Me
gusta pensar que cada trabajo nuevo es una aventura en la que invento de
nuevo una parte de mi mundo.
-¿A qué ritmo trabaja actualmente?
-Empiezo no después de las diez de la mañana
y termino hacia las dos de la tarde. Luego de comer descanso un rato, leo,
escucho música, y retomo el trabajo de seis a nueve de la noche.
Defiendo hasta donde puedo la sesión de la tarde, pero en ocasiones
lamentablemente debo abandonarla por algún compromiso. No dejo el
estudio por mi voluntad, sino porque debo hacer algo distinto de mi labor.
Y como viajo mucho, solicito en los lugares a donde llego que me den un
espacio para trabajar. Lo mejor es cuando voy a un estudio que tengo en
Vallarta: no hay llamadas telefónicas, ni compromisos por la tarde,
ni nada que interrumpa lo que estoy haciendo. Trabajar se me ha vuelto
un vicio.
-La muestra actual lleva el título de Obra reciente,
aunque dada su unidad pudo llamarse de otra manera.
-Es un recurso. Vamos a ver: sucede algo parecido a lo
que hacen los escritores cuando terminan una novela. Eso hice. El título
de la exposición es sencillo en oposición a los nombres de
otras muestras de algunos compañeros pintores que sobrevaloran su
trabajo. Luego, como lo que hago es arte abstracto y su pretensión
es hablar de sí mismo sin mayor explicación, entonces ponerle
un título sería hablar de una pretensión que no tuve,
sería un engaño. En el caso de esta Obra reciente
lo que une a los cuadros es el tiempo. Atravieso rachas de entusiasmo hacia
una gama de color, por ejemplo, pero luego me canso y trabajo más
en blanco y negro. Así que trato de mantener una muestra en la que
pueda colocar lo más nuevo. Cuando la exposición cambia de
sitio, retiro lo anterior, lo que considero viejo, y doy a conocer lo de
verdad muy reciente. Es una muestra viva, digamos. Y no es para la venta,
digamos que es para presumir. Me satisface que mi trabajo le guste al público,
busco siempre la comunicación con los espectadores. Eso hace que
la expresión "obra reciente" sea perfecta, puede exhibirse en muchos
lugares y se va renovando conforme avanza el tiempo.
-Así sea sólo para fines prácticos,
¿se plantea un proyecto de antemano?
-Casi no, pero en ocasiones sí, para qué
digo mentiras. Un día se me ocurrió exponer en el Tamayo,
hice la solicitud, empecé la grilla necesaria y conseguí
la fecha, dos años adelante. Entonces hice mi trabajo, al menos
en cuanto al tamaño de las obras, respetando los espacios que iba
a ocupar. También recurro al proyecto cuando me encargan un mural,
debo hacer varios bocetos, maquetas, pruebas. En todo el resto de mi trabajo
trato de no verme atado.
-¿A qué le teme, además de perder
la libertad de creación?
-A no saber cuál es el siguiente cuadro. La muerte
es un hecho natural, pero la situación sería insoportable
cuando uno que aún goza de vida se quede sin ideas.