Tienen que ser capaces de tocar cualquier género y repertorio, dice el director
Ahora las orquestas deben ser dinámicas y versátiles, señala José Luis Castillo
La Sinfónica de la Universidad de Guanajuato llega a sus 50 años como una de las más reconocidas del país, ''pese a grillas y austeridad presupuestal''
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 27 de octubre. La definición de orquesta necesariamente debe cambiar en el naciente siglo XXI, sostiene el compositor José Luis Castillo, director de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), agrupación que festeja desde principios de año su 50 aniversario con diversas actividades, como funciones de ópera, teatro y cine silente.
"Quizá las modificaciones no serán muy profundas, pero es definitivo: deberá transformarse en un instrumento sumamente dinámico y versátil, susceptible de tocar toda la buena música, sin más, desde la antigua hasta la que se escribe hoy día".
Tal convicción, aclara en entrevista, no significa que considere anacrónico el modelo prevaleciente; "vive en su tiempo pero creo que poco a poco irá adaptándose a ciertos requerimientos que son ya muy evidentes, en particular ser capaz de abordar todo tipo de género y repertorio, con naturalidad y maestría".
Agrega: "Los nuevos modelos deben estar preparados para enfrentar todo. Que el público que asista a una sala tenga la posibilidad de poder escuchar con el mismo grupo y la misma calidad desde Bach hasta Xenaquis o Berio. Creo que el público lo demanda también así, sobre todo en estos momentos, no quiero utilizar el término de globalización, de apertura o visión general del hecho musical".
Ese es el objetivo principal con el que el músico español trabaja desde 1997 al frente de la OSUG, que este año cumple medio siglo de haber sido fundada y los celebra en medio de un panorama favorable en el que la crítica especializada la reconoce entre las mejores agrupaciones del país.
Momento magnífico
Para Castillo resulta difícil juzgar este lustro de trabajo, sin embargo asume que la sinfónica universitaria vive "un momento magnífico", determinado sobre todo por la ductilidad que se ha logrado en la orquesta y que lo mismo le permite trabajar el género sinfónico que intervenir en ópera, ballet, teatro y proyectos multimedia, así como seccionar el conjunto en orquesta de cámara o en diversos tipos de ensamble.
Otro aspecto que caracteriza a su gestión, señala, radica en la amplitud del repertorio que se aborda: "Curiosamente, se habla de que nos estamos especializando en música contemporánea. Es una percepción falsa, basada quizá en que ese tipo de repertorio es el que más llama la atención, por lo novedoso. En nuestro haber, es cierto, hay una buena carga de repertorio contemporáneo, pero también lo hay de clásico y de romántico. Mi visión no es ni será nunca hacer de éste un instrumento especializado en música contemporánea. La orquesta debe tocar música, sin restringirse a algún un periodo".
Para que la OSUG se encuentre en el punto de ahora, el director ha debido superar una serie de inercias y resistencias, tanto con los atrilistas como con la dinámica que prevalecía en la sinfónica hasta antes de que él asumiera la batuta.
A su decir, cuando llegó a la orquesta se encontró con una institución de características interesantes, pero que requería con apremio hacer ajustes profundos en varios de sus parámetros, entre ellos el modelo orquestal, el repertorio e incluso la organización administrativa.
Su propuesta de trabajo la enfocó en dos principios rectores: la primera: entender a la agrupación como un instrumento y como tal mantener la relación director-orquesta como la que cualquier intérprete lo hace con el suyo y así, entonces, en ocasiones repararlo, otras potenciarlo, someterlo a un ritmo intenso y también darle tiempo de descanso. "Es un instrumento que debe trabajarse en toda su extensión, en todos sus registros y abordando todo tipo de repertorio".
El segundo eje consiste en comprender y aprovechar las características inherentes a la orquesta, es decir, que se trata de un instrumento universitario que como tal debe cumplir varias encomiendas: "la orquesta debe saberse sujeto de un proceso formativo tanto su interior, con la preparación constante y actualización de sus músicos, como al exterior, atendiendo a su público recurrente y creando nuevos públicos", además de que algunos atrilistas desempeñan labor docente.
Dentro de la labor de formación se encuentra asimismo el trabajo de investigación musicológica, de promoción de nuevo repertorio y noveles autores mexicanos, y difusión.
Como cualquier agrupación de su naturaleza, la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato no está exenta de problemas, desde "grillas internas" hasta austeridad presupuestal. Sin embargo, según Castillo, son factores que hasta el momento no han trastocado lo artístico y permiten que la orquesta viva una etapa sumamente dinámica.
"No existen fórmulas mágicas, pero sin duda la programación es la clave donde se sustenta en gran medida el éxito (de esta etapa) de la OSUG", concluye. "Cuando llegué a la orquesta dije que necesitaba cinco años para poner a caminar el instrumento. Ahora, camina, nada más".