MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Agentes financieros esperan que Lula honre compromisos
Perdieron el primer round pero no la pelea
LA MAGIA DE LA RETORICA ES maravillosa. Aún no se reconocía oficialmente lo que todo el mundo ya sabía, el triunfo electoral de Lula, cuando la economía y el futuro brasileños se convirtieron -de la noche a la mañana- en la más atractiva y el más venturoso del planeta, todo ello resumido en una frase de la realidad virtual, dominante en el escenario mundial: "Hace mucho tiempo el país no estaba tan preparado, como ahora, para retomar una trayectoria de crecimiento", como expresó el presidente del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga.
LULA, EFECTIVAMENTE, ocupará la silla presidencial de Brasil a partir del primero de enero de 2003, y Fraga -lo más probable- se quedará sin chamba en el gobierno, pero las difíciles condiciones económicas imperantes en esta nación sudamericana no se modifican de un día para otro por el simple hecho de que la feroz campaña internacional desatada por el "mercado" y los "inversionistas" en contra del candidato del Partido de los Trabajadores no cumplió con sus objetivos. De hecho, la crisis es tan real que hasta el Fondo Monetario Internacional entró al quite, en septiembre, con un paquete de "ayuda" por 30 mil millones de dólares, consciente de que el obrero metalúrgico tenía todas las de ganar en los comicios de octubre.
SUCEDIO HACE UNOS meses en Venezuela -de hecho, sucede de nueva cuenta-, cuando esos mismos agentes (el "mercado" y los "inversionistas") desestabilizadores lanzaron una feroz campaña en contra de Hugo Chávez y para ello contaron con la siempre eficaz, rápida y desinteresada colaboración de distintas agencias "calificadoras" internacionales, que en los momentos más delicados de la crisis política que vivió esa nación inflaron y desinflaron a gusto y conveniencia la realidad virtual del país, dependiendo del personaje y el grupo de interés por él representado que en ese instante ocupara la silla presidencial. Así, los "análisis" políticos y económicos elaborados por dichas agencias pasaron, con una velocidad sorprendente y en cuestión de horas, del caos a la gloria y, de nueva cuenta, al caos.
EN EL CASO BRASILEÑO perdieron el primer round, pero no la pelea, y el caso venezolano de nueva cuenta ejemplifica su dedicación. A lo largo de 2000, por medio de sus acciones y "análisis", dichos agentes amenazaron, advirtieron y gritaron a los cuatro vientos que Brasil se desmoronaría si Lula llegaba a la Presidencia de la República: el real se desmoronó y su tipo de cambio llegó a mínimos históricos; el riesgo país creció hasta ocupar la tercera posición a nivel internacional; el costo de la deuda externa llegó a rozar el cielo; los mercados financieros y bursátiles se desplomaron; la actividad industrial prácticamente se congeló y el índice de desempleo se fue a las nubes. El caos, pues, a la vuelta de la esquina.
EL PASADO 6 DE OCTUBRE -primera ronda electoral-, Lula aventajó a sus contendientes con 46 por ciento de los sufragios, aunque esa proporción resultó insuficiente para lograr el triunfo. Ayer, en segunda vuelta, Luiz Inacio obtuvo no menos de 63 por ciento de los votos válidos, de acuerdo con los sondeos del instituto Ibope, contra cerca de 37 por ciento del oficialista José Serra, del Partido de la Social Democracia, convirtiéndose en el más votado de la historia republicana de esa nación. Como bien lo pulsaron los "especialistas financieros" de Wall Street: Lula es el candidato de los brasileños pero no del "mercado" ni de los "inversionistas'', pero el país no pertenece a los primeros.
DESDE EL 7 DE OCTUBRE, "mercado" e "inversionistas" momentáneamente cambiaron de estrategia: el riesgo-país decreció, los mercados financiero y bursátil comenzaron a recuperarse, al igual que la moneda brasileña y la "crisis de confianza" tendía a "disiparse", como aseguró el presidente del Banco Central de Brasil. El país, dijo, "está fortalecido y listo para retomar el crecimiento económico, tras un periodo de fuertes turbulencias por factores internos y externos... A pesar de la crisis financiera que azotó al país en los últimos meses por el proceso de elecciones presidenciales, la economía brasileña deberá retomar la ruta de crecimiento... Nos confrontamos con una secuencia increíble de choques, pero la economía está lista para reaccionar porque fueron hechos los ajustes necesarios... El próximo gobierno deberá atacar la crisis de confianza que enfrenta el país para ser elevado a la categoría de inversión, lo que conlleva su inclusión en la lista de economías que las agencias de clasificación de riesgo recomiendan a los inversores". Y se quedó tan tranquilo.
LOS AGENTES, PUES, FELICES, con el ascenso de Lula, tras una infame campaña en su contra, en espera, dicen, de que el nuevo presidente de la República "honre" los compromisos externos del país y mantenga una política económica "responsable". De no ser así, lo esperan en el segundo round.
MAS ALLA DE LOS "acuerdos" políticos, las muestras de entendimiento, el protocolo o las estrategias de unos y otros, la realidad no puede cambiarse a voluntad de Lula o de los agentes desestabilizadores, inflando o desinflando la circunstancia de acuerdo con las necesidades o los gustos de la nueva clientela. La economía de ese país -al igual que la de muchas de la región- se encuentra en condiciones nada gratas y los brasileños reclaman congruencia del futuro presidente.
LULA, PUES, OCUPARA LA silla presidencial brasileña y desde ella tendrá que atender las crecientes urgencias sociales de sus 170 millones de habitantes, incluidos más de 50 millones de personas hundidos en la pobreza y la miseria, y alrededor de 8 millones de desempleados. Sus políticas social y económica tendrán que combatir la concentración del ingreso y la riqueza (Brasil ocupa la cuarta posición en lo que a peor distribución del ingreso en el mundo se refiere), y renegociar una descomunal deuda externa que se aproxima a los 260 mil millones de dólares, cuidando los intereses internos frente a una voraz clase financiera -doméstica y externa- que le ha sacado las tripas al país durante muchos años.
Las rebanadas del pastel:
SI DE OPTIMISMO SE TRATA, qué mejor muestra que la ofrecida por el presidente Fox: México ha retomado la senda del crecimiento... Todos han reducido el pronóstico, pero el inquilino de Los Pinos no se arredra.
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