Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 28 de octubre de 2002
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Política

Los gobiernos deberían legitimar el diálogo para alcanzar la paz, señala

Rigoberta Menchú reprueba métodos de los rusos contra rebeldes chechenos

La gente desesperada recurre a la violencia; el año pasado murieron de hambre 14 millones

PATRICIA MUÑOZ RIOS

Muchos gobiernos de todo el mundo aún no han dicho no a la violencia, advirtió ayer la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, al cuestionar los métodos que utilizó el gobierno ruso para resolver la toma de un teatro por parte de rebeldes chechenos, y sostuvo que a escala internacional se ha convertido en un problema serio el "crecimiento de los niveles de violencia" en todos los órdenes, por lo que llamó a todas las organizaciones civiles a no callar y a alzar su voz para demandar la paz.

Durante la presentación de su libro Hacia una cultura de paz, Menchú ofreció una entrevista en la que planteó que las acciones de violencia, la falta de diálogo, la instransigencia y las medidas de fuerza aplicadas por las instituciones, se han multiplicado en todo el orbe. Además -dijo- las necesidades de la gente se han polarizado, pues el año anterior han muerto en el mundo 14 millones de personas por hambre; esto significa que regiones enteras están desesperadas por su condición de vida y recurren a la violencia en todas sus formas.

De esta manera, para esta luchadora social decir no a la violencia no sólo corresponde a la sociedad civil, sino a los gobiernos, pues tienen la responsabilidad de cambiar sus políticas económicas y sociales para responder a la gente y demostrar que el diálogo tiene validez.

También dijo estar preocupada porque ya no hay bilateralismo ni multilateralismo en el mundo; sólo hay una "una superpotencia concentrada en Estados Unidos", donde cuando menos su actual gobierno se pronuncia abiertamente por la guerra, por la violencia, por las amenazas. Y en esto hay gran responsabilidad de los europeos; "quisieramos ver un papel de Europa mucho más en pro del diálogo mundial, de las negociaciones, no con una única voz con Tony Blair, sino con un congreso, un parlamento y una fuerza de su unión que sirva de contrapeso a Estados Unidos y que fije metas en relación con los derechos humanos".

En este sentido, hizo ver que ha habido cierto retroceso porque en las décadas pasadas, en la llamada guerra fría, cuando menos había bloques de países muy activos, los no alineados, que representaban una importante voz de respuesta a las políticas que Estados Unidos y los organismos internacionales querían establecer a escala mundial.

Rigoberta Menchú su congratuló por el nombramiento del ex presidente estadunidense James Carter como premio Nobel de la Paz, y señaló que esta es una decisión importante que responde a las políticas agresivas del actual gobierno de Bush, y que incluso puede ser un mensaje muy importante para respaldar las decisiones que tome Naciones Unidas en torno a la amenaza de guerra de ese gobierno contra Irak.

"Aunque no depende de un premio Nobel que haya o no paz en el mundo, simplemente es una voz moral, es una voz ética, un llamado simbólico" que ayuda a este objetivo, sobre todo porque varios de los galardonados con este premio buscan sumarse a un grito en contra de la guerra, señaló.

Sobre su libro, sostuvo que es una recopilación de pensamientos, declaraciones, ideales, de filosofías en torno a la paz, para empezar a entender que esta condición es un sinónimo de educación, diálogo, cultura, entendimiento. Se trata de una revisión a fondo de la coyuntura actual para distinguir la paz con una visión a largo plazo, no como un sinónimo de callarse frente a las guerras o dejar que nuestras vidas sean embargadas, sino como una forma de tomar voz por quienes no pueden decir ni hacer nada en relación a su destino.

La premio Nobel guatemalteca señaló que es preocupante que en décadas pasadas había más textos sobre la paz que en estos tiempos, cuando el terrorismo más grande que existe es el hambre, y si no hay un reordenamiento de las políticas mundiales, este "sangrado" continuará, por lo que urge también replantear la Organización de Naciones Unidas; si no, todo el sistema se colapsará.

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