El artista británico, entre los
platos fuertes de la oferta visual del Festival Cervantino
La última cena, parodia de Hirst a la
medicina y los intentos de inmortalidad
Esta versión del encuentro guanajuatense presenta
33 exposiciones
Espíritus despiertos, de Rick Bartow,
recorrido íntimo por su historia
Homenaje póstumo a Alberto Gironella
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 26 de octubre. Para Damien Hirst,
uno de los jóvenes artistas británicos más influyentes
en la actualidad, la esencia del proceso creativo se encuentra en lo común
y lo cotidiano más que en lo complejo.
Explica: "Las cosas ordinarias asustan. Es como un zapato
que se utiliza para ir de un lugar a otro. En el momento en que le pegas
en la cabeza a tu novia con él, se convierte en algo desquiciante.
El cambio de función es el que asusta... Eso es el arte".
Conocido en el mundo por sus series temáticas,
en las cuales se presentan animales muertos y partidos como souvenirs,
en particular su instalación con vacas, el precursor e integrante
más destacado de los Young British Artist of the 90's es
considerado uno de los principales atractivos del programa de artes visuales
del trigésimo Festival Internacional Cervantino
Hirst, de 37 años, participa con la muestra The
last supper (La última cena) integrada por 13 serigrafías
que representan empaques de productos farmacéuticos, evocando el
pop art, y que revelan otro tema recurrente en su quehacer, incluso
obsesivo: la parafernalia médica.
Las alusiones farmacéuticas de sus trabajos son
una parodia de la noción occidental de tratar engañar a la
muerte con la medicina y los químicos, y tiene como punto de partida
el deseo de hacer arte.
Es en ese sentido en que el creador británico hace
el paralelismo con la religión cristiana titulando su exposición
The last supper, en la que las 13 envolturas representan retratos
iconoclastas de Cristo y los 12 apóstoles.
Entre las 33 exposiciones que fueron montadas en este
trigésimo Cervatino, 12 más que el año anterior, destaca
también Espíritus despiertos, del pintor estadunidense
Rick Bartow, quien ha cobrado gran prestigio en años recientes en
su país tras haber superado un síndrome de estrés
traumático post Vietnam, en el cual el alcoholismo, el divorcio,
la rabia y la sensación de desarraigo espiritual comenzaron a destruirlo.
En la muestra, el artista hace un recorrido por esa historia valiéndose
de una lectura contemporánea y personal de símbolos y mitos
de su herencia yurok.
Otra exposición de gran interés es intitulada
Manuel Ramos, fotógrafo guadalupano, presentada en el Museo
del Pueblo, y en la cual se ofrece una muestra del trabajo del fotoperiodista
potosino, cuyo vasto archivo particular está siendo recuperado,
documentado y difundido por un grupo independiente de investigadores, los
cuales lo consideran tan importante como el Casasola.
El programa incluye también varios homenajes, como
el que Emiliano Gironella rinde de manera póstuma a su padre, Alberto
Gironella, con la muestra Pozos, en el recibidor del Archivo General
de Guanajuato; Contra la amnesia recuerda el décimo aniversario
luctuoso de Arnold Belkin, en el Museo del Pueblo, y las esculturas monumentales
de Animales impuros, emplazadas en diversos lugares públicos
de la ciudad, celebran la trayectoria de José Luis Cuevas.