Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 27 de octubre de 2002
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Cultura
El artista británico, entre los platos fuertes de la oferta visual del Festival Cervantino

La última cena, parodia de Hirst a la medicina y los intentos de inmortalidad

Esta versión del encuentro guanajuatense presenta 33 exposiciones

Espíritus despiertos, de Rick Bartow, recorrido íntimo por su historia

Homenaje póstumo a Alberto Gironella

ANGEL VARGAS ENVIADO

Guanajuato, Gto., 26 de octubre. Para Damien Hirst, uno de los jóvenes artistas británicos más influyentes en la actualidad, la esencia del proceso creativo se encuentra en lo común y lo cotidiano más que en lo complejo.

Explica: "Las cosas ordinarias asustan. Es como un zapato que se utiliza para ir de un lugar a otro. En el momento en que le pegas en la cabeza a tu novia con él, se convierte en algo desquiciante. El cambio de función es el que asusta... Eso es el arte".

Conocido en el mundo por sus series temáticas, en las cuales se presentan animales muertos y partidos como souvenirs, en particular su instalación con vacas, el precursor e integrante más destacado de los Young British Artist of the 90's es considerado uno de los principales atractivos del programa de artes visuales del trigésimo Festival Internacional Cervantino

Hirst, de 37 años, participa con la muestra The last supper (La última cena) integrada por 13 serigrafías que representan empaques de productos farmacéuticos, evocando el pop art, y que revelan otro tema recurrente en su quehacer, incluso obsesivo: la parafernalia médica.

Las alusiones farmacéuticas de sus trabajos son una parodia de la noción occidental de tratar engañar a la muerte con la medicina y los químicos, y tiene como punto de partida el deseo de hacer arte.

Es en ese sentido en que el creador británico hace el paralelismo con la religión cristiana titulando su exposición The last supper, en la que las 13 envolturas representan retratos iconoclastas de Cristo y los 12 apóstoles.

Entre las 33 exposiciones que fueron montadas en este trigésimo Cervatino, 12 más que el año anterior, destaca también Espíritus despiertos, del pintor estadunidense Rick Bartow, quien ha cobrado gran prestigio en años recientes en su país tras haber superado un síndrome de estrés traumático post Vietnam, en el cual el alcoholismo, el divorcio, la rabia y la sensación de desarraigo espiritual comenzaron a destruirlo. En la muestra, el artista hace un recorrido por esa historia valiéndose de una lectura contemporánea y personal de símbolos y mitos de su herencia yurok.

Otra exposición de gran interés es intitulada Manuel Ramos, fotógrafo guadalupano, presentada en el Museo del Pueblo, y en la cual se ofrece una muestra del trabajo del fotoperiodista potosino, cuyo vasto archivo particular está siendo recuperado, documentado y difundido por un grupo independiente de investigadores, los cuales lo consideran tan importante como el Casasola.

El programa incluye también varios homenajes, como el que Emiliano Gironella rinde de manera póstuma a su padre, Alberto Gironella, con la muestra Pozos, en el recibidor del Archivo General de Guanajuato; Contra la amnesia recuerda el décimo aniversario luctuoso de Arnold Belkin, en el Museo del Pueblo, y las esculturas monumentales de Animales impuros, emplazadas en diversos lugares públicos de la ciudad, celebran la trayectoria de José Luis Cuevas. 

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