Esfuerzo colectivo sin distinción de clases
Guanajuato, Gto., 26 de octubre. De los Entremeses cervantinos de Guanajuato se ha dicho y escrito un sinfín, desde su primera representación en febrero de 1953. De ellos, por ejemplo, el poeta y ensayista de origen español Luis Rius asentó que "han sido una maravillosa exaltación del alma popular".
Como nunca antes, cabe recordar el significado del montaje de esas obras para el Festival Internacional Cervantino, ahora que sus actuales organizadores han manifestado con insistencia su firme afán de regresar a los orígenes del encuentro, es decir, retornar la cultura y el arte a las plazas públicas y a las calles.
Rius, quien llegó al país con el exilio republicano y murió aquí en 1984, subraya en un artículo publicado a principios de los años noventa por la Universidad de Guanajuato, que el elenco de estos montajes ha estado integrado desde siempre por representantes de todos los sectores sociales y económicos guanajuatenses.
"Desde los más afortunados hasta el más modesto trabajador, y aun el desheredado de todo bien, participaron de alguna manera en la creación del espectáculo. En un mismo personaje puede advertirse este generoso concurso del pueblo entero, pues muchas veces las ocupaciones profesionales de estos improvisados actores impedían que la misma persona lo representase siempre", dijo el poeta y ensayista.
"Así fue que caracterizaron alternativamente a Cervantes: el juez de Distrito, un profesor de la Escuela de Filosofía y Letras y un prominente hombre de negocios; a don Quijote: el secretario general de la universidad, un profesor de literatura, un mecánico y un ingeniero; de fraile predicador hicieron: un abogado, un poeta, un médico y un fotógrafo".
En su texto, el autor insiste varias veces en el sentido social de las representaciones: "Y no sólo a los que maquillados y con disfraces participaron en los Entremeses hay que recordar. De manera distinta lo hicieron otros muchos, como los vecinos de la plaza -el público más asiduo, que sentados a la puerta de sus casas o asomándose desde las azoteas ponían a cada función marca de curiosa espontaneidad e intromisión".
Según Rius, la importancia cabal de la representación de los entremeses en Guanajuato ha quedado señalada por la clase social más menesterosa, la menos cultivada, y argumenta con una anécdota: "Se dio el caso, en una función dedicada especialmente a los mineros, de que uno de ellos, dirigiéndose al más respetado maestro de la ciudad, que también asistía a ella, le dijera: siempre habría de poner obras como éstas porque éstas sí son de por acá y se entienden". ANGEL VARGAS, ENVIADO