Graciela de la Torre propone estimular la participación de la sociedad
El Munal se erige en el paradigma de museo contemporáneo en México
Una treintena de voluntarios llevan el recinto a hospitales y asilos, dice su directora
PATRICIA VEGA
Después de ese gran tótem que dentro de la cultura mexicana ha sido el Museo Nacional de Antropología, inaugurado por el presidente Adolfo López Mateos, el Museo Nacional de Arte (Munal) es considerado, en sentido estricto, el primer recinto integral de gran vitalidad que tuvimos en el país a finales del siglo XX.
El constante enriquecimiento y conservación de las colecciones que integran su recorrido histórico-artístico (Arte en México, 1550-1954); la calidad curatorial de las exposiciones temporales de su recorrido alterno (con salas hipertextuales, monotemáticas y de orientación); las tareas de investigación para renovar la oferta museológica; el crecimiento de sus servicios (tienda, cafetería, guardarropa, etcétera), y el fortalecimiento de sus tareas educativas y de difusión (talleres, visitas guiadas, conferencias), así como la existencia de un sólido programa editorial, convierten al Munal en paradigma de museo contemporáneo.
Manrique, primer director
Abierto en 1982 en el antiguo Palacio de las Comunicaciones, en el Centro Histórico, el Munal fue creado -por decreto del presidente José López Portillo- como ''Museo Nacional de Pintura" para ofrecer ''una panorámica del arte mexicano a la manera de las grandes galerías nacionales" y fue puesto bajo la dirección del crítico de arte Jorge Alberto Manrique.
Años después y ya con una estructura mixta en la que participan el Estado mexicano, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y la iniciativa privada mediante el Patronato del Museo Nacional de Arte, AC, su actual directora, Graciela de la Torre, puso en marcha, en 1997, el ambicioso proyecto Munal 2000, que además de replantear a fondo la vocación, misión y filosofía del museo -''considerando que colecciona, conserva, estudia, exhibe y comunica el arte mexicano desde el siglo XVI hasta la década de los años 50 del siglo XX, y algunas resonancias de sus temas y planteamientos formales representados en nuestro arte contemporáneo"- permitió, con base en un plan maestro, dar cobijo a los postulados de la museología contemporánea mediante una readecuación del Palacio de las Comunicaciones, que se desplegó en 21 mil 385 metros cuadrados, con un costo de 141 millones de pesos.
De la Torre reconoce que Munal 2000 -del que sólo quedan dos inversiones diferidas: el auditorio y techar el patio interior- no hubiera sido posible sin la participación del patronato, que aportó 42 por ciento del costo mediante una campaña financiera que recaudó 59.4 millones -en efectivo y en especie- aportados por la iniciativa privada. (Otros 73.8 millones, 52 por ciento, fueron aportados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el INBA; Telecomm. aportó los 6.7 millones de pesos (5 por ciento) que costó el Museo del Telégrafo que funciona en la planta baja del Munal).
Los directores de museos, considera De la Torre, deben ser ''empresarios imaginativos, con cultura y conocimiento del 'producto' que debe ser el propio museo''.
Expresa que el Patronato del Munal es una asociación civil ''ejemplar", con 33 integrantes, auditada dos veces al año y facultada para expedir certificados de deducibilidad de impuestos.
Colaboración mediante membresías
De acuerdo con el informe bianual más reciente -cerrado a junio del 2002- presentado por el patronato, del total del presupuesto -gastos directos e indirectos- del Munal, 60 por ciento fue aportado por el INBA y 40 por ciento por el patronato. Entre las aportaciones más importantes, durante los dos años anteriores de esta asociación civil, se encuentran: el apoyo, con 37 por ciento del costo, al programa de exposiciones temporales; 50 por ciento del monto de las ediciones del museo; financió la adquisición de 62 obras de arte y 81 fotografías, las promociones Imaginarte y Encaminarte, en las que se atendieron, respectivamente, a 70 mil y 90 mil niños en el ámbito nacional (160 mil en total).
Del patronato depende el voluntariado (''30 voluntarios a los que no les paga nadie, que llevan el museo a hospitales y asilos, y que hacen trabajo de documentación y educativo) del recinto, cuyo apoyo es básicamente con servicios. Y está por comenzar el programa de amigos del Munal, que también va a depender del patronato, para invitar, de manera más amplia, a que la sociedad colabore con el museo por medio de membresías''.
De la Torre concluye: ''Tener una estructura mixta es muy sano para la sociedad. Por una parte la responsabilidad del Estado sobre nuestras instituciones culturales es ineludible, no puede decir que le va a pasar la estafeta a la iniciativa privada; pero si la sociedad civil quiere hacerse corresponsable, pues bienvenida. Hay que abrirle las puertas y estimular su participación".