Importado, 40% de granos y oleaginosas del país
En pobreza extrema, 26.3 millones de campesinos, revela un estudio
ANGELICA ENCISO L.
La crítica situación del agro mexicano se resume en que, actualmente, 40 por ciento de los granos y oleaginosas que se consumen en el país son importados, lo cual pone en grave riesgo la seguridad alimentaria nacional, sostiene Rita Schwentesius, investigadora de la Universidad Autónoma de Chapingo.
Indica que existe un "proceso agudo de descapitalización de la agricultura" y caída de empleo en el sector, además de que sólo 7 por ciento de las unidades de producción están tecnificadas, 41 por ciento son tradicionales y 52 por ciento son de subsistencia.
La proporción del gasto público total destinado a la agricultura ha disminuido y, como consecuencia, hay un "agudo proceso de descapitalización de la agricultura y de insolvencia de los campesinos, que se manifiesta en el estancamiento de la inversión y en el consumo de productos agrícolas modernos".
En el estudio Competitividad de la agricultura y retos de la investigación en México, en el que también participan Juan José Flores, Juan de Dios Trujillo y Manuel Angel Gómez Cruz, se indica que "la problemática social se complica ante las crecientes dificultades de agricultores, campesinos y empresarios para mantener la actividad agropecuaria como opción de trabajo y de vida, al igual que por el deterioro de los niveles de bienestar que experimentan".
Precisa que alrededor de 70 por ciento de los campesinos vive en la pobreza, 26.3 millones están en la pobreza extrema y 50 por ciento de los niños del medio rural están desnutridos.
"México entra en la categoría de países en desarrollo que perdieron la capacidad de respuesta de su oferta de productos agropecuarios ante el incremento de la demanda, y que después de haber utilizado el sector como fuente de divisas para financiar su proceso de industrialización y modernización, se convirtieron en importadores netos de alimentos", sostiene.
Señala que la agricultura mexicana en su conjunto no cuenta con los niveles de competitividad promedio necesarios para participar exitosamente en un libre mercado.
Cualquier solución debe partir de reconocer la importancia que el sector tiene para la economía, y se requiere un programa integral de fomento agropecuario que comprenda apoyo a la investigación y al servicio agrícola, ganadero y forestal, concluye el análisis.